08/06/2024
“Sus obras siguen con ellos”
Como cada sábado en la iglesia o culto entre semana, nuestro hermano Miguelito sentía el fervoroso deseo de declamar un poema “para la gloria de Dios y para el deleite de ustedes” como lo decía, antecediendo lo que sería su más grande anhelo, el cual siempre fue, dedicar sus versos al creador de los cielos y de la tierra.
Pasaron los años y su deseo nunca se agotó, aún pasando momentos difíciles, aflicción, enfermedades, siempre encontró las fuerzas necesarias en Dios para agradecerle por todo.
Un hombre de fe, de oración, dedicado a la misión y sus constantes llamados a la consagración proponiendo vigilias, las cuales eran sus actividades favoritas entre la congregación.
Ninguno puede dudar que aún en su lecho de muerte, agradeció a Dios por la vida y por haberlo conocido desde su juventud. Sin embargo, cuán grande ejemplo de fidelidad hasta la muerte dejó, hombres que no se compran ni se venden, porque su galardón es la corona de la vida.
Y aunque la biblia dice que “los mu***os nada saben” (Ecles. 9:5), nuestro hermano sin saberlo, sin oírlo, sin verlo, sin sentirlo, sus obras siguieron inundando en una congregación doliente las palabras de aliento y fuerza que declamaba en su poema “La Cruz, cueste lo que cueste”.
Hoy duerme en el señor y es bienaventurado porque él, junto a muchos que lucharon y “murieron Cristo resucitarán primero” (1 Tesa. 4:17) entonces:
¡Hasta la mañana gloriosa a nuestro último poeta!
“Y oí una voz del cielo que decía: «Bienaventurados los mu***os que de aquí en adelante mueren en el Señor». Sí —dice el Espíritu— para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.” Apocalipsis 14:13