06/01/2025
47 años
Aquel viaje de 30 polifacéticos artistas hacia el Norte, será un boleto al encuentro de un futuro en busca de certezas. Con un recital como un vago horizonte y una larga ruta por delante, se abrió camino la troupe dando comienzo a una trama que en pocos años abrirá una gran página en la historia del rock argentino
Guillermo Beilinson, hermano de Skay, camino a Salta (Imagen: gentileza Comado Luddista)
“Viajamos con unos franceses con los que habíamos trabado relación (...) Cuando llegamos a la ruta, ya nos habíamos chupado todo el whisky. Lo hicimos en plena dictadura. ¡Nos paraban en todas partes! Al bondi le decíamos 'El ex preso imaginario', porque efectivamente transportaba a varios ex convictos (...) pero planificamos para la mi**da. Llegamos a Santiago del Estero al mediodía, bajo el sol ardiente. Antes habíamos hecho una parada, nos empezaron a rodear pibes que nos ofrecían sandías frescas. ¡Parecían haber salido de abajo de las piedras! Cuando caímos en Río Hondo, preguntamos dónde había una pileta pública. Necesitábamos refrescarnos, desesperadamente. Nos recomendaron un lugar y fuimos. Nos tiramos de una, abrasados por el calor... y descubrimos que el agua estaba hirviendo. ¡Hacía más calor dentro de la pileta que afuera! Después comimos un chivito de mi**da... muy mal hecho, quiero decir, y seguimos viaje”, completa Solari describiendo una escena dantesca.
Por su parte, Gustavo Kantor, reconocido docente y guitarrista salteño, amigo de Skay por aquellas épocas, comenta: “El viaje para ellos puede haber sido como un pasaje. Los viajes tienen ese poder. Uno viaja un poco a otro lado internamente, conectás con alguna otra cosa, adentro o afuera. Es muy fuerte salir con un grupo de gente, viajar, y Salta es un lugar mítico. Entonces todo el proceso que opera en vos puede ser muy fuerte, aunque llegues y no te pase gran cosa. Pero por dentro te pasaron cosas que sí son muy fuertes”.
El recital debut
“El bar donde tocamos se llamaba ‘El Polaco’ (...) El concierto en sí mismo fue un desastre. Había más gente arriba del escenario que abajo. Pero de todos modos armamos la clase de quilombo que era nuestra especialidad”, recuerda el Indio en sus memorias.