27/12/2024
HOY CONOCEREMOS LA CHIMENEA DE HUALGAYOC.
Por Jaime Abanto Padilla.
Se encuentra a la entrada del pueblo. Fue parte de un horno donde se fundía el mineral en las labores mineras de comienzos del siglo XX o fines del XIX. Ha permanecido erguida frente al tiempo, neblina, lluvias y granizadas, pero sobre todo frente a la indiferencia que mata más que cualquiera otra cosa.
De lejos se ve menuda, pero al llegar a ella es imponente. Ladrillo republicano unido con una fórmula añeja. Vieja chimenea testigo de otros tiempos, de mineros que hoy están mu***os, apenas quedan los recuerdos. Sigue mirando al pueblo, aunque el pueblo ya no la mira a ella. Sus últimas hermanas fueron destruidas, una en la vieja planta de Montoya, otra en Pilancones hace unos días.
¿Cuál será su destino? He llegado a darle un abrazo, quizás el último. Mis brazos no alcanzan, mis ojos se pierden mirando su altura. No cabe en ella la indiferencia de tantos años, pese a todo sigue erguida y sola. Es nuestro emblema, lo que mejor nos representa. Chimenea de los sueños de oro de gentes que ya no están.
Al rededor de ella yacen las ruinas del ingenio al que sirvió, del molino junto al río, del mineral que un día fundió cuando echaba humo. Hoy solo echa recuerdos silentes. Nadie sabe a quien sirvió ni el oro que fundió, aquellos cuadernos que daban cuenta ya no existen, ni el oro, ni la gente. Hualgayoc... Siempre fuiste ese hijo proscrito al que todos amaban por el oro, pero en donde nadie quería vivir...
Chimenea vieja. Cuando me vaya quiero una como tú sobre mi tumba para que sepan que soy de allí, de ese pueblo triste y frío con entrañas de oro que se llama Hualgayoc. Que se lleva en el corazón.
