La Parada Poética

La Parada Poética (Twitter e Instagram) La Parada Poética es un espacio para difundir, compartir y estimular a la creación poética.

19/12/2024

CÓMO SERÍA MI CASA SI FUERA UNA PERSONA

Esa persona sería un animal.
Y ese animal sería grande; por lo menos, grande
como un caballo de tiro. Rumiaría, como las vacas,
con varios estómagos.
Nadie podría seguirlo
hasta la espesura del matorral para presenciar
sus hábitos de apareo. Escondido por el pelaje,
el s**o sería difícil de determinar.
Definitivamente desalentaría
la investigación. Pero, si no lo molestaran,
sería un animal bueno, amigable,
confiado como un pichoncito. Su inteligencia
sería de un orden superior,
ni humana ni animal, élfica.
Y ronronearía. Aunque, claro,
tratándose de una casa, tendrías que sentarte en su regazo
y no al revés.

Denise Levertov

19/12/2024

Ocho de septiembre

Viniste a mí en la madrugada,
te rendiste a mi lado sobre las sábanas.
Tu pudor, tu inocencia, tu miedo
rehuían el calor de mis brazos.
Pero acaso anhelabas
sentirte besar así el cuello o las manos.
Pusiste tu cabeza en mi hombro
y charlamos y dormimos
incómodas y felices
por una entrega que no era sino amistosa,
por una necesidad fraterna que se cumplía.
Por la mañana,
levanté las persianas
y oí tu ruego de que no me marchara.
Quizás la difícil confidencia
se ablandaba en tu boca,
pero el día ya no me pertenecía.
Y así fue que dejé tu casa
y ninguna palabra mía penetró ya en tus oídos
ni brilló en tus ojos desconsolados.
A veces pienso que tuviste miedo,
pero cuando te vi pintarte los párpados
supe que te había perdido para siempre.

Emma Barrandéguy

18/12/2024

ACEPTARME POETA

Compartir este rojo renglón de mi noche
el más intenso
de este lienzo beligerante que es el alma.
Que me atrape y me marque este pincel de olvido
incapaz de sobrevivir
en la indiferente palidez de los otros.

Repartir alas de sal
posar mi corazón entre los astros
vivir la osadía irreverente del artista
que las palabras agrieten el ocre
le hagan surcos al aire
para manchar cada gota de lluvia
y caminar contigo otra vez, descalzos,
sobre el absurdo gris de esta ciudad indolente.

Para llamarme poeta
bajo la piel de estos signos
que aún se desangran vibrando
en la agridulce trampa
de cada inédita posibilidad.

Marianella Sáenz

16/12/2024

Gritar

Aquí la acción se simplifica
He derribado el inexplicable paisaje de la mentira
He derribado los gestos sin luz y los días impotentes
He arrojado por encima de la tierra lo que he leído y oído
Me he puesto a gritar
Todos hablaban bajo hablaban y escribían
Demasiado bajo

He hecho retroceder los límites del grito

La acción se simplifica
Pues arrebato a la muerte esta visión por encima de la vida
Que le adjudicaba su lugar ante mí

Con un grito

Tantas cosas han desaparecido
Que ya no desaparecerá nunca nada
De lo que merece vivir

Estoy seguro ahora que el verano
Canta debajo de las puertas frías

Bajo armaduras opuestas
Las estaciones arden en mi corazón
Las estaciones los hombres sus astros
Que tiemblan porque son tan semejantes

Y mi grito desnudo sobre un peldaño
De la inmensa escalera del gozo

Así he aquí el fruto que madura
Quemado de frío escarchado de sudor
He aquí el lugar generoso
Donde no duermen más que los que sueñan
El tiempo es hermoso gritemos más fuerte
Para que los soñadores duerman mejor
Envueltos en palabras
Que hacen bello el tiempo en mis ojos

Estoy seguro que en todo momento
Hijo y abuelo de mis amores
De mi esperanza
La dicha brota desde mi grito

Para la busca más alta
Un grito del que el mío sea el eco

Paul Éluard

13/12/2024

El vientre de mi madre

I

Mi madre, joven mujer de húmedo frescor,
sencilla obrera que no entendía el fondo de la Historia,
ni de dónde viene el golpe del verdugo,
ni por qué las manos de las masas
levantan el fusil en el momento crítico.
Ella no sabía
que por la garganta del poeta puede hablar la muchedumbre,
que el mar palpita igual que el corazón del hombre,
que la pasión puede ser una bandera herida
y que los pueblos corren como un río hacia el mañana.
Mi madre rezaba cada día para lavar su tristeza,
para obtener el pan temporal de su miseria
y ganarse el cielo, dócilmente.

II

Ella trabajaba
hasta que el sol se escondía en la penumbra,
cuando sus dedos laboriosos, hinchados de coser
dejaban el dolor en los vestidos
y sus ojos casi inmóviles, tristes, ya no veían el color
ni la luz de la lámpara encendida,
hasta que sus pies cansados sentían el peso de la sangre.
Ella, que no tenía tiempo para el gozo,
no sabía tampoco
que cuando llega el amor el cuerpo canta
y la boca se llena de maravillosas mieles.

III

Un día de ésos
que clavados quedan por siempre en la memoria
mi madre conoció a un militar de peso marcial
que mostraba un blasón soberbio
y una guerrera de verdoso mar
donde tres estrellas de plata brillaban como nunca.
Tras aquel hombre
se fueron el alma y los ojos gastados de mi madre
con su mirada horizontal y extraña.
Se dio cuenta al instante
que también en la tierra existe un hondo cielo.

IV

Mi padre, un jugador de estrellas,
de dulzura salvaje,
emporio de la gracia y la alegría, sagitario,
era veloz en el deseo y en las alas.
El amor de los dos echó a rodar sus mil cabezas,
sus colores nuevos y sus serpientes líquidas.
Supo entonces mi madre que un lecho quieto
no sirve más que para encerrar la muerte,
que es necesario prender el alma por las noches
para poder iluminar los labios con el rojo.

V

Pero una tarde en que la lluvia
caía levantisca sobre el polvo,
conturbada mi madre
con la tristeza que le salía de los ojos
sintió moverse su vientre de sonaja.
Era para mi madre aquel pálido vientre
un mortuorio túmulo.
Queriéndolo ocultar se lo ceñía con una faja gris
que inventaba la muerte.
Y aquel vientre, presionado, que ansiaba erguirse
para imitar las torres,
guardaba, débil, en el fondo el fruto de un pasado gozo.

VI

Era yo para mi pobre madre la sombra de su ruina,
el germen concebido en una unión ilegítima
de un amor no nupcial que agitó su sosiego.
Yo no debía nacer. Ni alzar mi voz en años jóvenes
ni acampar en la vida para llenar mi corazón de mundo.
Mi religiosa abuela
y el medio aciago de envilecidos lagos
a mi madre la hacían temblar
como la tempestad hace mover los buques.
Y esta pobre mujer de suaves tréboles
anhelaba mi muerte
antes que el escándalo pintara
las graves acuarelas de su drama.

VII

Yo debía morir
a la hora en que la noche se viste
con funeral ropaje de inconfundible seda
y los pliegues sutiles de su sombra
van creando los fantasmas.
Yo debía morir
a la hora en que sacude el viento
su cabellera gris en las ventanas
y la brisa está dormida en los jardines.
Yo debía morir
a la misma hora en que llora el silencio,
al borde del abismo que la nostalgia tiene.

VIII

Pero yo sin saber cómo ubicarme
en el oscuro vientre de mi madre
me aferraba a la vida.
Pequeñita, con el corazón apretado,
entre tanto desamor de aquellas noches absolutas
yo me alumbraba con el primer quinqué de mi tristeza.
Era aquel vientre un paraíso de ceniza,
un aposento de agua con verticales puertas
donde estaba callada y a soledad sujeta.
Veía crecer ante mis párpados cerrados
las velas de mi sangre,
mi invisible conciencia
y la silueta delgada de mi cuerpo.
Veía cómo los sueños y los ríos se juntaban
y cómo en la sombra
se hace también visible la cuestión humana.

IX

Un día trece de diciembre
cuando el dolor se confundía entre las sábanas
el vientre de mi madre abrió su boca,
su débil túnel de cristal oscuro,
y de estos labios tibios, sin voz, surgió la queja.
Cayó una niña en el discreto lecho en su desnudez primera.
No fue varón para obtener un éxito.
Mi madre no quiso ver mis ojos,
mis pozos redondos llenos de agua.

X

De pronto, me encontré sola, inocente,
sin que ninguno me adorara o me quisiera dar un beso
en los suaves litorales de mi carne.
Temblé por vez primera en brazos fríos.
Tuve la sensación de que el silencio
puede ser bueno para las cosas grandes,
de que la vida es lucha y sudor vertidos en el camino
para encender el fuego.
Afirmé mi propio yo sin olvidar un átomo
y lo esculpí en el río auditivo de mi sangre.
Se incendió la luz en mis pupilas
y el mundo empezó a caminar sobre mis hombros.

XI

El mundo abrió sus puertas,
su estela perfumada de amapolas,
su fantástico engaño y su campo de batalla.
El mundo abrió sus cauces, sus móviles placeres,
sus fértiles aceites y sus profusas lámparas.
El mundo abrió sus ojos felices donde la vida miramos,
su quietud pensativa, su vasta llanura
y su materia viva que siempre regresa.

Liliam Jiménez

10/12/2024

NOTAS SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR

Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.

¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor.

No puedo escribir mientras estoy ansiosa, porque hago todo lo posible para que las horas pasen. Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.

Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la palabra.

Clarice Lispector

10/12/2024

Quiéreme entera

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…

Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras

Dulce María Loynaz

10/12/2024

QUÉ BUSCAS

Qué buscas huérfano
sintiendo aún en la tierra
la era glacial de tus mu***os –
las azules lunas
aclaran ya la noche extrajera.

Más rápida que el viento
Mezcla la muerte las cartas negras
tal vez un arco iris
desprendido de las escamas del pez
cerró ahora los ojos de tu padre,
sal marina y lágrimas
en la venda de mu***os transitoriedad.

¿Tal vez
el beso omitido de la madre
descansa en el bramido de polvo
de la garganta del lobo?

El verdugo
en las tinieblas cargadas de culpa
ha escondido su dedo profundamente
en el pelo del recién nacido
que ya hace brotar años luz
en cielos no soñados.

De la tierra la lengua de ruiseñor
canta
en tus manos – huérfano –
que buscan
en el adiós que se volvió negro
de la arena

lo amado buscan

que hace tiempo
desapareció
de dientes de estrellas
aserrados cortantes.

Nelly Sachs

05/12/2024

Avisos clasificados

Se necesitan médicos y enfermeras.
Así anuncian los periódicos
Se necesitan sastres y modistas
¿Quién necesita poetas?

Dónde encontrar un aviso que diga:
"Invitamos poeta a domicilio
Porque se hizo intolerable
Explicarse en el lenguaje común.

Necesitamos palabras hermosas
Estamos dispuestos a entregar nuestras almas".
Deseo comprar finca.
Se necesitan vacas lecheras.

Fiódor Sologub

04/12/2024

XXV

Recuerda que tú existes tan solo en este libro,

agradece tu vida a mis fantasmas,
a la pasión que pongo en cada verso
por recordar el aire que respiras,
la ropa que te pones y me quitas,
los taxis en que viajas cada noche,
sirena y corazón de los taxistas,
las copas que compartes por los bares
con las gentes que viven en sus barras.
Recuerda que yo espero al otro lado
de los tranvías cuando llegas tarde,
que, centinela incómodo, el teléfono
se convierte en un huésped sin noticias,
que hay un rumor vacío de ascensores
querellándose solos, convocando
mientras suben o bajan tu nostalgia.
Recuerda que mi reino son las dudas
de esta ciudad con prisa solamente,
y que la libertad, cisne terrible,
no es el ave nocturna de los sueños,
sí la complicidad, su mantenerse
herida por el sable que nos hace
sabernos personajes literarios,
mentiras de verdad, verdades de mentira.

Recuerda que yo existo porque existe este libro,
que puedo suicidarnos con romper una página.

Luis García Montero

04/12/2024

Domingos por la tarde

A veces las infancias escapan de sí mismas
y corren por la lluvia como en fuera de juego
sin oír las sirenas de los árbitros.
Es verdad que son mares en un vaso de agua,
pero hay olas que tienen esa espuma
de las alineaciones,
paraísos que aguardan los despachos
del último minuto
o días que amanecen
con la tranquilidad de un tres a cero,
de un cinco a cero en punto de la tarde.

Por lo demás también hay labios
en el extremo izquierda del domingo,
lesiones en las dudas del mañana,
pasados que regresan igual que una llamada de teléfono.
—¿Y lo de ayer? Sonríe la memoria,
cuando parece amiga del equipo contrario.

Las verdades del área
son rectas de dudosa geometría,
como ardientes amores de ficción
en manos de un penalti.
Por eso saben mucho
de la felicidad y la belleza.

No conviene que demos a estas cosas
un valor excesivo.
Son noventa minutos en un vaso de agua.
Pero a mí me han quitado muchas veces la sed.

Luis García Montero

03/12/2024

Intemperie

Era el domingo pasado
de hace mucho tiempo,
venía
con un paraguas en cada mano,
por si llovía por las dos partes.
Y es que uno nunca sabe
si está bien protegido,
a veces llueve sólo la palabra
y moja o no moja según los labios,
o llueve un sueño circular
que se pega a la piel.
¿Quién puede protegerse de un sueño?
¿Quién puede calcular el dolor
y preparar la defensa
de acuerdo a su peso?
Era domingo
y no llovía.

Dulce Chacón

03/12/2024

Contra el desprestigo de la altura

Si la fascinación fuera hermana
de la cautela
el precipicio no tendría
un balcón.

No penséis en escaleras.

Preguntaos
si no es mejor abrir los brazos
y hacer que el cuerpo se adelante.

Si tuviera peldaños el azul
¿qué sería del águila?

Dejad que la cautela
encuentre su linaje.

Dulce Chacón

28/11/2024

CUANDO MAMÁ MIRA POR LA VENTANA

Cuando mamá mira por la ventana,
¡cree que solo me está viendo!
Pero no es así: ¡está viendo a un capitán
navegando su barco en el mar!
O tal vez esté viendo a un vaquero
montando a caballo solo,
o a un jefe indio con sus plumas
acechando a un enemigo por su cuenta.
Ella grita: «¡Oye, Timmy, te quiero!»
Pero Timmy (ese soy yo) ¡está lejos
Estoy volando un avión, soy piloto,
estoy en las nubes todo el día!
(¡Solo en la cama soy Timmy,
porque no sería justo
que mamá viniera y me besara
y encontrara a un piel roja allí!)

Enid Blyton

25/11/2024

los ex llaman a las mujeres
con amenazas de muerte
o con promesas de regalos
y una vida mejor
ellas cambian los móviles
pero por arte de magia
ellos las vuelven a llamar
puede que estén enfermos
que de pequeños nunca les quisieran
que nunca les enseñaran su lado femenino
y por eso se aferran al de sus mujeres
por eso no pueden dejarlas ir
se quedarían vacíos
su fantasía de completud personal
termina cuando ellas salen por la puerta

Mada Alderete Vincent

25/11/2024

Kinsey Report

1

—¿Si soy casada? Sí. Esto quiere decir
que se levantó un acta en alguna oficina
y se volvió amarilla con el tiempo
y que hubo ceremonia en una iglesia
con padrinos y todo. Y el banquete
y la semana entera en Acapulco.

No, ya no puedo usar mi vestido de boda.
He subido de peso con los hijos,
con las preocupaciones. Ya ve usted, no faltan.

Con frecuencia, que puedo predecir,
mi marido hace uso de sus derechos o,
como él gusta llamarlo, paga el débito
conyugal. Y me da la espalda. Y ronca.
Yo me resisto siempre. Por decoro.
Pero, siempre también, cedo. Por obediencia.

No, no me gusta nada.
De cualquier modo no debería de gustarme
porque yo soy decente ¡y él es tan material!

Además, me preocupa otro embarazo.
Y esos jadeos fuertes y el chirrido
de los resortes de la cama pueden
despertar a los niños que no duermen después
hasta la madrugada.

2

Soltera, sí. Pero no virgen. Tuve
un primo a los trece años.

Él de catorce y no sabíamos nada.
Me asusté mucho. Fui con un doctor
que me dio algo y no hubo consecuencias.

Ahora soy mecanógrafa y algunas veces salgo
a pasear con amigos.
Al cine y a cenar. Y terminamos
la noche en un motel. Mi mamá no se entera.

Al principio me daba vergüenza, me humillaba
que los hombres me vieran de ese modo
después. Que me negaran
el derecho a negarme cuando no tenía ganas
porque me habían fichado como p**a.

Y ni siquiera cobro. Y ni siquiera
puedo tener caprichos en la cama.
Son todos unos tales. ¿Qué que por qué lo hago?
Porque me siento sola. O me fastidio.

Porque ¿no lo ve usted? estoy envejeciendo.
Ya perdí la esperanza de casarme
y prefiero una que otra cicatriz
a tener la memoria como un cofre vacío.

3

Divorciada. Porque era tan mula como todos.
Conozco a muchos más. Por eso es que comparo.

De cuando en cuando echo una cana al aire
para no convertirme en una histérica.

Pero tengo que dar el buen ejemplo
a mis hijas. No quiero que su suerte
se parezca a la mía.

4

Tengo ofrecida a Dios esta abstinencia,
¡por caridad, no entremos en detalles!

A veces sueño. A veces despierto derramándome
y me cuesta un trabajo decirle al confesor
que, otra vez, he caído porque la carne es flaca.

Ya dejé de ir al cine. La oscuridad ayuda
y la aglomeración en los elevadores.

Creyeron que me iba a volver loca
pero me estaba atendiendo un médico. Masajes.

Y me siento mejor.

5

A los indispensables (como ellos se creen)
los puede usted echar a la basura,
como hicimos nosotras.

Mi amiga y yo nos entendemos bien.
Y la que manda es tierna, como compensación;
así como también la que obedece
es coqueta y se toma sus revanchas.

Vamos a muchas fiestas, viajamos a menudo
y en el hotel pedimos
un solo cuarto y una sola cama.

Se burlan de nosotras pero también nosotras
nos burlarnos de ellos y quedamos a mano.

Cuando nos aburramos de estar solas
alguna de las dos irá a agenciarse un hijo.

¡No, no de esa manera! En el laboratorio
de la inseminación artificial.

6

Señorita. Sí, insisto. Señorita.

Soy joven. Dicen que no fea. Carácter
llevadero. Y un día
vendrá el Príncipe Azul, porque se lo he rogado
como un milagro a San Antonio. Entonces
vamos a ser felices. Enamorados siempre.

¡Qué importa la pobreza! Y si es borracho
lo quitaré del vicio. Si es mujeriego
yo voy a mantenerme siempre tan atractiva,
tan atenta a sus gustos, tan buena ama de casa,
tan prolífica madre
y tan extraordinaria cocinera,
que se volverá fiel como premio a mis méritos,
entre los que el mayor es la paciencia.

Lo mismo que mis padres y los de mi marido
celebraremos nuestras bodas de oro
con gran misa solemne.

No, no he tenido novio. No, ninguno
todavía. Mañana.

Rosario Castellanos

22/11/2024

Exilio

Detén los relojes,
quita los espejos.
Cubre todos los muebles con sábanas blancas.
Abandona la idea de hogar
protegiéndola del polvo
que baila en el haz de sol
desde la infancia.
Congela las luces de la casa
y pon todo el sonido dentro del silencio.
Guarda el vino dentro de una boca seca.
Para de respirar, por un instante.
Conviértete en un objeto que pueda recordarse.
Pacta con todo movimiento y para.
El ayer fue bueno contigo,
un arrebato.
Envuelve la quietud en la música de entonces.
Ya amanece.

Álvaro Hernando

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