02/11/2024
Gema Corredera y Marta Valdés
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En medio de una serie que venia escribiendo sobre el filin, ese movimiento vanguardista del bolero cubano mezclado con jazz, se atravesó un viaje a La Habana con algo que encontré de Omara Portuondo y Paulina Álvarez, la emperatriz del danzonete, ahí fue cuando vinculé a mis panas Leonel Ruíz y Elena Gil, y creo que ese cuento está echado cuando me llegó, estando en Houston, la invitación de Alicia Valdés, la presidenta del Coloquio Danzón Habana 2024, que nos truncó el huracán Helene, pero que algo hicimos en esa semana en la isla. Ya en Caracas, me entero por Leonel de la muerte de Marta Valdés a sus noventa, de quien fui condiscípulo en los Coloquios durante 25 años consecutivos hasta 2014.
Una llamada cruzada de Orlando Watusi desde Milán, Italia, y Julio Mendoza, un músico cubano que ya es de aquí desde 1979, pero que es familia de todo el mundo artístico cubano, Barbarito Diez, Meme Solís, Las Burque y unos cuantos más porque sus padres y tíos eran músicos, y él mismo desde los tres años ya cantaba, sus cuentos son de verdad sensacionales. El coñito era un verdadero prodigio. Así las cosas, lo invité a la radio a hablar de Marta Valdés, pero con la mala suerte que después de dos noches en vela, la de ida a La Habana, en Bogotá y la de vuelta en el salón VIP del aeropuerto José Martí, por retraso de la línea aérea, ando con los tiempos cambiados, escribo de noche y duermo de día, y lo embarqué. Con la vergüenza consiguiente, hicimos dos programas, no uno, con música increíble, con el pianista de jazz Chano Domínguez, español del documental Calle 54, con varios de nuestra adorada Elena Burque, Vicentico Valdés y Cheo Feliciano, más muchos otros que ahora no recuerdo, incluyendo uno suyo acompañándose en el piano del estudio de Nelson Sardá, su cuñado, y otro con la bolerista Nancy Toro.