23/10/2024
22 de octubre de 1844 – Cuando No pasó ¡Nada!
No me resulta muy agradable escribir este artículo, básicamente porque soy una de esas personas que defiendo la postura de que todos tienen el derecho de creer lo que su conciencia les dicte.
Pero a veces hay que denunciar a la gente fijadoras de fechas “proféticas”, y de esto hay mucho en nuestro mundo.
Me preocupa mucho las diversas corrientes del cristianismo que vuelven a Trento, afirmando que debemos realizar “buenas obras” para ser salvos.
Sí, señores, el mundo evangélico está plagado de “teólogos” que enseñan que debemos ser “perfectos” y que “debemos vivir una vida sin pecado...”, y de que “esto, es posible”.
Es bíblico que podemos vivir vidas perfectas y santas, en el sentido de vivir completos, maduros en Jesucristo, justificados, santificados y glorificados únicamente por fe.
Pero es una falacia la proposición de muchos, de que antes de la venida de Jesucristo, podremos vivir una vida sin pecado.
El movimiento adventista que predicaba que Jesucristo vendría en 1843, luego en marzo de 1844 y finalmente el 22 de octubre de 1844, de alguna manera llegó a pensar ingenuamente que “únicamente” los que estarían esperando el regreso, vendiendo todo lo que tenían, podrían ser trasladados... Se comprobó que muchos de los líderes del movimiento no habían vendido nada, y habían comprado elementos de trabajo agrícola con el dinero de “los santos”.
Lo que ocurrió fue una histeria colectiva, y una gran decepción, que con la proximidad del invierno del norte global complicó la vida de digamos, miles de personas.
Cuando no pasó nada, Guillermo Miller se dio por vencido, y reconoció que lo que había pasado fue fruto de una mala teología, pura matemática humana, sin principios hermenéuticos serios. Sin embargo, otros “líderes”, intentaron continuar con los cálculos matemáticos.
El movimiento adventista se dividió, pero el grupo que conocemos hoy, no se dio por vencido, redefiniendo su postura, en base a lo que había movido al movimiento, “visiones y sueños”.
No podemos juzgar a aquellos adventistas, si nosotros mismos nos dejamos guiar por pesadillas, de personas inestables emocionalmente y teológicamente.
En base a un par de “visiones” el grupo llegó a la conclusión de que el 22 de octubre de 1844 Cristo había “pasado” del lugar santo al santísimo en el “santuario celestial”.
Utilizaron el mismo diagrama de Miller, solo que esta vez para crear la peor herejía de todos los tiempos... Dijeron que Jesús había comenzado un “juicio investigador” en el cielo, para revisar “los libros” para mostrar “a los ángeles” y a “los mundos no caídos”, de que “Dios es justo” y de que es posible vivir una vida “justa” y de “obediencia a la ley de Dios” por los seres humanos, o por lo menos por “un grupo de seres humanos”.
Esta teoría, que no tiene ninguna base bíblica fue respaldada por “textos prueba”, o lo que llamo, saltar como el saltamontes, de un texto a otro, y utilizar entre estos textos el pegamento de las visiones y escritos de Elena de White, una “profetiza” infalible para la gran mayoría de los adventistas de hoy en día. O sea, unirían la Palabra + la tradición de la iglesia, igual a Roma.
No me detendré a realizar un análisis detallado de por qué no creo que este “pegamento” sea la mejor manera de hacer “exégesis”, pero diré solamente que las grandes sectas de hoy en día, tienen otra autoridad además de la Biblia.
Y sí, todos prometen la salvación, en medio de gran fantasía, grandes diagramas llenos de números, y lo que más les gusta, utilizar sutilmente miles de falacias.
Para ir terminando, me gustaría hacer un listado de ideas principales de la carta a los Hebreos, un libro que los adventistas desconocen, o lo saltan “olímpicamente”.
La Superioridad de Cristo sobre los Profetas y Ángeles (Hebreos 1.1-2.18)
La Superioridad de Cristo sobre Moisés y Josué (Hebreos 3.1-4.13)
La superioridad de Cristo sobre el Sábado (Hebreos 3.7-4.13)
La Superioridad del Sacerdocio de Cristo (del orden de Melquisedec) sobre el Antiguo Sacerdocio (del orden levita) (Hebreos 4.14-7.28)
La Superioridad de Cristo sobre el Antiguo Pacto (Hebreos 8. 1-10:18)
La Superioridad de Cristo sobre la Pseudo Teología (Hebreos 10.19-13.25)
Aquí terminando, quiero recalcar algo que nadie puede negar. Lea y subraye los capítulos 7 al 10.
Recalco los siguientes versículos:
Jesús, semejante a Melquisedec (Hebreos 7. 11-28 NVI)
11 Si hubiera sido posible alcanzar la perfección mediante el sacerdocio levítico (pues bajo este se le dio la ley al pueblo), ¿qué necesidad había de que más adelante surgiera otro sacerdote según el orden de Melquisedec y no según el de Aarón? 12 Porque cuando cambia el sacerdocio, también tiene que cambiarse la ley. 13 En efecto, Jesús, de quien se dicen estas cosas, era de otra tribu, de la cual nadie se ha dedicado al servicio del altar. 14 Es evidente que nuestro Señor procedía de la tribu de Judá, respecto a la cual nada dijo Moisés con relación al sacerdocio. 15 Y lo que hemos dicho resulta aún más evidente si, a semejanza de Melquisedec, surge otro sacerdote 16 que ha llegado a serlo no conforme a un requisito legal respecto a linaje humano, sino conforme al poder de una vida indestructible. 17 Pues de él se da testimonio:
«Tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec».
18 Por una parte, la Ley anterior queda anulada por ser inútil e ineficaz, 19 ya que no perfeccionó nada; y por la otra, se introduce una esperanza mejor, mediante la cual nos acercamos a Dios.
20 ¡Y no fue sin juramento! Los otros sacerdotes llegaron a serlo sin juramento, 21 mientras que este llegó a serlo con el juramento de aquel que le dijo:
«El Señor ha jurado,
y no cambiará de parecer:
“Tú eres sacerdote para siempre”».
22 Por tanto, Jesús ha llegado a ser el que garantiza un pacto superior.
23 Ahora bien, a los sacerdotes la muerte les impedía seguir ejerciendo sus funciones y por eso hemos tenido muchos de ellos; 24 pero como Jesús permanece para siempre, su sacerdocio es imperecedero. 25 Por eso también puede salvar por completo[b] a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.
26 Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos. 27 A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo. 28 De hecho, la Ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles; pero el juramento posterior a la Ley designa al Hijo, quien ha sido hecho perfecto para siempre.
El culto en el santuario terrenal (Hebreos 9. 9-28)
9 El primer pacto tenía sus normas para el culto y un santuario terrenal. 2 Se habilitó ese santuario de tal modo que en su primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes consagrados. 3 Tras la segunda cortina estaba la parte llamada el Lugar Santísimo, 4 el cual tenía el altar de oro para el incienso y el arca del pacto, toda recubierta de oro. Dentro del arca había una vasija de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que había retoñado y las tablas del pacto. 5 Encima del arca estaban los querubines de la gloria, que cubrían con su sombra la tapa del arca. Pero ahora no se puede hablar de eso en detalle.
6 Así dispuestas todas estas cosas, los sacerdotes entran continuamente en la primera parte del santuario para celebrar el culto. 7 Pero en la segunda parte entra únicamente el sumo sacerdote, y solo una vez al año, provisto siempre de sangre que ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia cometidos por el pueblo. 8 Con esto el Espíritu Santo da a entender que, mientras siga en pie el primer santuario, aún no se habrá revelado el camino que conduce al Lugar Santísimo. 9 Esto nos ilustra hoy día que las ofrendas y los sacrificios que allí se ofrecen no tienen poder alguno para perfeccionar la conciencia de los que celebran ese culto. 10 No se trata más que de regulaciones externas relacionadas con alimentos, bebidas y diversas ceremonias de purificación, que son válidas solo hasta el tiempo señalado para reformarlo todo.
La sangre de Cristo
11 Pero Cristo, al presentarse como sumo sacerdote de los bienes definitivos en el santuario más excelente y perfecto, no hecho por manos humanas (es decir, que no es de esta creación), 12 entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo. No lo hizo con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre, logrando así un rescate eterno. 13 La sangre de machos cabríos y de toros, y las cenizas de una novilla rociadas sobre personas impuras, las santifican de modo que quedan limpias por fuera. 14 Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!
15 Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha mu**to para liberarlos de las transgresiones cometidas bajo el primer pacto.
16 En el caso de un testamento, es necesario constatar la muerte del testador, 17 pues un testamento solo adquiere validez cuando el que lo hizo muere y no entra en vigor mientras vive. 18 De ahí que ni siquiera el primer pacto se haya establecido sin sangre. 19 Después de promulgar todos los mandamientos de la Ley a todo el pueblo, Moisés tomó la sangre de los becerros junto con agua, lana escarlata y ramas de hisopo, y roció el libro de la Ley y a todo el pueblo, 20 diciendo: «Esta es la sangre del pacto que Dios ha mandado que ustedes cumplan». 21 De la misma manera, roció con la sangre el santuario y todos los objetos que se usaban en el culto. 22 De hecho, la Ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues sin derramamiento de sangre no hay perdón.
23 Así que era necesario que los modelos de las realidades celestiales fueran purificados con esos sacrificios, pero que las realidades mismas lo fueran con sacrificios superiores a aquellos. 24 Por eso Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro. 25 Tampoco entró en el cielo para ofrecerse vez tras vez, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 Si así fuera, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el pecado mediante el sacrificio de sí mismo. 27 Así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez y después venga el juicio, 28 también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Aparecerá por segunda vez ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.
Conclusión: He revisado en Internet, y está lleno de videos disparatados, tratando de explicar la doctrina herética de los adventistas del “juicio investigador”. Según esta enseñanza, ahora Cristo está en “el lugar santísimo”, en el cielo, revisando libros y en “cualquier momento” puede cerrar “la última página”, para venir a buscar a los santos “que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús”. Este texto totalmente fuera de contexto, lo utilizan para auto adjudicarse la salvación, por haber obedecido “fielmente” el “mandamiento del sábado”. Esta teoría no solo tira la sangre de Jesús por el suelo, al levantarse a ellos mismos, como “los fieles”, “los santos”, “el único pueblo remanente y fiel a Jesús en la tierra”, y aunque no todos los adventistas creen esto, la mayoría predica que “el Señor viene a buscar un pueblo sin pecado”, “libres del pecado”, a diferencia de todas las demás religiones “hijas de Babilonia” y “guardadoras del domingo”. Me sorprende que hoy hay iglesias evangélicas que les tienen las manos a los adventistas, les dan sus púlpitos, y los invitan a radios y canales de Tv evangélicos. No señores, o somos evangélicos, seguidores de Jesús y de su Palabra, la Biblia, o no somos nada.
Hasta aquí, ¡Bendiciones!