11/09/2024
LUTERO EN PIEDECUESTA EN EL SIGLO XIX.
En estos días la población de Piedecuesta en el oriente colombiano ha estado en primera página en los periódicos por varios motivos.
En primer lugar por la presencia del camarada presidente allí para inaugurar un centro educativo tecnológico, presentación en la cual no le fue bien, pues fue objeto de abucheos por los piedecuestanos , a los cuales se les conoce también como los garruleros.
En segundo lugar por el infortunado fallecimiento del polémico y medio quijotesco ingeniero Rodolfo Hernández, contendor electoral del camarada presidente en las justas electorales de hace dos años.
Lo que muy pocos cristianos protestantes o evangélicos colombianos conocen es lo relacionado con la Historia del Cristianismo Evangélico Colombiano y la mencionada municipalidad y la relación que ésta tiene con los orígenes del protestantismo o cristianismo evangélico de Colombia, y más exactamente con el oriente patrio.
Resulta, acontece y pasa que la originalmente pequeña aldea de San Carlos del Pie de La Cuesta fue fundada en julio de 1776, es decir ya a fines del siglo XVIII, unos pocos años antes de la Revolución de los Comuneros de 1781.
Desde un principio este villorrio gozó de fama por lo amigable de su clima, circunstancia, razón y motivo por el cual los virreyes de aquellos años previos a la Guerra Emancipadora enviaban a la misma a sus funcionarios y cortesanos a fin de que se repusiecen en salud, o pasarán algunos días de asueto, junto con sus familias.
Incluso los mismos virreyes gustaban de visitarla y pasar en ella varios días de esparcimiento. El virrey don Pedro de Mendinueta y Múzquiz tenía en alta estima a uno de sus funcionarios, el español don Pedro Antonio Paredes, hombre enfermizo y muy menguado en su salud, casado con la mejicana María Josefa Peramato,vy por ese motivo lo envió a Piedecuesta, con el.nombramiento de director y administrador de la renta de
tabacos que se había establecido allí hacía poco tiempo. Atareado estaba en el cumplimiento de su cargo, cuando vino al mundo su primer hijo varón, a quien con el mutuo acuerdo de su madre la mejicana doña María Josefa Peramato, puso el nombre de Victoriano en la pila bautismal de la vice parroquia.
Su padre procuró darle a él y a sus hermanos la mejor formación y posición social en los círculos santafereños y neogranadinos, motivo por el cual desde una edad temprana pisó los claustros del Rosario y San Bartolomé. Era muy dicharachero y efusivo, además de simpático, lo que le ganó numerosos amigos entre tirios y troyanos, entre Montescos y Capuletos. Y entre las chicas de la sociedad de la época, tenía fama de simpático y gracioso. En la década de los años diez de aquel siglo XIX, Victoriano tenía entre seis y quince años, y por ello fue testigo de todos los acontecimientos de la Emancipación, y de los personajes de la época, especialmente de Nariño y Santander, a quienes conoció y le apreciaron mucho. Hizo parte de la comitiva que recibió a Bolivar en Bogotá tras la victoria de la batalla del Puente de Boyacá, y fue el mismo Santander quien se lo presentó a Bolívar con mucha solicitud.
Según su descendiente el Dr. Alberto Paredes Gómez " Desde muy joven ocupó
puestos públicos de responsabilidad, el primero de ellos le fue conferido por el Libertador en el año de 1827. Y desde esa época continuó en la administración pública, en la cual obtuvo varios ascensos hasta desempeñar el puesto de administrador general de la renta de tabaco , cargo del cual fue destruído por sus ideas liberales en 1840.
Mu**to el general Santander en 1840, don Victoriano fue elegido para ocupar la curul dejada vacante por este prócer en la cámara de representantes , y le cupo el honor de llenar este vacío en los congresos de 1841 y 1842, en los que se opuso a la expedición de la constitución reaccionaria que fue aprobada en la legislatura siguiente, en 1843, (carta magna pretoriana de la Primera República Conservadora entre 1837 y 1849 ). Volvió a ser elegido a la cámara, en 1846, para ocupar la curul que dejó vacante la muerte del doctor Francisco Soto, y concurrió al congreso de 1847...Le correspondió asistir a la memorable elección del 7 de marzo de 1849, en la que se demostró como ferviente sostenedor de la camdidatura del general José Hilario López. (Se caía entonces del poder la Primera República Conservadora, y llegaba al mismo la Primera República Liberal).
Ocupó la Secretaria de Relaciones Exteriores y Mejoras Internas , en los años 1850 y 1851, durante la administración del general José Hilario López... Construyó el primer camino carreteable que hubo en la república , llamado 'Camino de Occidente', entre Bogotá y Facatativá, y celebró el contrato para la construcción del ferrocarril de Panamá, que comunica los dos océanos, el primero que se construyó en el país. Sostuvo dentro del consejo de ministros el decreto de expulsión de los jesuítas, y firmó como secretario de relaciones exteriores el decreto del general López que revivió y declaró vigente la Prágmatica Sanción de Carlos III, que ordenaba el extrañamiento de la Compañía de Jesús de todo el territorio de la República. Presentó y firmó como secretario de estado la Ley sobre abolición de la esclavitud, complemetada con un tratado con la Gran Bretaña, para garantizar los medios de dar cumplimiento a esta Ley. Presentó y obtuvo la aprobación de un proyecto de Ley sobre supresión de la pena de muerte, y otro sobre reforma carcelaria complementaria del anterior.
Llevó la representación de Colombia ante el gobierno de los Estados Unidos, en virtud de designación del general López, verificada en el año de 1851, y ocupó el cargo de ministro plenipotenciario en Washington hasta el año de 1855. En desempeño de esta misión obtuvo que se permitiera la importación de nuestras quinas a los Estados Unidos, en dónde se había producido su entrada; evitó un arbitramento desfavorable para Colombia en relación con nuestro problema de límites con Costa Rica , y defendió nuestro derecho de dominio sobre la Costa de Mosquitos.
Fundó en 1856 el "Colegio de Paredes", (en Piedecuesta), al que dotó con todos los elementos modernos (de la época) tales como imprenta, talleres de fotografía y litografía, para editar los textos; laboratorios de química y de física, útiles especiales para las clases de arquitectura aplicada, dibujo, matemáticas, telegrafía y mineralogía. En el colegio desarrolló una importante labor docente, truncada por la bárbara invasión y verificada, en 1860, por las fuerzas conservadoras y reaccionarias, que destruyeron el edificio del colegio y todos sus laboratorios y enseres de enseñanza y publicidad.
Presidió la asamblea de (el Estado Soberano de) Santander en el año de 1860, y siguiente se negó, como senador por el mismo Estado, a concurrir a las sesiones del congreso nacional para impedir que así se completará el quórum reglamentario para aprobar una serie de leyes reacionarias y antidemocráticas. (Claro está, eran los días últimos del gobierno conservador de don Mariano Ospina Rodríguez).
Consiguió la intervención del ministro americano, Jones, para impedir que el general Mosquera, en 1861, (ahora liberal y vencedor en la guerra civil contra Ospina,) fusilara al expresidente de la República, don Mariano Ospina Rodríguez, que se hallaba prisionero y condenado al muerte.
Desempeñó por algún tiempo el cargo de administrador general de las salinas de Zipaquirá, cuya producción aumentó en virtud de sus esfuerzos.
Concurrió a la asamblea del Estado Soberano de Santander, en 1863, y en ese mismo año fue designado como delegado del mismo Estado a la Convención (Constituyente) de Rionegro (Antioquia), a la cual no pudo asistir por motivos de salud. Vino al senado de la República en los años de 1864 y 1865 y ocupó la presidencia de la corporación. Ejerció la presidencia del Estado de Santander de 1866 a 1868, y su administración la dedicó al fomento de la instrucción y de las obras públicas, y como defensor de los principios democráticos levantó su protesta contra la dictadura de Mosquera, que combatió desde su posición oficial por medio de un vibrante manifiesto en el cual amenazó (quijotescamente) con levantar en armas al Estado (de Santander) para restablecer la normalidad republicana en el país. Este reto sirvió de apoyo moral para el movimiento que dió al traste con la dictadura el 23 de mayo de 1867.
Ocupó el cargo de director de estadística nacional en 1876 y. 1877, y además en los últimos años de su vida recibió varios nombramientos que no pudo aceptar por el mal estado de su salud, entre otros el de ministro del tesoro del (gobierno del) general Santos Gutiérrez), y el de procurador general de la nación.
Murió en Bogotá, en el año 1893, a los 89 años de edad , después de haber dedicado su vida al culto de las ideas liberales, a la defensa de los intereses patrios, y muy especialmente a los de su tierra natal,Santander, y a la difusión de la cultura en el país. " Hasta aquí las palabras biográficas del Dr. Alberto Paredes Gómez, descendiente de don Victoriano.
Mas ?A qué viene toda esta exposición precedente si de lo que estamos hablando es de los orígenes del protestantismo evangélico en Santander, a mediados del siglo XIX? Pues resulta, acontece y pasa que el coronel escocés Santiago Fraser, casado con una parienta del general Santander, y el muy influyente hombre de negocios , el inglés don Adolfo Harket, y don Victoriano fueron empeñosos amigos de la causa bíblica, es decir, de la distribución selectiva de Biblias y Nuevos Testamentos, Evangelios y Seleccines bíblicas entre los miembros de la colonia inglesa residente en Piedecuesta y Bucaramanga, y entre las familias influyentes del Estado Soberano de Santander identificadas con el partido liberal y con la república liberal también.Los mismos recibieron muy bien al misionero presbiteriano reformado pastor Enrique Barrington Pratt, en su primera incursión evangelistica y exploradora por dichas tierras del oriente colombiano, lo relacionaron con las gentes influyentes de la época, y le dieron su respaldo entre velado y manifiesto para sus recorridos . Presidía al Estado Soberano de Santander don Manuel Murillo Toro, y la Constitución del Estado garantizaba la libertad de cultos. Y sucede que esta actividad bíblica de don Victoriano, más su esmerada campaña educativa no escolástica y más bien pluralista, liberal y protestante en su colegio universitario le granjeó la tirria y las iras del obispo Niño de Pamplona, quien desde el púlpito dijo que donde pisaba don Victoriano pisaba Lutero, donde él comiera y durmiera manducaba y. pernoctaba ese heresiarca, hijo de todos los infiernos. Pese a todo una buena parte del clero santandereano era liberal, entre otros el presbítero Juan Nepumuceno Azuero Plata, amigo de don Victoriano y defensor de la causa bíblica.
En su vida personal don Victoriano contrajo unas primeras nupcias con la joven Francisca Serrano, hija del prócer y ex-presidente santandereano Fernando Serrano (1816).Mas ella falleció veintitrés años después, y él quedó viudo y con tres hijos varones. El mayor se llamaba Demetrio y sería el pionero del arte de la fotografía en Colombia. Mas todo esto y mucho más lo dejamos a los espacios de un segundo capitulo o aparte. Shalom.