01/05/2021
Nunca supe cómo hacerle entender cuánto sus acciones me lastimaban.
Súplicas , gritos, reclamos, reproches, nada funcionaba.
Y sin que lo pidiera, cada día, yo le daba nuevas oportunidades, pero él, no lo notaba.
Ignoraba mis palabras, como aquel que ignora a una planta y piensa que sin agua vivirá. Mientras tanto yo pensaba "algún día entenderá".
Luché para que esto no se acabara, pues era la razón de mi felicidad, y eso, era justo lo que me apagaba.
Renunciar a mi vida a su lado, era romper el futuro que anhelaba.
Por éso me quedé, por éso lo intenté, por éso yo trataba, yo lo amaba.
Enloquecí de frustración e impotencia al no poder hacerle entender nunca nada.
Siempre me decía; " ay mujer, eres una exagerada".
Así me fuí deprimiendo, me fuí perdiendo, me fuí quedando amargada, de ver tanta injusticia y tener que quedarme callada.
Era tanto lo que sus acciones me lastimaban, que paso a pasito, yo misma, de a poquito, sin decirle, me alejaba.
Me fuí callando mis te quieros, fui ahogando mis palabras.
Las que eran de reproche, y también, las que eran para decirle que lo amaba.
Le fuí cerrando mi corazón, poco a poquito, para ver si en el ínter, el se daba cuenta y reaccionaba a mi silencioso grito.
Con la esperanza, de que antes de que yo encontrara el valor para dejarle, sorpresivamente hiciera todo para reconquistarme.
Pero no. No funcionaron mis silencios. Ni tampoco mis gritos. No funcionaron ni mis oraciones, ni mis lágrimas, ni mis quejidos.