11/08/2024
DEL ESCUCHAR PROCEDE LA SABIDURÍA, DEL HABLAR EL ARREPENTIMIENTO.
Hoy en día la mayoría de la gente no intenta entender al otro, sino tener razón, hasta por encima de ser feliz.
'A mí déjame ser feliz y la razón la llevas tú'. ¿Es preferible?
La palabra tiene mucho de aritmética: divide cuando se utiliza como navaja, para lesionar; resta cuando se usa con ligereza para censurar; suma cuando se emplea para dialogar, y multiplica cuando se da con generosidad.
En la actualidad, muchas conversaciones entre personas no se basan en la empatía y en compartir conocimiento y puntos de vista, sino que consisten en gente segura de que tiene razón intentando imponer su punto de vista a los demás, sin siquiera escucharse entre ellos.
Me he dado cuenta de que pocas personas realmente entran en una conversación de debate con la mentalidad abierta y con la opción de que su perspectiva o aquello que defienden cambie y se den cuenta de que no tienen razón.
Escuché una frase que decía:
“La gente no escucha, solo espera su turno para hablar”.
La principal causa de las discusiones es hacer un mal uso de la empatía. Por ello, hacer el esfuerzo de meternos en la piel del otro es importante para solucionar lo sucedido.
La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.
Una palabra hiere más profundamente que una espada.
Mucha gente es de mente cerrada y no intenta entender el punto de vista de los demás, simplemente espera a su turno para hablar y convencer a los otros de que tiene la razón.
Solo nos hacemos responsables de lo que decimos, no de lo que los demás entienden.
No hay peor sordo que el que no puede oír; pero hay otro peor, aquél que por una oreja le entra y por otra se le va.
Del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento.
Lino Saborido.