24/06/2024
Como miembro en regla de la IASD, se supone que guardo el séptimo día de la semana, sin embargo, he empezado a cuestionarme si realmente lo hago, porque yo...
- Ni mu**ta veo TV los sábados, pero me paso el día en Instagram mirando Reels.
- No leo libros seculares ese día, pero tampoco cristianos... Mucho menos la Biblia.
- No voy al trabajo, pero no dejo de actualizar a mis amigos sobre cómo me está yendo en él.
- No compro ni vendo, pero aprovecho que el sermón está aburrido para pensar en maneras de generar más ingresos.
- Descanso de conversar con mis compañeros sobre asuntos escolares, pero también de conversar con Dios sobre cualquier tema...
- Me paso la semana esperando que llegue el sábado, pero, cuando llega, me paso el día esperando que termine.
No te digo esto con el fin de mostrar lo orgullosa que me siento de actuar así. Tampoco para defender la idea de que hay mandamientos muy difíciles de guardar, y cuya observancia, por tanto, es relativa.
Solo quiero resaltar cuán hipócritas nos vemos al predicar una doctrina que para nada cumplimos. Al presumir de ser algo que ni de lejos somos. ¿Con qué moral les decimos a nuestros niños que correr en sábado es "andar en sus propios caminos", cuando nosotros nos lo pasamos (de todas las maneras posibles) andando en los nuestros? ¿Cómo ese colega que no ha aceptado el Evangelio podrá "retraer su pie" del día santo y llamarlo "delicia", viendo que para su amigo es, más bien, una carga? ¿Quién va a tomarnos en serio en el tiempo del fin, cuando se pruebe nuestra fidelidad a Dios por el cumplimiento de su Ley, si nosotros mismos la tomamos a relajo?
Pensemos en eso, gente, que no es bobería. Y tengan un lindo sábado, btw 🫶🏻
Créditos a: Martha Eliani Aguila Díaz