14/02/2025
/ En febrero del 2019 empecé a fabricar cuchillos debajo de una planta de aguacate porque no pude pagar uno; ya para noviembre había fabricado y vendido más de 50 unidades. En ese momento estaba como docente en la Universidad San Carlos en Asunción y además era coordinador de unas de las áreas académicas, también terminaba de cursar mi maestría en Agronegocios y desarrollo rural. Necesitaba hacer mi tesis para recibirme de Master; pero me surgió una idea: “Porque en vez de hacer una tesis en papel, no aplico todo lo que aprendí y desarrollo mi emprendimiento”.
Me senté y analicé los más de 10 años de desaciertos que tuve en emprendimientos anteriores que terminaron en quiebra, luego armé un plan que hoy es mi libro "Emprendedor o Soñador", y arranqué el 2020 con un norte a seguir: “Voy a ser un soñador hasta que mi emprendimiento pague mi luz y cargue mi heladera, cuando eso ocurra voy a renunciar para ser un emprendedor”
Según mis cálculos en ese momento eso se iba a dar en unos 3 años, pero en marzo arrancó la pandemia y nos encerramos todos, aproveché ese momento para poder invertir más tiempo en mi taller, y mis cuchillos empezaban a ser más lindos. En vista a eso, en junio presentaba mi renuncia al laburo para dedicarme de lleno a mi emprendimiento. La mayoría de mi entorno me trato de loco, que las empresas estaban quebrando en la pandemia, la gente se quedaba sin trabajo y yo me iba a renunciar.
Unas semanas después mi vida personal tuvo un cambio enorme, y para el primer lunes de setiembre, estaba sentado en una butaca, debajo de un techito de media agua; un par de mesas de trabajo y unas máquinas eran todo mi taller. No tenía un trabajo a donde ir, use todos mis ahorros en la mudanza, mi ropero era un par de bolsas de basura, y mi pieza una cama vieja con una mesa a su costado.
Recuerdo que pensé: “Bueno tengo una oportunidad de empezar desde 0 mi vida, voy a hacer como hacen los leones heridos, me voy a encerrar hasta que muera o renazca con mayor fuerzas” Voy a hacer lo que sé hacer, que es trabajar 18 horas al día hasta que las cosas salgan como yo quiero que salgan.
Ya para marzo del 2021, las cosas iban tomando forma, y tuve que vender mi Monterito de 1993 con motor 2.5 (El santo grial de las máquinas) e invertí todo lo que tenía en el taller. Me quedé en esta bicicleta, que lo usaba para entrenar y salir a buscar huesos para mis cuchillos. La gente en mi comunidad decía: “I tavyma pe ingeniero, oje perdete voi – Esta loco ese ingeniero, se perdió totalmente” pero yo me mataba de la risa porque sabía con certeza a donde estaba mi norte.
Hoy un par de años después, Don Juan es una marca muy conocida, en unas semanas envío un cuchillo al país Nº 20, y estoy muy orgulloso de haber atravesado esa oscura tormenta que duró unos años.
Uno de mis objetivos de este año, era no terminar de nuevo encerrado, el universo se acomodó y estoy iniciando una nueva etapa en mi vida; que es una que me demanda no estar más en harapos, debo volver a vestirme acorde a mis sueños y metas a mediano plazo. Por eso hice esta sesión de fotos, donde podemos ver como una misma persona es capturada en imagen en 2 momentos muy polarizados de la vida.
Para terminar, espero que tomes mi ejemplo para ponerle pecho a las malas rachas de la vida, en primer lugar te digo que no son eternas, toda vez que te ocupes en superarlas; y en segundo lugar confía en esa persona que te mira al espejo cada mañana, todos tenemos un talento, y no desperdicies tu vida gastando tiempo en cosas que no te suman en la vida.
Te invito a que me acompañes en esta nueva etapa de mi vida que en unas semanas estaré compartiendo de que se trata.