05/04/2023
Toda la vida hemos visto a Judas, como un ser horrible, fuera de nuestra vida, como si no tuviera que ver con nosotros. ¿Cuantas veces por afectos y/o mal entendidos, hemos vendido, calumniado y bejado al Señor creyéndonos buenos?
Nosotros también estamos esperando cualquier ocasión propicia para cometer la fechoría de vender a Jesús, todo ocurre antes de ir a preparar la Pascua, justo también como el momento actual, por lo que esto nos debe servir de reflexión, para ver como la preparamos y como nos preparamos para celebrarla.
También a nosotros nos dice el Rey que su hora está cerca, y de paso nos invita a beber el cáliz de su pasión, para salir también con El Resucitado.
Que dignidad la del Mesías, que al igual que con los discípulos una y otra vez se sienta con nosotros a la mesa, y va a celebrar con nosotros la Pascua, no como un recuerdo de lo vivido, sino que se realiza con nosotros y en nosotros, y si le dejamos entrar, nos evitará tener que responder a la pregunta ¿soy yo acaso, Señor?
Dios ha enviado a su Hijo, para que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, y se entrega por rescate de muchos, pero al hacernos libres, tenemos la posibilidad de condenarnos para una vida eterna, como deja claro en este evangelio, al decir de alguien que más le valiera no haber nacido, por lo que debemos tener claro, que como dice en Mateo,” Venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber, estuve enfermo y me visitasteis…para Dios todo es posible, y ahí nos quiere.