![LAS CONFESIONES DE UN EXNARCOTRAFICANTE No me pregunten por su nombre, ni dónde vive. Solo sé que me compartió su testim...](https://img5.medioq.com/813/783/1006754948137835.jpg)
25/01/2025
LAS CONFESIONES DE UN EXNARCOTRAFICANTE
No me pregunten por su nombre, ni dónde vive. Solo sé que me compartió su testimonio asegurándome que no quisiera que nadie cayera en alguna mafia de narcotraficantes.
Así resume su vida, este ciudadano que hoy vive feliz, y no necesariamente porque fue narcotraficante.
- Yo era un niño muy feliz, vivía en un distrito de la provincia de Cajamarca, pasteaba borregas junto a otros niños.
- Mi padre se separó de mi madre cuando éramos muy chicos, nos quedamos con mis hermanos ayudando a mamá.
- Yo soy el mayor de los hermanos y tenía la obligación de ayudar a mi mamá, tuve que dejar de estudiar y buscar mingas para ganarme algo.
- Por aquel año, un tío vino de la selva a visitarnos, le dijo a mi mamá que podría llevarme allá para trabajar y ganar mucho dinero.
- Ante la necesidad, mi mamá no dudó en aceptar esa oferta, yo apenas sabía leer. Mi tío me llevó a San Martín.
- Allá cosechábamos café y otras frutas. Me pasé desde los 11 años hasta 14 con mi tío, él enviaba dinero a mi mamá.
- Un día me salí en la noche a caminar por la ciudad, me encontraron 2 señores altos y morenos, me dijeron que si quería trabajar más adentro de la selva.
- Yo les dije que trabajaba con un tío y que le preguntaría si me da permiso, ellos me dijeron que al día siguiente estarían por la zona para encontrarnos.
- Llegué a mi tío le hablé de lo que me había pasado, él me dijo que si me pagaban mejor me convenía para ayudar a mi mamá en Cajamarca.
- Al día siguiente en la noche salí de casa y fui a buscar a esos señores. Estaban en el sitio, siempre cargado unas mochilas.
- Me reconocieron rápido y me preguntaron si ya podíamos irnos más adentro al monte a cosechar madera fina.
- Me dijeron que necesitaban a 4 jóvenes buenos, hábiles porque "la madera" pesaba mucho.
- Ofrecieron pagarme 100 soles diarios, porque según ellos la madera era rentable.
- Yo me fui con ellos, me llevaron a comer a un local y ahí nos encontramos con otros muchachos, yo era el más flaco de ellos.
- Esos hombres morenos aparentaban ser buenos, compraban todo lo que querían para invitarnos.
- Luego salimos a un hotel en una camioneta, mientras íbamos nos dijeron que a las 3 am saldremos al trabajo.
- Yo estaba feliz, porque por fin podía ganar más platita para mandarle a mi mamá.
- Me iba pensando en cuánto dinero ahorraré, así fue, a la madrugada partimos muy temprano al monte.
- Íbamos en 2 camionetas, ya habían 2 chicas que acompañaban a los hombres.
- Los carros nos dejaron en cierto punto a las 5 y de ahí caminamos 5 horas hacia adentro, los 2 hombres, yo, y los demás muchachos.
- Las chicas volvieron con los choferes de las camionetas.
- Durante el camino, aquellos hombres nos daban instrucciones, nos decían que trabajemos con cuidado, porque hay gente que querían quitar la madera por ser fina.
- Yo no tenía miedo, los otros jóvenes se veían tristes. Pasamos ríos, comíamos frutas, nos encontrábamos con animales, pero no hacían nada.
- Cuando llegamos al punto, vi plásticos azules tendidos, yo pensaba que eran carpas para dormir.
- Vi también pozos, costales, moto bombas. Acá es muchachos nos dijeron.
- Y la madera? Dijo uno de ellos. La madera está más allá, ustedes se van a encargar de empaquetar los ladrillos dijo uno de los hombres.
- Este es el negocio que te saca de pobre, pero hay que tener mucho cuidado, hay otros grupos buscando lo fácil y nos pueden quitar nos dijeron.
- Uno de los hombres empezó a cabar en el suelo, sacó armas, ci****os, dulces. Eso era como un almacén.
- Esto es para que se defiendan nos dijo, mientras nos entregaba unas armas. Yo nunca había cogido esas cosas y me daba un poco de miedo.
- Así empezó el "trabajo" mientras retirábamos los plásticos para ver el proceso de la hoja de coca, esos hombres nos dijeron que en 15 días volveríamos al pueblo, pero que no podíamos comentar nada de esto.
- Desde entonces ya formaríamos parte de una mafia colombiana ganando 500 soles diarios.
- Eso me ponía feliz, pero a la vez triste porque en cualquier momento podrían llegar la PNP o el ejército y nos mataban.
- No éramos terroristas, eso es un tema aparte.
- Desde quella fecha empecé a ser parte de esa mafia. Aprendí el proceso de elaboración de PBC, aprendí hacer los "ladrillo" de droga.
- Comida no faltaba y cuando llegaba la noche subíamos a los árboles para dormir.
- La noche en la selva parece que tuviera más vida que en el día. Dormíamos con armas, con linternas, cargado los mochilas, por si pudiera haber un operativo para escapar.
- En las noches vi salir a los animales, vi serpientes enormes que se estiraban, veía otros animales que no conocía. A lo lejos se escuchaba gritos de monos y disparos.
- Durante esos días los hombres negros se alejaban un poco, suponíamos a otras pozas de procesamiento.
- Nuestro trabajo era muy arriesgado, teníamos que procesar cientos de costales de hojas de coca.
- Durante el trabajo uno de los amigos me dijo no quería estar en esto, que era muy peligroso y que en cualquier rato podríamos ser capturados por la PNP.
- Durante esos 15 días, sacamos 600 ladrillos de droga. En la zona se valorizaba mil soles el kilo, pero decían que fuera de Perú vale hasta 100 mil dólares el kilo.
- No había teléfonos para comunicarnos, esos hombres llegaron al punto junto a 4 muchachos más y junto a 2 chicas muy guapas.
- Llegaron tarde, cargando mochilas grandes; aquel día teníamos que partír al pueblo, sabía que estaba lejos y que teníamos que caminar mucho.
- Comimos, tomamos, nos armamos y salimos con la mercadería a las 9 pm.
- Éramos en total 12, todos cargamos mochilas con droga, los hombres morenos iban adelante, las chicas atrás y nosotros al fondo.
- No había camino, pero los hombres conocían la ruta como la palma de su mano, mientras caminábamos escuchábamos gritos de animales, en lo alto y a lo lejos.
- Nos encontramos con árboles inmensos, plantas con hojas que medían hasta 2 metros.
- Había momentos de descanso, lo hacíamos por las chicas. Mientras nos sentábamos, los hombres altos besaban y abrazaban a las muchachas.
- Caminamos desde las 9 pm hasta las 2 am. Llegamos a un punto y ya estaban ahí 3 camionetas esperando.
- Cargamos la mercadería y los hombres recibían paquetes de dólares, luego nos pagaban. Eso me ponía feliz, ganar mucho dinero.
- Por fin podré enviarle a mi mamá pensaba, mi tío y mi familia en Cajamarca ni se imaginaban en lo que estaba metido.
- Resumiré un poco. Así pasaron los años, algunos muchachos se salieron del grupo, pero yo me quedé.
- Conocí a más gente colombiana, me hice amigo de chicas, no tenía miedo al monte y transportar droga se convirtió un una rutina.
- Pero mi pesadilla empezó cuando en cierta oportunidad intenté llevar solo el negocio hasta el punto de embarque, me perdí en el monte.
- Caminaba y caminaba y no podía salir de la selva. Por primera vez sentí miedo, se hizo de noche y me tiré a dormir muy cansado.
- Eran 3 días sin poder salir del monte, comida no faltaba, habían frutas, no sabía que era, pero yo las comía.
- Vi animales extraños, serpientes de colores, arañas gigantes, que lindo la selva decía yo.
- Mi preocupación era que los jefes de la mafia creaían que ya me había escapado llevando su mercadería.
- Sentado bajo un árbol armado y con mi mochila de droga me puse a meditar y decía, de qué sirve ganar tanto y estar siempre escondido?
- Pasaron muchas cosas por mi mente y culpaba a mi papá por habernos dejado, si él no habría dejado a mi mamá no estaría aquí pensaba.
- Tirado en suelo comencé a llorar, no quería estar en ese sucio negocio, pero la necesidad era grande.
- Me sentí solo, con un gran vacío, sin amigos y pretendía matarme.
- Tenía en mi mochila 100 mil dólares y droga. No importaban perderlos o tirarlos en el monte.
- Llegué a tener 20 carretillas de dinero, pero nunca pude disfrutarlo, porque siempre hay miedo. No tuve casa, no me vestía bien, porque tenía miedo de gastar por temor a ser descubierto.
- Así pasaron las horas, me quedé dormido bajo un árbol grueso. Aquel día jamás lo olvidaré, escuché una voz potente que me llamó por mi nombre.
- Yo intentaba abrir los ojos y no podía, solo podía escucharlo, pensé que eran los la PNP, si me piden esto les doy y me dejo capturar pensé.
- Esa voz me seguió hablando y me dijo. No estas solo, yo estoy contigo.
- Desde hoy no cargarás más esto, sino que me seguirás y yo estaré contigo. Es Dios hablándome pensé.
- Sí soy yo, me respondió. Empecé a llorar más, eso parecía un sueño, y pensé si tú eres Dios sácame de aquí, no quiero morirme en el monte.
- Lloraba y lloraba sin poder ver. Sentí que alguien me tomó en sus brazos y empecé a flotar, no estaba drogado, a pesar de procesar esa sustancia nunca la había consumido.
- Ahora entiendo que ese alguien fue Dios, me tomó en sus brazos y en un tiempo como de 10 segundos me dejó cerca al pueblo y ahí pude abrir los ojos.
- Estaba solo, sin armas, sin mochila, sin dinero y sin droga.
- Qué me dirán los de la mafia pensé, caminé hasta la casa de mi tío, siempre pensando que Dios estaba obrando en todo.
- No supe más de esos amigos, nadie me buscó, perdí todo. A los pocos días me acerqué a una iglesia cristiana y decidí recibir a Cristo en mi corazón y dejar todo lo malo.
- Muchas veces quise cambiar solo y no puede, quería dejar lo malo pero fracasaba.
- Desde aquel año deje el ilícito negocio, se gana mucho dinero, pero no eres feliz, vives siempre con miedo y pensando que en cualquier momentos podrían matarte.
- Hoy soy cristiano, predico el evangelio y tengo una familia feliz.
- Siempre invoco a los jóvenes a no dejarse influenciar por lo malo y conocer mejor a sus amistades
- Y a los padres invoco a tratar bien a su familia, de lo contrario caerán en malos vicios.
Dios les bendiga.