Editorial Butler srl

Editorial Butler srl EDITORIAL BUTLER S.R. LTDA. Es una Sociedad de Responsabilidad Limitada, de duración indefinida, q

04/01/2025

El conocimiento es progresivo e infinito en cada instante del quehacer; ante este prodigio que desbarata la oscuridad y la ignorancia, hay que reflexionar para actuar ante ese desconocido benefactor; para que su luz siempre sea de sabiduría en el largo o corto trote de cada vida.

Ricardo Ayestas Butler.

30/09/2024

EL HOGAR

Nada debe ser itinerante para entenden
que el hogar es el lugar más bendecido por Dios,
porque allí, se vive después del pacto
de hombre y mujer sobre lo intenso
de un amor recíproco, puro y eterno,
proyectado a diluir las impurezas del carácter,
concluyendo en el diálogo para entenderse,
pero con respeto para valorarse,
humedecido en humildad para saber diferenciarse.
Estas necesidades fundamentales,
son las que permitirán un caminar sosegado,
para ambos desde el inicio, para bregar hasta el final,
con esfuerzo, muy a pesar de los imponderables,
clarificando lo nebuloso del horizonte
con el esfuerzo de las horas y los días,
edificando anhelos e ilusiones
para concluir con sacrificio el hogar soñado.
Con el tiempo, los gustos se multiplicarán
y hermoseando el nido, preparando la llegada del primogénito.
Dios que siempre escucha y bendice, en una tarde
de un día enviará en un parto de agonía,
rompiendo el silencio la dulce y tierna pequeñez
de un niño que hará más fuerte aún el pacto de amor reciproco.
¡Que hermosa complacencia!
¡Que infinita alegría!
¡Que alivio y paz después del dolor!
Luego sentir que brota como un torrente
la ternura que se multiplica y desborda
invadiendo cada cosa y lugar.
Así es el hogar, donde dos lo harán crecer,
porque no hay, ni abra sombras,
solo la luz del ejemplo y, muchos espejos para reflejar
la pureza del pacto de amor del padre y la madre
con responsabilidad, esforzandose hasta el sacrificio
para educar y proyecctar a los hijos
productos del amor bendecido.

Prohibida su reproducción total o parcial.

Ricardo Ayestas Butler.

EL BAÚLMi baúl era grande y de lindo color; era mi costumbre dejar en él, la ropa pequeña, los libros ya leídos,los cuad...
25/09/2024

EL BAÚL

Mi baúl era grande y de lindo color;
era mi costumbre dejar en él,
la ropa pequeña, los libros ya leídos,
los cuadernos envejecidos,
algún juguete roto, la pelota de trapo,
las fotos de la abuela, mis zapatos de lona,
y uno que otro escrito loco.
Eran tiempos de mi niñez,
en que las inquietudes explosionaban
buscando horizontes y sus atajos,
para lo desconocido y lo intrépido,
para los conocimientos y las experiencias,
aquellas que se tornaron rutinas,
haciendo vivir a prisa, en esa inocencia
que era el regalo más preciado de Dios.
Fue que entre el amanecer y la noche
vi crecer a mis hermanos,
y a mis padres envejecer.
Eran otros tiempos en que
la curiosidad empujaba a lo desconocido,
y a mayores espacios para el regocijo y la alegría.
Y un día, sin darme cuenta me hice grande
como mis hermanos, cogí maletas,
y partí tras de mis sueños.
Deje atrás muchos recuerdos bellos
y alguna lágrima de dolor
por la partida del amigo más querido,
y por dejar en esos tiempos,
tantos requiebros del corazón.
Hoy que vuelvo tras de mis pasos
añorando esos recuerdos bellos,
veo mi baúl en un rincón, allí donde se ponen
las cosas sin valor; muy oscurecido y apolillado.
En su apertura, vi que no era tan amplio,
pero sentí que de su contenido
emanaba la historia de mi pequeñez,
de esos momentos que no he de olvidar
y que muy emocionado me los hacía recordar.
Eran bellas vivencias
que permitían las puertas abiertas
para lo distinto hacia lo expectante
colorido y misterioso.
Ese divino tesoro de la niñez y la juventud,
creaba añoranzas que floreaban caminos
para disfrutar complacencias
y regocijar el alma con el escaso
combustible del conocimiento,
la verdad, y el razonamiento.
Esos momentos eran para vivir a prisa
aprovechando los instantes
en que se adormecía el tiempo
por el cansancio de su rutina.
Esos instantes de vehemencias y afanes
hacían crecer sin razonar
por la prisa para anegar y aletargar
la coqueta niñez, y la expectante juventud.
Nunca en esos tiempos sentí diferencias,
porque siempre saboreaba esos
minutos que rompían el silencio
con la travesura que hacia volar la inocencia.
Nunca me fije en el avance de las horas,
y siempre goce desde el amanecer
hasta el atardecer y muchas veces
con la paciencia de la noche.
Hoy, apretando esos momentos vividos,
valoro ese pasado que me llevó
entre susurros a este expectante presente
que me proyecta sin tempestades,
que me refresca con gratitud y templanza,
pero por sobre todo, para proyectarme
hacia el futuro con inquebrantable fe.

Prohibida su reproducción total o parcial.

Ricardo Ayestas Butler.

20/09/2024

LA ROSA DE SEPTIEMBRE

Me ciño al recuerdo de tu amor
que aún me fortalece, y no te olvido;
porque te tengo presente con las armas
de tu dulzura, ternura, y sacrificio,
que son mi fortaleza y mi mayor escudo.
Pero el tiempo es cruel, él activa tormentas
queriendo borrar tu voz y tus palabras,
y sufro porque se humedece mi alma
con lluvia persistente en este desierto
frío de tu ausencia.
Y esta pena quebranta mis instantes,
porque en días como hoy,
me siento acongojado y abrumado
por tristezas que me anonadan y me afligen,
y no puedo evitar que mis ojos
que tanto te han mirado, derramen
lágrimas sentidas de amor,
porque a pesar del tiempo transcurrido
no me resigno a este ayuno
eterno por tu ausencia.
Madre, evoco en oración tu nombre,
y dejo en lo frío de tu tumba, esta rosa,
y con ella, mi corazón y también mi alma.
Siempre fuiste amorosa, tierna, y bella,
aromando con tu forma los días de mi vida,
guiándome con responsabilidad,
humedeciendo mi camino para que germine
como un árbol frondoso y poderoso.
Por ello, madre, te agradezco y bendigo.
Pero hoy que florecen los recuerdos,
no me alcancen riquezas, ni manjares,
ni maravillas que me encumbren
hacia horizontes de plenitud por ese tu esfuerzo;
solo quisiera nuevamente tu presencia,
y tus manos; para juntos como antes
cantar esa oración que me enseñaste
cuando niño:
¡Ven hijo querido,
juntemos nuestras manos
y miremos al cielo los dos,
y sonriendo dulcemente pidámosle a Dios
que limpie tu camino,
para siempre escuchar su voz!
Cuanto te extraño madre,
y como me duele tu ausencia;
más aún en este septiembre
en que se conmemora un año más
de tu inevitable partida.

Ricardo Ayestas Butler.

11/09/2024

Que hasta tus pequeñas palabras sean poderosos instrumentos para crear, y motivar; nunca para trucar, minimizar y criticar.

11/09/2024

No te asombres si el espejo refleja la verdad de lo que esta dejando el recorrer del tiempo en tu vida.

14/08/2024

¡FELIZ ANIVERSARIO ESPOSA MÍA!

En una tarde como hoy del mes de agosto, cuando florecía la juventud, sellamos ante Dios un pacto de mor sin restricciones y para toda la vida, desde ese instante navegamos juntos por mares apacibles en la frágil navecilla de la vida, sin la experiencia de los tiempos y sin carta de navegación que orientara nuestro rumbo. Los vientos de Dios henchían las velas en nuestro navegar, y siempre era la meta un horizonte soleado, hermoso y sin fronteras.

Lo cotidiano fue lo testarudo en la vivencia de los días como escuela prominente y exigente, allí en sus aulas sin horarios parapetados, aprendimos con entereza y humildad para graduarnos a fuerza de entender con amor y sin prisa, que las responsabilidades y la cordura no tienen límites. Que están allí entre el mar y el cielo para llevarnos a aguas profundas y generosas, lejos de los de engañosos arrecifes y de espejismos de tormentas, y borrascas.

Nunca hubo necesidad de anclar la nave para evitar amagos amargos de naufragio, porque profundizamos nuestros sueños, y porque fue el respeto y la prudencia la bandera que flameaba en el mástil de los principios. Con el tiempo llegamos al puerto de lo sosegado y tranquilo para contemplar y disfrutar extasiados los frutos maravillosos del amor mojando baberos. En ese embeleso viviendo realidades, nos proyectamos para un crecer diferente y sin angustias. Con el pasar de los días esbozamos el borrador del nuevo hogar entre papeles y colores; fueron trazos diversos que entre garabatos aprobamos muy contentos avanzada la noche.

El sol del nuevo día trajo consigo el diseño de los planos visados clarificando el sueño de la construcción. La emoción mostró caminos expectantes para el inicio del sueño, que entre varios fueron meses de trabajo, descanso y algunas excepciones; pero también de muchas alegrías que regocijaban el alma, aquellas mañanas de soleados domingos, cuando jugueteando recorríamos la estructura que crecía, disfrutando lo expectante y bello de esos momentos de ilusión y felicidad. Hasta que un sábado de abril con un mundo de ilusiones acuesta, Dios hizo realidad nuestro esfuerzo y habitamos este hogar que venero y agradezco.

Con el tiempo, los hijos frutos benditos crecieron aprisa, y algunos de ellos volaron como palomas batiendo sus alas, buscando muy lejos la luz de sus sueños, dejando vacíos de travesuras y sentimientos bellos. Pero ese mismo tiempo los trajo un día aromados con la sutileza y prestancia de otras tierras. Llegaron apacibles como frutos maduros por el sol de los caminos, cargados de retoños que hicieron florecer con hermosura los instantes vividos desatando el eco de risas y tantas alegrías, ciñéndonos coronas.

Los años siempre orientan a desechar la prisa de los momentos que agitan los días; ellos inducen al descanso para meditar sobre la rutina que pinta el trajinar constante de la vida en sus años, para abrir la puerta a los momentos que satisfacen el alma. Por eso traigo al presente el día en que sellamos el pacto de amor sin restricciones, y para toda la vida.

Hoy avivando esos momentos bellos, quiero decirle a Dios: ¡Gracias, Señor por lo vivido y este presente que se entona como un aniversario más! Y te pido con humildad en oración sentida que permitas tu gracia para la alegría de vivir otros, cargados siempre de esperanza, encaminados a tu gloria y al regalo de tu infinito amor, y lo maravilloso de tu amor y paz.

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