11/07/2024
𝐋𝐄𝐘𝐄𝐍𝐃𝐀:𝐋𝐎𝐒 𝐀𝐑𝐑𝐈𝐄𝐑𝐎𝐒 𝐘 𝐋𝐀 𝐕𝐈𝐑𝐆𝐄𝐍 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐀𝐒𝐔𝐍𝐂𝐈Ó𝐍
Cuando empezaban a cantar los gallos con el crepúsculo del amanecer, en Pampacolca, 01 de agosto de 1856, la gente muy presurosa se dirigía a la chacra, pasando por los pitipanes, caminos y pacchas en medio de los alfalfares. El sol saliente de Antimpampa irradiaba aquellos caminos ancestrales de Chicota donde las piedras multicolores siempre mostraban su belleza.
En ese tiempo la gente se estaba volviendo egoísta, vanidosa, borracha y envidiosa. Se lastimaban entre ellos, eran indolentes.
¿Qué ha sucedido?
¿Cómo un pueblo tan próspero ha caído en tan atroz miseria?
De pronto, ventarrones, terrales, sequías; dejó de llover, no había agua y no habían alimentos, las chacras no producían, llegó la hambruna.
Los arrieros en sus mulas, solían llevar de un lugar a otro algunos alimentos, pero esta vez no había ni harina de trigo, tampoco había dinero. Era un ambiente desolador.
Uno de esos días calurosos, los arrieros después de pasar por Aplao cerca al río Majes, veían girar los cerros:Mamas y Cerro Negro que los iban formando épicos y valientes. Cada pueblo que pasaban, estaba lleno de historia y misterio. Por Tipan, Tagre y Chupacra la mayoría de las plantas del camino escuchaban el alma de los arrieros que transitaban por el sendero.
Luego llegaron a Yato. ¿ En qué parte del mundo se puede ver un espectáculo así?
Aquí se cobijan los sonidos de los arrieros sobre las piedras , el río y las flores.
Empezaron a subir por el camino de herradura rumbo a Pampacolca. Cuando miraban aquella andenería milenaria, por las vueltas de Escaura , mientras el moscardón zumbaba conjuros en sus oídos, se les acercó una señora muy bonita, con una mirada dulce, de unos hermosos ojos cristal, cabello negro largo y un vestido grande muy radiante, les preguntó: ¿ a dónde van?
_ Vamos a Pampacolca.
Llévales por favor estos alimentos y distribuyan para todos, que nadie se quede sin alimentos si necesitan más, te daré ,quiero que todos absolutamente todos se alimenten. Sólo quiero pedirles que cambien su manera de ser, que evolucionen espiritualmente, que sean generosos, amorosos, honestos, humildes y sensibles.
Cabalgando por la geografía infinita de esa subida, divisaban a lo lejos un paisaje bucólico con las cordilleras y las andenerías de Yato, mil tonalidades de verde en las quebradas.
En las vueltas de Muyurina ya miraban su tierra, muy alegres porque estaban con las alforjas y los serones muy llenos, con una recua de 50 mulas.
Llegaron al pueblo y empezaron a repartir quesos, charqui, papas, maíz, cebada, trigo,habas, pan, frutas, todo lo que la señora envió; después, en ellos nació esa fuerza misteriosa del amor y repartieron para todos, expandiendo el mensaje encomendado.
Los pampacolquinos empezaron a cambiar y se dieron cuenta que deberían perdonarse y amarse entre hermanos de un mismo pueblo, ayudarse y ser solidarios,humildes, como fueron en sus inicios.
El domingo día de misa, uno de los arrieros se dirige a la Iglesia Matriz de Pampacolca, mira el altar y exclama: ¡milagro! , ¡es un milagro!.
_ ¡Señor, respeto por favor!, estamos celebrando la eucaristía.
Salió gritando: ella, es ella quien me dio los alimentos, fue ella, fue ella.
𝙀𝙧𝙖 𝙡𝙖 𝙫𝙞𝙧𝙜𝙚𝙣 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝘼𝙨𝙪𝙣𝙘𝙞ó𝙣