07/12/2024
Nacida en Agosto de 1876, e hija de un modesto sombrerero llamado Adam Zelle, a quien sus vecinos apodaban "el Barón" por sus delirios de grandeza, Margaretha tuvo una infancia tan feliz como irreal.
A los 6 años, en su primer día de clase en el colegio más caro de la ciudad, llegó en una carroza tirada por cabritas blancas enjaezadas con cintas.
Esa feliz infancia se vio truncada por la huida de su padre con otra mujer en 1889 y por la muerte de su madre dos años más tarde.
De una exótica belleza, heredada de su madre, muy pronto tomó conciencia del poder que eso podía reportarle.
A los 14 años ingresó en el Instituto Leyden de Amsterdam, con la intención de ser maestra, pero fue expulsada al cabo de dos años, acusada de seducir a su director, un hombre casado de 51.
De allí se fue a vivir con su padrino a La Haya, una ciudad llena de oficiales de las colonias que regresaban de su servicio en las Indias Orientales Holandesas (la actual Indonesia).
Allí conoció a a los 19 años al Capitán Rudolf Mac Leod, un oficial holandés 20 años mayor que ella, con quien se casó en julio de 1897.
En búsqueda de aventuras, acompañó a su esposo, cuando fue destinado a las Colonias de Java y Sumatra.
No fue una estancia feliz.
Mac Leod no tenía dinero, estaba lleno de deudas y tenía un pésimo carácter.
Su primer hijo Norman murió prematuramente, y su esposo cayó en el alcoholismo.
Durante su estadía en la colonia, había aprendido las danzas nativas balinesas.
Luego de cinco años de infeliz matrimonio, tras el divorcio, no obtuvo la custodia de su hija Louise.
Margaretha regresó sola y sin dinero a Europa, hacia 1905, al París de la Belle Époque, donde explotando su natural, enigmática y provocativa belleza, comenzó una nueva vida.
Adoptó el nombre de Mata Hari, un nombre que en malayo significa "amanecer" u "ojo del día".
Debutó en la vida social con una actuación en el Musée Guimet, un museo de arte oriental de París, ante 600 miembros de la élite económica de la capital.
Al espectáculo, que tal vez podía haber sido prohibido por lo sensual, Mata Hari explicó que se trataba de una danza sagrada tradicional indonesia.
Su audacia al aparecer semidesnuda en los escenarios y su conocimiento de los sensuales y exóticos bailes malayos, la llevó en poco tiempo a lujosos cabarets y teatros, hasta convertirse en mito sexual de los escenarios parisinos y en cortesana de lujo.
Su fama se extendió por toda Europa. Viajó por todo el continente, relatando diferentes versiones de una vida tan enigmática y fascinante como inventada.
Esa mezcla de exotismo y misterio, unida a su belleza natural, le permitió acceder a contactos con militares, diplomáticos, políticos y funcionarios de alto rango en las principales capitales: París, Berlín, Montecarlo, o Madrid.
Eso le permitió tener también acceso a información privilegiada sobre la política y el desarrollo de la I GM que ya había comenzado.
Uno de sus amantes, el cónsul alemán en Ámsterdam, Eugen Kraemer, era también jefe de los servicios secretos alemanes, le ofrece importantes sumas de dinero a cambio de conseguir información del bando francés.
Así se convierte en la agente H-21, en la primavera de 1916.
Por ambición, amor o inconsciencia, poco después ella también aceptó convertirse en agente al servicio de Francia.
Eran juegos peligrosos que serían su perdición.
El servicio secreto francés, el Deuxième Bureau, comenzó a escuchar sus conversaciones telefónicas y leer su correspondencia.
Su director, Georges Ladoux estaba desesperado por capturar algún espía para justificar los desastres de Francia en la guerra. En 1916 se libraron las dos batallas más terribles hasta el momento: Verdún y el Somme.
Descubierta por el espionaje Británico, fue denunciada y detenida por las autoridades Francesas a mediados de Febrero de 1917.
Un día como hoy, comienza en París, el proceso donde Mata Hari es acusada de espionaje, alta traición y ser responsable de la muerte de miles de soldados.
Durante el proceso, en el que salieron a la luz sus relaciones íntimas con altos cargos de uno y otro bando.
En un juicio sumarísimo y casi sin pruebas concluyentes, fue condenada a muerte, por un tribunal militar, como chivo expiatorio de los desastres del Ejército Francés.
La madrugada del 15 de octubre, en el castillo de Vincennes, se cumplió la sentencia.
No permitió que le vendaran los ojos, ni que la ataran y lanzó un beso de despedida a sus ejecutores.
Terminaba su Vida.
Comenzaba su fascinante Leyenda...
🌹