01/14/2025
Extráñame, pero vive...
(Por Fernando D'Sandi )
¡Llórame! Llórame con toda la fuerza que tu alma herida permita. Grita mi nombre si lo necesitas, deja que el vacío te atraviese, que el dolor queme y consuma cada rincón de tu pecho. Pero después, escucha bien: no te quedes ahí. No uses mi ausencia como una excusa para detenerte.
¿Crees que vine a tu vida para que el día de mi partida te dejaras morir conmigo? ¡No! No te atrevas a apagar tu luz por mi sombra. Yo no soy el fin de tu historia. Soy un capítulo, sí, uno importante, uno que te marcó y que siempre estará ahí, pero tu vida no se detiene porque la mía lo haya hecho.
El dolor es un maestro cruel, lo sé. Te arranca pedazos, te deja desnudo frente a tu fragilidad. Pero también te enseña, si lo dejas, que sigues de pie. Porque aquí estás, respirando, luchando, sintiendo. Y mientras sigas aquí, tienes un deber: vivir. No por mí, no por los demás. Por ti. Por lo que eres.
No uses mi recuerdo como un ancla. Úsalo como un faro, como una guía que ilumine tu camino cuando todo parezca perdido. Recuerda nuestras risas, nuestros abrazos, pero no te quedes atrapado en ellos. Yo no quiero que seas un museo de memorias, quiero que seas un río que fluye, que avanza, que transforma todo lo que toca.
Así que, sí, extráñame. Permítete ese duelo, porque es amor lo que te duele. Pero después de cada lágrima, después de cada noche oscura, elige vivir. Elige reír, amar, caer y levantarte otra vez. Elige seguir, porque eso es lo que yo haría si estuviera en tu lugar.
La vida es un suspiro, un instante. No desperdicies el tuyo anclado a mi ausencia. Porque aunque ya no esté de la forma que quisieras, sigo contigo. Estoy en cada paso que das, en cada sonrisa que logras rescatar. Estoy aquí, diciéndote con toda la fuerza que el amor me permite: ¡VIVE!.