10/10/2024
LA TRINIDAD DIVINA | ¿Cómo sabemos que Dios subsiste en Tres Personas?
Tomado y adaptado del libro: Declaración y Reivindicación de la Doctrina de la Trinidad.
Autor: John Gill. (Enlace al final)
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LA ESCRITURA LO REVELA PROGRESIVAMENTE
Esta es una doctrina de pura revelación. Que existe solamente un Dios puede ser conocido por la luz de la naturaleza y por la Palabra de Dios; pero, que hay una Trinidad de Personas en la Divinidad se entiende solamente por medio de la revelación de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento.
Veamos los fundamentos de la Trinidad:
I. SOLO HAY UN SOLO DIOS
La verdad de que no hay más que un solo Dios puede concluirse de la consideración del ser y las perfecciones de Dios y Su relación con Sus criaturas.
Sólo puede haber un solo Todopoderoso, un solo eterno, un solo perfecto. Y la Escritura lo afirma claramente (Deut 6:4; Isa 45:5-6; Jua 17:3; 1Cor 8:6).
II. HAY UNA PLURALIDAD TRINA (A.T.)
En la creación de mundo (Gen 1:1-3), la del hombre (Gen 1:26), la confusión de lengas (Gen 11:7), etc., muestran una pluralidad.
La liberación de Israel, su protección y guía por el desierto en Isa 63:7, 9-11, 14 se expone claramente una Trinidad en la Deidad en armonía con la singularidad divina.
En Isaías 48:16 se lee:
«Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu»
Esto evidencia que se trata de una Persona divina, el poderoso Jehová, el Verbo de Dios, de quien aquí se dice que fue enviado por Su Padre y por el Espíritu.
II. HAY UNA PLURALIDAD TRINA (N.T.)
En el anuncio de la encarnación del Hijo (Luc 1:32, 35) vemos al Altísimo, al Hijo del Altísimo y al Espíritu Santo en la obra de concepción y nacimiento.
En el bautismo de Jesús (Luc 3:21-22) tenemos la voz del Padre, al Hijo siendo bautizado y al Espíritu Santo en forma de paloma descendiendo.
Jesucristo en la gran comisión a sus Apóstoles lo expresa como el Nombre de la Deidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mat 28:18-19); un solo Dios.
Los Apóstoles siguieron este ejemplo Trinitario: Pedro lo afirma (1Ped 1:2), Pablo lo confirma (2 Cor 13:14), Juan lo expresa claramente (1Jua 5:7).
«[E]legidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas» (1Ped 1:2).
«La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén» (2Cor 13:14).
«Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno» (1Jua 5:7).
IV. EL PADRE ES DIOS
Textos expresos como Rom 15:6; 2Cor 1:3; Flp 2:11 y muchos otros, el Padre es llamado Dios explícitamente. Además, la Escritura expone las perfecciones divinas que posee, las obras y adoración que se le atribuyen, y se dicen que son del Padre como persona particular en la Deidad.
V. EL HIJO ES DIOS
Jua 1:1, Heb 1:8, Rom 9:5, Tito 2:13, etc., contienen palabras que declaran la deidad y eternidad del Verbo, Su coexistencia con Dios, es decir, el Padre, como se deduce claramente de 1 Jua 1:2, y que es una Persona distinta de Él.
A Cristo se le dan nombres divinos y se le atribuyen las obras del Dios Creador.
VI. EL ESPÍRITU SANTO ES DIOS
Se le atribuye subsistencia personal (intelecto y voluntad), nombres y acciones personales divinos (Hch 5:3-4), la eternidad de Dios (Heb 9:14). Procede del Padre y del Hijo (Jua 14:26).
La aplicación de la salvación es propia del Él y reparte los dones con la soberanía de Dios (1Cor 12:4-11).
Como concluye el Dr. Gill, diciendo:
«[...] espero haber probado lo que me propuse: Que no hay más que un solo Dios, que hay una pluralidad en la Divinidad, que hay tres Personas divinas en Él, que el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, que son distintos en personalidad, {pero} es la misma sustancia, son iguales en poder y gloria. Concluiré todo con la siguiente doxología:
Al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, tres Personas, pero un solo Dios, sea todo honor, gloria y alabanza, ahora y por los siglos de los siglos. Amén».
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