26/08/2024
DOMINGO COLÍN HIZO CAMINO AL MARCHAR
Gamaliel Sánchez Salinas*
"Mi hermano Pablo, antes de ir a las olimpiadas, venía del DF a visitarnos y se ponía a entrenar en un terreno de la familia, en la colonia Linda Vista. En su entrenamiento ejecutaba unos ejercicios y unos movimientos medio raros para nosotros, porque no era muy conocida la marcha. Entonces lo veía y por dentro me decía: yo nunca voy a caminar como él, nunca voy a ser como él", evoca divertido Domingo Colín Martínez, marchista olímpico y gloria del deporte tabasqueño.
El 17 Batallón de Infantería llegó a Tabasco proveniente de Oaxaca, dicha unidad militar se asentó en la colonia Atasta de Serra. Ahí nació Domingo Colín, pues su padre estaba adscrito a dicho batallón. El trópico fue del agrado de los padres del pequeño Domingo y adquirieron un predio grande en la colonia Linda Vista. Fue en esta popular colonia donde transcurrió la infancia feliz del marchista.
A unas cuadras de su casa, pero ya en los terrenos de la colonia Rovirosa, se encuentra la escuela donde hizo sus estudios primarios. "Yo era muy inquieto, y apenas terminé la secundaria decidí irme a la capital del país. Mi hermano Pablo y otro de mis hermanos ya estaban allá. Pablo se fue con los deseos de estudiar ingeniero en aviación y obtuvo el apoyo de mi padre. En ese entonces faltaban como uno o dos años para los Juegos Olímpicos del 68. Mi hermano fue reprobado en sus estudios y se dio de alta en el Ejército como soldado raso", rememora Colín Martínez.
En el Ejército, su hermano mostró interés por el deporte, pero cuando descubrió al también mítico sargento Pedraza, ejercitando en la senda de la marcha, sin los elementos adecuados, se entusiasmó por dicho deporte. Para suerte de ambos se toparon con el profesor Alquisira, quien contaba con los elementos básicos para compartir a aquellos jóvenes caminantes. "Era el presidente del Club Venados y se ofreció a entrenarlos. Alquisira les enseñó lo poquito que sabía y comenzaron a trabajar. Un día fueron a entrenar al Comité Olímpico. Ahí estaba, recién venido de Polonia, Jerzy Hausleber, para ser entrenador oficial de la marcha en México", apunta con fraterna emoción.
Hausleber, el padre de la escuela de la caminata mexicana, vio condiciones en aquellos dos jóvenes militares y los invitó a integrarse al equipo. Los entrenamientos bajo la tutela del polaco, también militar, eran intensos y con mucha disciplina. "Los llevó a las olimpiadas, en el 68, y ¡oh, sorpresa!: José Pedraza Zúñiga obtuvo medalla de plata y mi hermano se quedó en el kilómetro 18. Pese a eso mi padre estaba muy orgulloso y nos decía: ¡Vean a su hermano! Tomen su ejemplo, ojalá ustedes fueran como él", recuerda.
A los 16 años, espoleado por el ejemplo de su hermano mayor, Domingo Colín abandonó el trópico y arribó al altiplano, a la casa de su hermano donde fue recibido de manera emotiva. La gran ciudad fue deslumbrante para el adolescente choco y, maravillado y curioso, la exploraba. "Después de cuatro o cinco meses mi hermano me dijo: qué vas a hacer, cuáles son tus planes... y entonces emergió su carácter forjado en el ejército y a exigir la disciplina. Yo tenía otro hermano en el DF, Vicente, más relajado, más tranquilo y yo no quería sujetarme a la disciplina y me fui a vivir a su casa", rememora Domingo.
Con la experiencia vivida, a los pocos días le dijo a su hermano que deseaba trabajar, aportar algo para la casa. Vicente, quien era maestro hojalatero, le consiguió trabajo en el taller. Ahí, prisioneros de la talacha, conversaban. "Un día le dije que me gustaba la caminata y que quería entrenar, él admiraba mucho a mi hermano Pablo, y se ofreció a entrenarme. Muy de mañana salíamos de Netzahualcóyotl a Zaragoza para tomar el primer metro a Chapultepec y estar a las seis de la mañana en el entrenamiento. Entrenábamos cosas que ni eran apropiadas para la marcha pero entrenábamos", dice con dejo de satisfacción.
En esos días el periódico deportivo Esto publicó una convocatoria a novatos de la caminata. En dicha competencia estarían como invitados Enriqueta Basilio, la primer mujer en portar la antorcha olímpica y encender el pebetero; José Pedraza Zúñiga, medallista olímpico y Pablo Colín, hermano mayor del joven tabasqueño. Con un shorts relavado, tenis viejos, participa y queda en el décimo lugar. Sin embargo este logro no fue bien visto por las amistades de su hermano Pablo, quienes le recriminaron por no estar a la altura: Pablo el tercero a nivel nacional y él en el décimo y de novatos.
"Me dio pena, ellos no sabían cómo entrenaba uno. Yo seguí entrenando, trabajando. Pasaron tres meses y se anunció otro evento en la Magdalena Mixihuca. Sin dudarlo fui a inscribirme pero me dijeron que sólo podría obtener mi inscripción si era miembro de algún club de caminata. Fue el club CREA, de Santiago Nakasawa quien después de hacerme firmar un contrato por dos años, avaló mi participación en esa competencia".
Fue en ese club donde Domingo Colín entrenó en forma y gracias a éste participó en su primera competencia fuera del país; un intercambio deportivo con un colegio estadunidense en Los Ángeles. De los 42 mexicanos que fueron nadie trajo lugar alguno. Domingo Colín cayó en estadios de colérica frustración. Empero, sus deseos de triunfar se impusieron y siguió entrenando en el club y con su hermano Vicente. Al siguiente año regresó a los juegos colegiales y ocupó el cuarto lugar. El Esto lo consignó en una pequeña nota. "Yo no me crecía todavía, tenía los pies en la tierra. Porque posteriormente creo que sí me crecí", admite con leve sonrojo.
Después de esa exitosa participación el joven caminante le puso más ganas a su entrenamiento. Su hermano Vicente le propuso que fuera Pablo, el hermano mayor, quien lo entrenara, éste aceptó y se reunieron en una pista cercana a La Merced. Ahí, en su papel de vetusto entrenador, Pablo lo mandó a calentar y le ordenó diera una vuelta a la pista en 2 minutos. "Lo hice en 2 minutos 5 segundos. Vio el cronómetro y me dijo: cuando la hagas en 2 minutos me vuelves a llamar, y se fue. Yo me quedé enchilado: soy tu hermano, pensé. Él era así, muy estricto, no sé si lo hacía para que me esforzara, para que saliera adelante. Porque, ahorita, todo lo ponen fácil y lo que llega fácil, fácil se va", reflexiona Colín Martínez.
Ese momento, asevera el caminante, marcó un hito en el marchista que le habitaba, se propuso demostrarle a su hermano que si podía, que iba a salir adelante... Su oportunidad vino cuando Jerzy Hausleber, con el apoyo del Comité Olímpico Mexicano (COM), convocó a una concentración para descubrir nuevos talentos. Más de cuarenta jóvenes acudieron al llamado, Colín entre ellos. "Participaron, entre otros, Daniel Bautista, Raúl González, Martin Bermúdez, Pedro Aroche... Eran entrenamientos intensos y fue ahí que el maestro Hausleber me dijo que yo sería integrante del COM. Yo tuve la osadía de preguntarle si era por mí o era por mi hermano. Me dijo que tenía tiempo observándome y que el lugar me lo había ganado y que nada tenía que ver mi hermano", relata con orgullo el caminante choco.
Después de tres meses de concentración realizaron el proceso para seleccionar a los dos mejores que representarían a México en "El giro de Roma"; Domingo Colín llegó en primer lugar, Raúl González en segundo y Daniel Bautista en tercero. "Y llegamos a Roma, Raúl González y yo, Hausleber se quedó porque tenía problemas con sus papeles, pero nos alcanzó después. En la embajada no nos hicieron caso, nos calificaron de honestos turistas. Eso no nos importó, llegamos al lugar de las inscripciones y, sin problemas nos registramos. Cuando escogimos nuestros números no pudieron ocultar sus risas, el número que escoges, es el lugar donde consideras que vas a llegar: Raúl escogió el 10 y yo el 8", evoca.
Jerzy Hausleber llegó antes de la competencia y fue con ellos a reconocer el lugar. Y sí, llegado el día, el polaco festejó jubiloso el arribo de sus pupilos a la meta: González en cuarto lugar y Colín en octavo. El trabajo realizado daba frutos; la caminata mexicana era una realidad. Los gastos de Hausleber y sus muchachos en "El giro de Roma" corrieron por cuenta del COM, pero al siguiente año corrieron a cargo de los organizadores del Giro e invitaron a 5. Los esfuerzos de ésta pléyade de caminantes fueron tomados en cuenta por las autoridades deportivas y el apoyo para el equipo creció, lo que se tradujo en mejores resultados en los juegos centroamericanos.
"Hausleber conseguía intercambios y nos íbamos a Europa por un mes a participar en 4 competencias, una por semana. De 10, 20, 30 y hasta 50 kilómetros. Regresabamos y a seguir entrenando, si no lo hacíamos los que venían atrás nos alcanzaban, había mucha competencia. Y así llegamos a los panamericanos y tuvimos éxito. Fue la competencia de esos 40 jóvenes que peleaban por sobresalir la que nos obligó a dar ese brinco; tener cantidad para dar calidad", explica categórico.
El trabajo intenso de Hausleber y sus muchachos convirtió a México en el laboratorio de la marcha. Desde el viejo continente llegaban alemanes, suecos, noruegos, rusos... Para ver qué hacían, qué comían, dónde entrenaban. Incrédulos no daban crédito al alcance de la caminata azteca prohijada por Jerzy Hausleber.
Se acercaban los juegos olímpicos de Montreal y el sagaz polaco descubrió Bolivia como el espacio ideal para entrenar a sus muchachos y prepararlos para la justa olímpica, sobre esto el marchista rememora: La inauguración de los Juegos Olímpicos de Montreal nosotros la vimos por televisión, desde Bolivia, a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar. Nuestro entrenador consideró que debíamos llegar cuando fuéramos a competir. Y así arribamos a Canada y Daniel Bautista llegó en primer lugar. Yo tuve la desilusión de ser descalificado en el kilómetro 19 cuando iba en primer lugar. Fue una frustración tremenda para mí, pero no para los directivos del COM quienes me siguieron brindando su apoyo".
En 1980 Domingo Colín rompe el récord mundial en Cherkasy, Ucrania, república de la Unión Soviética, lo que lo convierte en favorito para los Juegos Olímpicos de Moscú en la desaparecida Unión Soviética. En esta polémica competencia Domingo Colín es descalificado en el recorrido y Daniel Bautista que iba en primer lugar fue descalificado apenas a 800 metros de entrar a la pista. "Descalifican a Daniel que iba en primero, después al que iba en segundo, luego al tercero y el cuarto lugar, con la medalla regalada, entra como primero; era el italiano Mauricio Damilano", señala con añeja indignación el marchista.
En ese mismo año, Domingo Colín Martínez se retira de las competencias.
En la euforia olímpica de este año 2024, el reportero José Luis Hernández publicó una breve reseña en su página de Facebook, evocando los logros del marchista tabasqueño, reseña que fue replicada en otras páginas y se hizo viral dando visos de leyenda a la vida del maestro Domingo Colín. En una de esas páginas, entre cientos de comentarios, un lector, Amancio Estrella, escribió: A Domingo Colín, lo vi "nacer deportivamente" en el INJM después INJUVE en la puerta 8 de la ciudad deportiva en la CDMX con el Prof. Santiago Nakazawa como entrenador en jefe... Junto con mis hermanos, los Martínez, entrenábamos con Colín y otros compañeros en el Autódromo, bajo la dirección del entrenador del equipo de Caminata Juan Hernández. Recuerdo cuando ganó el tercer lugar en 10 km en la puerta 5 en el estadio Jesús Martínez "Palillo" para ser seleccionado e ingresar al CDOM, llegó corriendo desde el metro "Zaragoza" se vistió en el registro de atletas y así, sin calentar, entró a la pista y a darle!!!.... Logró mantenerse entre los punteros y en los últimos metros logró rebasar a otro atleta del CDOM... Lo increíble... un atleta amateur y (aquí va la hazaña) que salía de trabajar de VELADOR , sí, sin haber dormido, le ganó a un olímpico, al rebasarlo por unos centímetros con un esfuerzo increíble Colín cayó apenas atravesando la meta, acudieron a ayudarlo, pero se levantó inmediatamente él solo, eso es tener corazón y vergüenza deportiva. Y con ese tercer lugar ingresó al CDOM en el equipo de marcha bajo las órdenes del la leyenda, el entrenador Jerzy Hausleber... Así inició este brillante atleta felicidades amigo Domingo Colín. Un saludo y un abrazo desde la CDMX".
Después de escucharlo de voz de este entrevistador, Domingo Colín nomás acierta a rascarse la cabeza y decir: "Ah, caray, de eso no me acuerdo, pero está bonito". La leyenda había comenzado.
Palmarés del atleta
1974. Primer lugar en eliminatoria rumbo al Giro de Roma en Veracruz.
1974. Segundo lugar en Roma, Italia.
1974 clasificado a Juegos Centroamericanos en Santo Domingo.
1975. Segundo lugar en Juegos Panamericanos de México.
1975. Primer lugar en Madrid, España.
1975. Segundo lugar en Londres, Inglaterra.
1976. Participa en Juegos Olímpicos de Montreal.
1977. Segundo en Mundial de Atletismo Milton Keynes en Inglaterra
1977. Premio Nacional del Deporte en equipo.
1978. Segundo en París, Francia.
1979. Primer lugar en Valencia, España.
1980. Récord del mundo en Cherkasy Ucrania (antigua URSS). 1 HORA 19 minutos 36 segundos en 20 km.
1980. Premio Heraldo de México como el Mejor Deportista.
1980 participación en Juegos Olímpicos Moscú.
*Profesor normalista, escritor y mediador de lectura.