18/07/2024
La Universidad de La Plata y Astilleros Río Santiago crearon una impresora 3D gigante capaz de construir casas
La Universidad Nacional de La Plata y el Astillero Río Santiago desarrollaron una impresora 3D para fabricar casas con un sistema rápido, económico y de alta eficiencia energética. Los primeros prototipos estarán listos antes de fin de año
Construir una vivienda de dos o tres ambientes de forma convencional puede llevar entre seis meses y un año. Sin embargo, estos tiempos se reducen a menos de un mes utilizando sistemas de impresión 3D.
Desde hace cuatro años, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) trabaja junto al Astillero Río Santiago y empresas de la construcción locales en el desarrollo de una megaimpresora 3D y una mezcla de material cementicio, que permite levantar las paredes de una casa de 60 metros cuadrados en menos de una semana. Esto permitiría construir viviendas sociales en forma rápida, económica y con eficiencia térmica.
El primer prototipo de esta impresora, construida íntegramente en el país, ya está siendo ensayada en los talleres del astillero bonaerense. Se trata de un pórtico de seis metros de ancho por 11 de alto (como cuatro arcos de fútbol, puestos uno sobre el otro), lo que permite construir viviendas en serie de hasta seis metros de ancho, por el largo que se desee, de un solo piso.
“El proyecto surgió como un aporte de la Universidad para paliar el déficit habitacional en el país”, comenta el ingeniero Daniel Tobio, secretario de Producción de la UNLP. “La idea en un principio era diseñar y construir la máquina acá y traer el material constructivo de afuera, pero luego se fueron sumando empresas locales, entre ellas una importante cementera, que están desarrollando la mezcla de material”, destaca. El software que interpreta el diseño y controla los movimientos de la impresora, también fue desarrollado en la universidad. Se trata de un proyecto multidisciplinario, al que se van sumando estudiantes, investigadores y profesores de distintas carreras: desde ingeniería a sistemas, arquitectura y trabajo social.
Cómo funciona
El funcionamiento de este coloso es similar al de las impresoras 3D convencionales, que van depositando capas de material según un diseño predeterminado. El pórtico se m***a sobre carriles, y en la viga superior se encuentra un pico extrusor que, adosado a un carro que la recorre de extremo a extremo, va vertiendo la mezcla cementicia de secado rápido para las paredes.
Por su tamaño, la máquina debe trasladarse en partes, y se termina de ensamblar sobre el terreno. Primero hay que construir un piso de cemento para colocar los rieles. Luego solo se necesita un grupo electrógeno y la provisión de agua y materiales para que el equipo realice la mezcla, “ya que trabaja en forma autónoma”, explica Tobio.
Una vez edificadas las paredes, con sus divisiones internas y dejando espacios para las aberturas, se coloca el techo de chapa con poliuretano expandido, que no se imprime. “La idea, tanto para los techos como para las aberturas, es usar materiales locales con buena aislación térmica, con lo que se logra una mejor eficiencia energética”, aclara.
Al terminar las paredes de una vivienda, y mientras se le coloca el techo y se comienzan a hacer las terminaciones (aberturas, cañerías, tendido eléctrico) la impresora se mueve hacia la siguiente. Esto permite construir varias casas en serie, optimizando los recursos y el tiempo de trabajo.
Un nuevo paradigma
Si bien este sistema constructivo reduce empleos en las primeras fases de una construcción, no reemplaza totalmente la mano de obra humana, ya que siempre son necesarios albañiles, electricistas, plomeros, pintores para hacer las colocaciones y terminaciones de las viviendas.
Vamos hacia un nuevo paradigma en la construcción y queremos que sea inclusivo. Para eso pensamos capacitar a las personas de los barrios, y sobre todo a las mujeres, para hacer las terminaciones, instalaciones y parte eléctrica. Esto a su vez les permite no solamente ser protagonistas en la construcción, sino también poder hacer el mantenimiento de sus casas y tener un oficio”, comenta Tobio y destaca que, una vez finalizados los ensayos, antes de fin de año la impresora estará lista para empezar a levantar paredes fuera del astillero.
Actualmente, en Argentina tres de cada cuatro familias carecen de una vivienda adecuada y el déficit habitacional se acrecienta por el costo de la construcción, la falta de crédito y los tiempos dilatados de las obras. La Universidad puede ofrecer soluciones alternativas a este problema, a pesar del ahogo presupuestario y la decisión del gobierno nacional de frenar la obra pública. Para este docente, “hoy más que nunca tenemos que pensar en construir un mundo mejor y seguir adelante con este proyecto es una forma de hacerlo”.
Por: María Gabriela Ensinck (La Nación)