10/06/2023
El Nahual
La familia de Daniel estaba emocionada por su nueva vida en la casa que habían adquirido en las afueras del pueblo. Sin embargo, la emoción inicial se convirtió en un escalofrío cuando conocieron a su vecino, el señor Ramírez, un anciano misterioso que vivía solo en una casa rodeada de jaulas y corrales repletos de animales exóticos.
Desde el primer día, el señor Ramírez parecía estar observándolos con una mirada penetrante. Su cabello canoso y su expresión taciturna generaban una sensación de inquietud. A medida que las noches pasaban, Daniel comenzó a notar comportamientos extraños: gemidos guturales y aullidos profundos resonaban desde la casa del señor Ramírez, y algunos vecinos comenzaron a comentar sobre animales desaparecidos. Un día, mientras exploraba en el bosque detrás de su casa, Daniel encontró rastros inquietantes: huellas de animales inusuales, plumas y restos de pelo. La leyenda local hablaba de los nahuales, seres capaces de transformarse en animales. Pese a su escepticismo, Daniel no podía evitar sentir que algo siniestro estaba sucediendo.
La noche de luna llena llegó y Daniel se quedó despierto, nervioso por lo que pudiera ocurrir. De repente, un aullido inhumano rompió el silencio, y las luces de la casa del señor Ramírez comenzaron a parpadear. A través de su ventana, Daniel pudo ver la figura encorvada del anciano transformándose en un lobo grisáceo y amenazador.
El lobo aulló a la luna, y en ese instante, supo que el señor Ramírez era un nahual. Observó horrorizado cómo el lobo se alejaba hacia el bosque, su mirada fija en dirección a la casa de Daniel. Con el corazón latiendo desbocado, Daniel sabía que no podía quedarse inmóvil. Reunió coraje y decidió enfrentar la verdad. Siguió sigilosamente al lobo a través del bosque, adentrándose en la oscuridad y la incertidumbre. Finalmente, llegó a un claro donde el lobo se detuvo y comenzó a transformarse nuevamente. En cuestión de segundos, el anciano había vuelto a su forma humana, pero sus ojos brillaban con una intensidad inhumana. El señor Ramírez miró a Daniel con una sonrisa retorcida. "Sabía que me seguirías, joven Daniel", dijo con una voz que parecía una mezcla entre hombre y bestia. "No puedes escapar de tu destino." Daniel retrocedió, su mente llena de miedo e incredulidad. El anciano se acercó lentamente, y Daniel supo que debía huir.
Corrió tan rápido como pudo, escuchando los pasos del anciano persiguiéndolo. Logró llegar a su casa y cerrar la puerta con llave, respirando con dificultad mientras el señor Ramírez golpeaba la puerta con fuerza. Daniel se asomó por la ventana y vio cómo el anciano se transformaba en un lobo una vez más, aullando de rabia.
La noche de terror finalmente terminó cuando el lobo se alejó, desapareciendo en la oscuridad del bosque. A partir de esa noche, Daniel vivió en constante paranoia, temiendo cada luna llena y mirando siempre por encima del hombro. La leyenda de los nahuales se convirtió en una verdad ineludible en su vida, recordándole que en las sombras siempre podía acechar lo desconocido y lo aterrador.