01/09/2024
Fallece estudiante tras agresión de policías municipales.
Información Vía Redes |
Oaxaca Oax; Un estudiante de la Universidad Anáhuac ha mu**to tras ser herido de gravedad por elementos de la policía municipal de Santa Lucía del Camino, Oaxaca, durante un operativo de alcoholímetro. El joven, lleno de sueños y con un futuro prometedor, luchó por su vida en un hospital de la capital oaxaqueña, donde finalmente sucumbió a sus heridas la tarde-noche de este fatídico sábado, 31 de agosto de 2024.
Los hechos, que ocurrieron en las primeras horas de ese día, frente al Centro de Bachillerato Tecnológico e Industrial y de Servicios (CBTIS) número 123, a tan solo 200 metros del Palacio Municipal, han dejado una marca imborrable en la comunidad. Según los testimonios, el joven viajaba con un compañero cuando, al no detenerse de inmediato en el retén del alcoholímetro, los policías municipales, sin misericordia, abrieron fuego. El estudiante fue alcanzado por varias balas que le atravesaron el abdomen, dañando sus intestinos, costillas y pulmón, dejando atrás el eco de sus gritos de dolor y el desconcierto de quienes aún no pueden creer lo ocurrido.
Apenas un respiro quedó entre su último aliento y la llegada de la ambulancia en una calle cercana a Ciudad de las Canteras, en Santa María Ixcotel. Su pronóstico, desde el inicio, fue sombrío. Mientras los paramédicos lo trasladaban de urgencia, el peso de la injusticia comenzaba a hundir los corazones de quienes lo conocían.
El otro joven que viajaba con él fue detenido de inmediato y consignado ante la Fiscalía, sin pasar siquiera por un juez cívico municipal, un proceder que arroja más sombras sobre la actuación de las autoridades locales. Como si el dolor no fuera suficiente, los municipales intentan justificar sus acciones acusando a los estudiantes de portación de armas, un argumento que busca desviar la atención de lo que verdaderamente importa: un joven que ha sido arrancado de la vida por la violencia y el abuso de poder.
En las primeras horas de la mañana, un mensaje que circuló en grupos de WhatsApp rompió el silencio: "Golpearon y balacearon a un joven en el alcoholímetro de Santa Lucía; está muy grave, ¿alguien sabe de esto? Dicen que fueron los policías los que lo golpearon y le dispararon". Para el anochecer, la peor de las noticias ya había sido confirmada: el joven había fallecido.
Este no es el único caso. Apenas unos meses antes, el 10 de marzo de 2024, otra joven fue víctima de una situación similar. Fue detenida, baleada, y forzada a pagar una multa exorbitante para recuperar su libertad. Las pruebas del abuso están a la vista, como el disparo en una de las llantas de su vehículo. Pero, ¿cuántos más tendrán que caer para que se haga justicia?
Hoy, queda el dolor de una familia que ha perdido a su único hijo, el vacío de un aula sin su estudiante, y la indignación de una comunidad que exige respuestas. El nombre del joven universitario se une a la lista de aquellos que han dejado este mundo antes de tiempo, no por accidente, sino por la intolerable realidad de vivir en un lugar donde el abuso de poder cobra vidas sin que nadie rinda cuentas.