17/07/2024
REINO DE CORDELIA PUBLICA UN NUEVO CASO DE S. S. VAN DINE: EL CASO DE LOS ASESINATOS DEL DRAGÓN
Reino de Cordelia acaba de publicar una nueva aventura de Philo Vance, un nuevo caso de este personaje creado por S. S. Van Dine: El caso de los as*****tos del dragón. Traducido por Susana Carral, una vez más solo la mente privilegiada del sofisticado Philo Vance parece ser la única capaz de romper las sombras que rodean este nuevo caso mediante el empleo de su capacidad analítica y su vasta cultura. El detective se enfrenta a la superstición de un maléfico dragón en su última aventura.
S. S. Van Dine (Charlottesville, Virginia, 1888 – Nueva York, 1939) ss el pseudónimo utilizado por Willard Huntington Wright para escribir las novelas policíacas del detective Philo Vance, doce títulos que entre 1926 y 1939 revolucionaron la novela de misterio internacional con un enorme éxito de público. La serie, adaptada a la radio y al cine, la protagonizaba un adinerado excombatiente de la Primera Guerra Mundial, sofisticado coleccionista de arte, dando y cínico, que con la ayuda del propio Van Dine ayudaba a resolver casos aparentemente imposibles a John F. X. Markham, fiscal del distrito de Nueva York. Los casos de Philo Vance ayudaron a su autor, Willard Huntington Wright, a superar la adicción a la co***na a la que le condujo su frenética actividad periodística como crítico artístico, literario y musical. La primera novela de Philo Vance fue El caso del as*****to de Benson (1926), sería interpretada en la pantalla por William Powell, que prestó su imagen a Prhilo Vance en varias ocasiones; le seguirían El caso del crimen de la Canario (1927), El caso del as*****to de los Greene (1928) y El caso del as*****to del criadero de perros (1933). Basil Rathbone daría vida al personaje en El caso de los as*****tos del obispo (1929) y Wilfrid Hyde-White en El caso del as*****to del escarabajo (1930). Otros títulos son El caso del asesino en la sombra (1933), El caso del dragón del estanque (1934), El caso del as*****to del casino (1934), El caso del crimen de Garden (1935) y El caso del as*****to del secuestro (1936). Van Dine acabó convirtiéndose en un experto analista de novela policíaca. Sus 20 reglas de la novela policíaca son un canon para los escritores del género.
En plena ola de calor, Sanford Montague es invitado a pasar un fin de semana en una finca de Manhattan rodeada de vegetación, propiedad de la familia Stamm. Durante la noche, alguien propone darse un baño en el Estanque del Dragón, que desde hace años es utilizado por los anfitriones como piscina. Montague se zambulle en las aguas y no vuelve a salir a la superficie. El maleficio del dragón, con su aterradora y siniestra capacidad para conquistar las mentes supersticiosas, va apoderándose de todos, en un entorno –antiguo asentamiento de los indios– en el que aún perviven leyendas y misterios atávicos. Solo la mente privilegiada del sofisticado Philo Vance parece ser la única capaz de romper las sombras que rodean el caso mediante el empleo de su capacidad analítica y su vasta cultura.
Como comenta el editor en la introducción, “Publicada en España por la Biblioteca Oro de la editorial Molino en 1934 –el mismo año que apareció en Estados Unidos de América– con el título de El dragón del estanque, y reeditada en 1963 en la colección Selecciones de la Biblioteca de Oro, The Dragon Murder Case es el séptimo caso del pedante e hiperculto detective neoyorquino Philo Vance. Y, según la crítica, el que marcó el punto de inflexión de la serie, que a partir de entonces entra en aguas literarias pantanosas saludadas con pataleos y vapuleos por los mismos que hasta ese momento habían destacado los valores de las intrigas policíacas escritas por S. S. Van Dine, pseudónimo tras el que se esconde el snob periodista y literato Willard Huntington Wright.
En esta ocasión, Vance se pone la armadura de san Jorge para derrotar al dragón, pues como asegura el detective al cáustico y tragón doctor Doremus, forense del distrito de Nueva York, ‘un tipo de dragón mató a este hombre’.
La cuestión es identificar qué ‘tipo’ de dragón se esconde tras el crimen o los crímenes, porque las desgracias nunca vienen solas, lo que permite al erudito narrador adentrarse en el mito draconiano que impregna culturas y folclores milenarios. (…) Paso a paso, el equipo de investigadores del fiscal John F.-X. Markham, llevados de la mano por Philo Vance, logran imponer la razón a la fe para desentrañar el crimen cometido en el Estanque del Dragón que domina una zona residencial del Nueva York de los años treinta, de la que Van Dine adjunta plano recuperado en esta edición, al igual que las notas a pie de página suprimidas en las anteriores ediciones españolas.
Este caso de Philo Vance también fue llevado al cine. En esta ocasión es Warren William quien toma el relevo a William Powell para interpretar al sabio y pulcro detective (…). A William se le daban bien los detectives, porque hizo en la gran pantalla de San Spade (protagonista de la novela de Dashiell Hammett El halcón maltés, inmortalizado por Humphrey Bogart en la película homónima de John Huston), de Perry Mason (perspicaz abogado creado por Erle Stanley Gardner) y un montón de veces de The Lone Wolf, apodo del ladrón de joyas Michael Lanyard convertido en detective privado por Louis Joseph Vance en una serie de novelas escritas entre 1879 y 1933.
No fue fácil encontrar director para rodar El caso de los as*****tos del dragón. Rechazaron la oferta Michael Crutiz, Archie Mayo, Mervyn Le Roy y Alfred E. Green. Finalmente dijo sí H. Cruce Humberstone, que después filmaría un montón de películas del detective chino Charlie Chan. Humberstone dirigió a finales de los años cincuenta las primeras cintas de Tarzán rodadas en color, en las que el mítico Gordon Scott dejó de hablar como los indios, a base de infinitivos, y mostró una versión del hombre mono igual de forzuda per más civilizada”.