15/12/2024
Nuestra Señora de la Expectación de Zapopan
Novena
ACTO DE CONTRICCIÓN:
¡Oh Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, amabilísimo Jesús mío! Veme aquí rendido a tus pies, implorando el perdón de los pecados con los que te he ofendido en toda mi vida.
Soy un pecador muy ingrato que he despreciado vuestra sangre preciosa y tanto tiempo he resistido vuestros amorosos llamamientos; mas hoy, Señor, vuelvo a Ti Ilorando mis delitos.
¡Oh bondad infinita de mi Dios, quién nunca te hubiera ofendido! Yo me. arrepiento de haber quebrantado tu santa ley, y penetrado del más vivo dolor, te pido que tengas compasión de mí, prometo jamás ofenderte, auxiliado con vuestra gracia y vivir dedicado enteramente a amarte y servirte todos los días de mi vida. Amén.
ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA:
¡Oh Señora y Reina mía incomparable Madre de Dios y de los hombres! ¿Cuál será la primera palabra que te dirija mi amor? ¿Será de l bendición y gloria, por tu grandeza y virtudes, y la elevación a que el Señor te exaltó sobre todas las criaturas? ¿Será una expresión sensible y amorosa que revele toda la ternura de mi alma, o una ardiente plegaria que mande a tu trono en busca de socorro y protección? ¡Qué grande eres, Purísima María, qué grande eres a los ojos del Señor!: ¿Quién como tú, después de Dios? Revestida de majestad gloriosa y soberana, tú te encuentras a la derecha de tu Divino Hijo, como reina del cielo y de la tierra; nada se niega a tus ruegos, nadie resiste tu imperio. Yo te bendigo, altísima Señora, yo te alabo con toda la fuerza de mi amor, y me lleno de gozo inexplicable al contemplarte tan elevada y gloriosa, y tan cercana a Dios.
En medio de tu grandeza no te olvides de mí; y yo, así mismo jamás quiero olvidarte; por eso hoy elevo a tus pies mis afectos, mi corazón y toda mi ternura. ¿Qué podré decirte Madre mía? Te amo y te adoro; tú eres mi vida, mi esperanza y consuelo, todo mi pensamiento y mi bien después de Dios. ¿Qué puedo encontrar fuera de tí, sino miserias y desgracias? Por esto en todas partes te buscan mis ojos, y mi alma suspira por tu amor, por esto jamás olvido tu dulcísimo recuerdo y en todos los momentos de mi vida te bendigo; por esto hoy también vengo a alabarte, y bendecirte en el misterio de tu santa Expectación, ¡Oh mi buena y dulce Madre! que mi corazón te ame sin descanso, que yo siempre me ocupe de tu servicio para lograr el ir a bendecirte y alabarte allá en el Cielo eternamente. Amén.
Se reza nueve veces el Ave María, en honor de la Santísima Virgen que llevó nueve meses en su inmaculado seno al Hijo de Dios.
SÉPTIMO DÍA
Meditación:
Al concluir el Ángel sus últimas palabras la Santísima Virgen María le contesto: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. ¡Oh expresiones llenas de sabiduría de Dios! Expresiones que derraman en el mundo la vida y el consuelo. Mas ¿por qué nuestra amada Niña dice que es la esclava del Señor? ¿Por ventura le ha pedido Dios que doble su cuello virginal para poner en él una cadena"! ¿No es su purísimo seno el santuario que el Señor quiere glorificar con su presencia? No es ella la bellísima princesa cuyos vestidos exhalan el olor de la mirra, el óleo y la acacia la constituyó su verdadera Madre.
Contemplemos un momento ese inmaculado seno, centro de las maravillas del Eterno. En su comparación ¿qué viene a ser todo el mundo, con sus glorias y riquezas, sus delicias? ¿Qué es el mismo Cielo con sus ángeles, sus astros su luz espléndida y hermosa, sus cánticos, su inefable e indeficiente júbilo? El seno de la purísima María contiene al creador de los cielos y la tierra, al que es gloria de los ángeles, vida del hombre, encanto y hermosura del universo. Allí se encuentra el trono de Dios, la fuente de la vida, manantial inagotable de la divina misericordia, la razón de cuanto existe, el Verbo de Dios hecho carne, iOh inefable e incomprensible grandeza de María! Bendigamos, amemos, adoremos al Señor Dios nuestro que ha obrado la santidad en medio de la tierra; de esa tierra sagrada que es María, enriquecida con todos los tesoros y gracias de los cielos, y en quien su Majestad los ha depositado para socorrer nuestra indigencia.
ORACIÓN:
Oh María Niña preciosa; ahora ya no eres solamente la hermosísima Virgen que encanta a Dios con su pureza incomparable y celestial; eres también su tierna y dulce Madre, que lo llevas en tu seno, y algún día lo alimentarás con tus sagrados pechos. Eres la Virgen de Isaías que ha concebido al Hijo de Dios; la mujer prodigiosa que ha rodeado al Varón por excelencia, al Divino Jesús; la brillante carroza de Ezequiel, llena de la gloria del Señor, la puerta inviolable que ve al Oriente y en la que está sentado el Príncipe de la eternidad; la ligera y resplandeciente nube que lleva al Inmenso. Por tantas grandezas, por tu incomparable gloria el mundo se regocija, te bendice, se postra a tus pies e implora tu clemencia. Ruega por nosotros, Virgen Santa, defiende nuestra causa, oh Madre del eterno, consigue la gracia y la indulgencia a todos los que imploran tu socorro, para que caminando siempre a la sombra de tu amparo, consigamos la eterna salvación. Amén.
ORACIÓN FINAL:
¡Oh purísima Virgen María de Zapopan! ¿por qué Señora nos robas el corazón al contemplarte? ¿Por qué si alzamos los ojos a tu trono nos encantas y si en tí pensamos sentimos el santo desfallecimiento del amor? Porque eres bellísima y sin mancha, el encanto de Dios, la maravilla de la creación, la alegría de los ángeles, el consuelo y la esperanza del hombre, la gloria y salvación del mundo; porque llevas un corazón de Madre que reboza ternura y bondad para con tus hijos; corazón inmaculado, verdadero océano de misericordia donde venimos a ahogar todas las miserias de la vida, y donde así mismo recibimos los consuelos de tu, amor sagrado. Permíteme Señora mía que desahogue a tus pies mi corazón. ¡Qué hermosa eres, mi amada Madre, qué hermosa eres! Por Tí mi corazón suspira de ternura; Tú eres la luz de mis ojos, el gozo de mi vida, mi bello recuerdo, mi glorioso y feliz pensamiento; si camino me llevas de la mano, si descanso te encuentras a mi lado, si duermo, Tú,eres también el Ángel que velas mi sueño; en todos los sitios donde me hallo te descubro y en momento ninguno de mi vida me abandonas. ¿Cómo pués llegaré a olvidarte, Madre mía?
¿Cómo no ha de arder eternamente en mi alma la purísima llama de tu amor? Sin embargo, lleno de vergüenza, mi buena y amorosa Madre, yo lo confieso, hasta ahora no te he amado según mi obligación por eso contigo me quejo de mí mismo. ¿Por qué mi corazón te olvida tantas voces y se inclina iay dolor! a otros objetos?, ¿Por qué, cuando tener debería el corazón de un serafín, para abrasarme en tu ternura, me encuentro insensible y lleno de tibieza? He aquí mis grandes y tristes dolencias; Tú 'Señora mía, eres el remedio de todos nuestros males, la salud del enfermo, el consuelo del que sufre la esperanza de los miserables. Ten compasión de mí, querida Madre, sáname, purifícame y lléname de tu celestial amor, para nunca olvidarte, ni en la vida, ni en la muerte, y después verte y alabarte en la eternidad. Amén.
Por tu Concepción Inmaculada y tu gozosa Expectación, Madre nuestra de Zapopan danos tu bendición.