07/19/2024
La vio vistiendo látex ajustado. Puso su boca en su oreja para que nadie los oyera y le dijo—: Lo único que me detiene de follartë como tanto deseo, es el ma***to preservativø. —Ella jadeó al escuchar aquello y le miró con grandes ojos. Podía apostar que nadie, nunca, jamás, le había hablado así y le magnetizó—. No quiero usar protección contigo... —Le sonrió malicioso.
—Pero... —La joven respiró agitada y miró a los padres del hombre que se alejaban para hablar en privado.
De pronto se sintió ardorosa. Mejillas rojas, ojos brillantes, atiborrados de placer.
—Quiero sentirte completa —dijo, acariciándole la barbilla.
Le pasó el dedo pulgar por los labios pintados de rojo. Le corrió la pintura por el mentón blanco y tuvo que besarla cuando su cuerpo alucinó con los fuertes deseos que sentía de estar en su interior, de sentirla completa, suya.
Aunque Camille se había reservado sus deseos sexuales por él, puesto que había sido educada para no pensar en eso, mucho menos sentirlo, consideró que era hora de hablar, de decir lo que sentía dentro, revolucionándola, quemándola, cambiándola:
—Quiero lo mismo. —Fue un susurro que él sí logró escuchar.
Le fascinó escucharla expresar algo nuevo, algo que fortaleció el vínculo que tenían.
Una cosa era el amor, los besos, las caricias, pero él bien sabía que el amor no solo funcionaba así; él necesitaba más y creía que, cuando ella supiera verdaderamente lo que era el sexø, ella lo necesitaría también.
La tuvo que besar cuando se vio incapaz de apagar lo que estaba sintiendo.
Le punzó su erêcción en su abdomen y con los ojos oscurecidos la miró. La encontró ligeramente sobresaltada, pero no asustada.
Intentaba ser prudente con ella, porque entendía sus miedos y no quería ser causante de nuevos traumas, pero en ese momento dejó salir su verdadera esencia.
Y ella la recibió gustosa cuando lo miró a los ojos con inocencia y con timidez lo palpó por encima de la ropa.
Un roce apenas perceptible que lo llevó a cerrar los ojos y a buscar su boca para mitigar todo lo que le estaba causando.
Si alguien le hubiera dicho a él que algo tan simple como la inocencia lo llevaría a la locura, se habría alejado de la experiencia porque, lo que ella le hacía sentir, era universalmente incomparable con lo que había sentido antes.