06/12/2024
Conductora rompe su camioneta en caminos rurales destruidos y denuncia abandono de la Intendencia tras promesas incumplidas de reparaciones.
La gestión de Andrés Lima en la Intendencia de Salto se despide dejando un panorama desolador, especialmente en las zonas rurales. A pesar de sus constantes declaraciones de obras y avances, los caminos rurales evidencian el abandono, la falta de planificación y, para muchos, una clara muestra de corrupción que ha condenado al departamento a una década de retroceso.
Romper caminos… y vehículos
Los testimonios de quienes viven y trabajan en las zonas rurales no dejan lugar a dudas: los caminos son intransitables. Una usuaria de Facebook compartió su amarga experiencia tras romper un amortiguador en uno de estos trillos que se hacen pasar por rutas. Lo insólito, según relata, fue cuando el seguro se negó a enviar una grúa porque los propios vehículos de asistencia se dañaban al transitar por esos lugares.
«Gracias al hermoso camino rompí un amortiguador, pero bueno, cuando es fiero se puede romper. Lo insólito fue cuando llamé al seguro por la grúa. No querían venir a buscar mi camioneta porque ellos rompían sus camiones ya que los caminos son desastrosos. Pasé medio día tratando de que me la fueran a buscar y unas 60 llamadas», relató indignada.
El testimonio, que se viralizó rápidamente, continúa con duras críticas: «UNA VERGÜENZA ES EL TRABAJO DE DESCENTRALIZACIÓN, así como el del intendente Andrés Lima. Sacó notas de diario diciendo que hizo 160 km de arreglos. ¿Dónde los hiciste? Tu gestión y la de Álvaro Gómez es desastrosa, DAN VERGÜENZA LOS DOS. Es vergonzoso que un auxilio mecánico no venga porque rompen los vehículos por los caminos.»
160 km de obras… ¿Dónde están?
A lo largo de su mandato, Andrés Lima aseguró haber reparado más de 160 km de caminos rurales. Sin embargo, los residentes se preguntan dónde están esas mejoras. «Ni siquiera los tramos principales están transitables», afirman. Las críticas señalan que Lima usó cifras infladas y declaraciones vacías para aparentar gestión, pero los caminos cuentan otra historia: baches profundos, puentes deteriorados y trayectos que se vuelven intransitables con la primera lluvia.
Abandono y corrupción
El desastroso estado de los caminos rurales no solo habla de incompetencia, sino también de posibles manejos turbios. Diversas denuncias apuntan a que los contratos para mantenimiento se otorgaron a empresas vinculadas políticamente, dejando a los verdaderos beneficiarios —los ciudadanos— con rutas inservibles.
El impacto de esta dejadez es devastador. Productores locales, esenciales para la economía del departamento, luchan diariamente para transportar sus productos. «Un viaje que debería llevar una hora nos toma tres, y eso cuando no quedamos atascados en el barro», señalan.
El turismo, una víctima más
Salto, conocido por sus atractivos naturales, también ha sufrido las consecuencias. Los turistas que antes disfrutaban de sus termas y paisajes ahora dudan en aventurarse a las zonas más alejadas. «El turismo está en caída libre. «Sin acceso decente, nadie quiere venir», afirma un empresario del sector.
Un Salto olvidado y sin futuro
La gestión de Lima deja a Salto no solo con caminos destruidos, sino también con una sensación de abandono generalizado. El trabajo en las zonas rurales, lejos de fortalecer al departamento, quedó relegado a la lista de promesas incumplidas.
Mientras Lima y su equipo se preparan para dejar la Intendencia, los salteños enfrentan las consecuencias de una década marcada por el desinterés y la falta de inversión. En los caminos rurales, como en el resto de su gestión, no hay lugar para el olvido ni la negligencia. El futuro del departamento depende de una reestructuración urgente que devuelva a Salto el progreso que tanto necesita.
El clamor de los ciudadanos es claro: «Lima y Gómez nos dejan el peor Salto en décadas. «Ya es hora de que alguien realmente trabaje para la gente y no para la foto».