03/08/2024
Notas para entender la situación venezolana
Rafael Uzcátegui
1) La percepción del fraude: Existe una arraigada percepción sobre el desconocimiento de la voluntad popular debido a la táctica promovida por la oposición: Luego de sufragar la gente debía quedarse en los centros electorales para ser testigos del conteo del resultado en las mesas. Entonces, los resultados fueron escuchados y grabados por los teléfonos celulares, incluyendo imágenes de finales de las actas, que fueron viralizadas por los chats de WhatsApp comunitarios, y otras redes sociales, por donde la gente ha venido compartiendo información ante la censura oficial. Ante el fraude institucional existe la verdad de los de abajo, que vieron con sus propios ojos los resultados en sus centros de votación.
2) Un fraude diseñado desde hace semanas atrás: Retrospectivamente es constatable que el desconocimiento de la voluntad popular no fue sobrevenido el día 28 de julio, sino que había sido decidido semanas atrás y contaba con la aprobación de toda la coalición dominante. Se detectó que la transmisión de datos era el eslabón débil de la cadena en el proceso, por eso se interrumpió el envío de información, en un momento del final del día, y se inventaron los resultados. Lo que podía refutarla eran las actas, por lo que de manera paralela se dio la orden de retrasar y obstaculizar la entrega de las actas a los testigos. El principal esfuerzo del chavismo fue construir la narrativa sobre la majestad del Consejo Nacional Electoral sobre los resultados, mucho más que realizar una campaña electoral eficiente políticamente. La magnitud de la diferencia entre Edmundo González y Nicolás Maduro ha disminuido el impacto de la estrategia fraudulenta, pues ante la realidad voceros nacionales e internacionales de apoyo al chavismo se han unido a la exigencia de transparencia en los resultados.
3) La represión como respuesta gubernamental: Cuando escribimos estas notas, 21 personas habían sido asesinadas en el contexto de las manifestaciones. Solamente el lunes 29 de julio ocurrieron 210 manifestaciones diferentes en el país, una cifra histórica qye nos refleja la magnitud de la indignación popular, en la que varias estatuas de Hugo Chávez fueron derribadas, y varias sedes institucionales vandalizadas e incendiadas, incluyendo módulos policiales. La respuesta de la represión ha sido feroz. Aunque la cifra aumenta cada minuto ya se ha superado los mil detenidos desde el 29 de julio, se han eliminado los programas de opinión en las radios y se ha incrementado la censura en los medios de comunicación. La estrategia es silenciar la indignación a sangre y fuego, incluso se esta deteniendo personas sólo por compartir videos en chats de WhatsApp. A las personas detenidas las están torturando, y les están imputando a todos los mismos delitos, incluso a través de audiencias colectivas realizadas a través de internet (Zoom). Luego las están trasladando a cárceles de presos comunes. Se han derogado las garantías constitucionales por la vía de los hechos. El gobierno no lo formaliza para que no lo acusen de estar enfrentando una situación similar como “El Caracazo” de 1989.
4) Ante la cautela del liderazgo político, las protestas siguen siendo espontáneas y descentralizadas: Tanto Edmundo González, como María Corina Machado, han sido muy precavidos en la convocatoria a movilizaciones de calle desde el 28 de julio, y permanentemente se cuidan que sus palabras no sean interpretadas por las autoridades como que están llamando a protestar. Esto ante los rumores de una posible detención, de ellos o sus familiares. Como es la experiencia latinoamericana la represión no apaga por si sola la protesta, por lo que las personas siguen protestando, de diferentes maneras, en los territorios, de manera autoconvocada y espontánea, aunque en menor intensidad que los primeros días.
5) Las gestiones diplomáticas como posibilidad de resolución de la crisis: Sólo 5 países de la región han reconocido el “triunfo” de Nicolás Maduro: Cuba, Honduras, Nicaragua, Bolivia y San Vicente y las Granadinas. El resto han solicitado la publicación de las actas y una verificación transparente de los resultados, en diferentes tonos, incluyendo a los que eran considerados sus potenciales aliados: México, Colombia y Brasil. Este último estaría liderando una gestión diplomática, en coordinación con Colombia y Estados Unidos, para establecer un mecanismo político que pueda resolver la crisis. Se desconoce su contenido, y no hay mayor información al respecto, salvo el tono de las declaraciones. Mientras esto ocurre, la represión continúa y se intensifica.