04/04/2024
📢Una inversión de 100.000 euros para rejuvenecer a Neptuno: 14 semanas de análisis y 'quirófano' entre septiembre y octubre
"Hay patologías relacionadas con el tráfico intenso de la zona", explican desde Patrimonio Cultural. La última actuación tuvo lugar en el otoño de 2017
Resulta imposible saber lo que se siente con más de dos siglos a las espaldas. Al dios Neptuno, que vigila tridente en mano desde su atalaya junto al Hotel Palace, le caerán 238 años el próximo mes de septiembre. Y aunque aparentemente está como un chaval, el tiempo no pasa en balde para nadie. Acabaron de labrarlo en 1786, a partir de mármol blanco procedente de la localidad toledana de Montesclaros (igual que la Cibeles). En estos algo más de dos siglos, el rey de los mares y sus hipocampos las han vivido de todos los colores. Desde intervenciones quirúrgicas, pasando por guerras, alguna mudanza, celebraciones futbolísticas (de la afición del Atlético desde 1991) e incluso vieron sus aguas rojas tras alguna manifestación. La vida a la intemperie en la capital, con el tráfico y las exigencias climatológicas (insolación, estrés térmico, viento, lluvia, heladas), también pasa factura.
Por eso, según ha podido saber GRAN MADRID, el Ayuntamiento de Madrid, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, inició el pasado 27 de febrero un estudio para conocer cuáles son las necesidades más urgentes de la emblemática fuente. Un proceso de análisis de 14 semanas, ejecutado por la empresa Garanza Rehabilitación S. L., con un coste de 17.672,22 euros. Ya se ha completado la toma de las primeras muestras y la próxima semana se realizará otra más. «Hay patologías relacionadas con que el monumento esté en la calle, en una zona de tráfico rodado intenso, y requerían un estudio más exhaustivo. A partir de este estudio se decidirá qué actuación habrá en la escultura», detalla a este periódico María Domingo, subdirectora general de Patrimonio Cultural.
Tras la primera inspección visual, y a falta de que se complete la investigación, el informe desvela alteraciones en los morteros empleados, agrietados en muchos casos. También, que existen zonas de piedra con pátinas, costras y presencia de sales, así como con fisuras que favorecerían la filtración del agua hacia el interior. Además, hay diversas partes de biodeterioro con presencia de líquenes y musgos, así como suciedad que llega a formar costras negras. «La restauración no se puede hacer en verano, ya que no convienen las temperaturas altas. Por eso los trabajos se realizarán entre los meses de septiembre y noviembre», apunta Domingo sobre una intervención que, como mínimo, conllevará una inversión de 83.000 euros. Y todo, para que Neptuno siga luciendo radiante.
«Trabajamos para no tener que hacer una intervención intensa. Por eso se hace una labor de seguimiento del estado de conservación de los monumentos de la ciudad», abunda. En ese arranque del otoño, que es cuando comenzará el lifting del dios de los océanos, se colocará un vallado en torno a la talla hasta completar el proceso de rehabilitación. Un proyecto que cuenta con el asesoramiento del Instituto de Patrimonio Cultural de España, igual que los trabajos completados hace unos meses en la Puerta de Alcalá (tres millones). «Presentaba problemas muy graves y peligrosos. Nunca colapsaría la estructura, pero el estado del conjunto escultórico era bastante malo, de ahí esa obra tan importante», recuerda.
"DADME DE COMER O QUITADME EL TENEDOR"
La última operación en la fuente se había realizado entre septiembre y octubre de 2017, con un presupuesto de 33.355,61 euros. Consistió en la «estabilización de elementos pétreos». Se aplicaron biocidas, se eliminaron costras, se retiraron juntas de morteros inadecuados y se sellaron grietas. También hubo que limpiar los restos de un acto vandálico que tiñó el agua de color rojo tras una manifestación en 2012.
«La recuperación del patrimonio es una obligación. Madrid tiene tantísimo que hay que establecer prioridades. Tenemos varias posibilidades sobre la mesa y se harán de oportunidad y disponibilidad», avanzó hace unos días, durante una entrevista concedida a Europa Press, la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz. En esta dirección, la semana que viene se iniciará la restauración de la escultura de Eduardo Chillida conocida como La sirena varada, que descansa bajo el puente de Juan Bravo, tras el análisis completado en 2022.
Mientras tanto, el estudio de la fuente de Neptuno sigue su curso. Un dios que, en 1814, vio cómo le robaban el tridente de bronce y le entregaban uno de hierro dorado. O, allá por 1842, cómo le tuvieron que restituir un brazo, tres dedos y las paletas de la rueda derecha de su carro. O, en el ocaso del siglo XIX, cómo le subían a una base de mármol tras ser trasladado a la Plaza de Cánovas del Castillo. También, cómo era bunkerizado para resguardarle de los proyectiles de la Guerra Civil. Tras el conflicto bélico, alguien le colgó con sorna, a propósito del célebre tridente, un cartel que rezaba: "Pido con harto dolor, que me deis de comer o quitadme el tenedor". O, en 1995, con el patrocinio de la Fundación Rich, y tras una inversión de 15 millones de pesetas (90.000 euros), cómo le reponían una de las palas de sus ruedas, la mano izquierda y parte de los tritones. En esa intervención, bajo el mandato de Álvarez del Manzano, fue cubierto con una original lona con motivos de Antonio Mingote. Ya en el siglo XXI, antes de la citada actuación de 2017, hubo que reponerle los dedos, ya que alguien quiso volver a quedarse con su tridente. Es la historia del rey de los mares a quien aguarda otra cirugía.