28/11/2023
RECUENTO DE LOS DAÑOS
Edmundo Juárez
🎁🎄
De regalos y navidades, tú, ¿qué concervas de la navidad? 🎅🏼
Guardamos cosas para tener objetos (a veces sin que nos demos cuenta o de forma deliberada) para evocar momentos, personas, una fecha y con ello ser felices con un "pedacito del pasado", pero en realidad, todas esos elementos nos atan a un sentimiento que no nos deja en libertad. Todo recuerdo nos engaña y nubla nuestros sentidos provocando la peor de las emociones: el extrañar.
¿Has pensado en porque tardas en escoger un regalo? Por una sencilla razón: para que sea algo que impresione al otro y que al momento de entregarlo, quede grabado en la «memoria sensorial» de alguien más. Entonces, manipulamos a las personas con los recuerdos (regalos), queremos vivir en la memoria de alguien y que alguien viva de la misma forma en nuestra memoria y entre más fuerte sea esa conexión, mayor será la desilusión, el quebranto que viene tras el olvido. De ahí que los intercambios de navidad, el «amigo secreto», los obligados presentes de cumpleaños o aniversarios, sean una estrategia consensuada para «esclavizar amorosamente» a alguien y tratar de que permanezca con nosotros, no la persona, sino lo que de ella nos provoca.
Y sí, todos romantizamos la pertenencia amorosa a través de objetos o pequeños regalos.
Algunos bárbaros en exceso pasan de «un bello recuerdo» a una tormentosa experiencia cuándo un regalito, por insignificante que parezca, toma significado de posesión, de que un día le perteneciste a alguien y la frase «¡Fuiste mia, fui tuyo!», parecería una tontería de amantes pero en realidad, involucra todo un discurso en la deconstrucción del amor que ata y que sólo es feliz cuando se es nuevamente libre. Nunca sanamos y algo que en el futuro evocará ese momento y hará sentir la fragilidad del ser.
Somos irremediablemente humanos y nos permitimos tener «dueños amorosos», agandallamos el primer beso, apretamos o abrazamos más fuerte, todos en algún momento jugamos el rol de «amante subyugado», ¿por qué? Quizá porque algunas personas no pueden entender o sólo entienden (a su manera) el "vivir en familia" y confunden esa codependencia patológica a la que llaman «amor» y el amor es un regalo de la vida. Malamente muchos confunden su necesidad humana de pasión, s**o, bienestar, seguridad o cariño, con tener una relación de pareja, pero algún día (esperando que no sea demasiado tarde), descubren con sorpresa, que ellos mismos "fueron ese pequeño e insignificante regalo" otorgado o recibido en el intercambio navideño.
¡Cuidado con el amor a ciegas o con ese que intenta comprarnos con regalitos! No tenemos nada más valioso que a nosotros mismos, cada uno de nosotros somos un regalo, la vida en sí es un regalo, pero somos fácilmente engañados por inmadurez o falta de información de vida y nos dejamos deslumbrar, nos atamos personas que no reconocen nada valioso en nosotros, ningún regalo puede ser más valioso que el amor a uno mismo. Si no te amas, seremos para otro, cualquier otro, un simple objeto en un intercambio de regalos navideño. Si te extrañan como a un objeto, no es ahí, pero si tú extrañas a la persona que eras antes de estar con alguien, nunca debiste estar con ella (con el). No hay mejor regalo de la vida que la libertad.
Creo que una materia faltante en colegios o en el resquicio del apego familiar es el aprender a vivir con nosotros mismos, deshacernos de todo aquello que nos protege para enfrentarnos a la realidad no a la nuestra, sino a la de todos en conjunto: si estamos sólos no necesitamos ningún regalo de nadie ¿Porque los padres de familia en estas nuevas generaciones se vuelcan a ser sobreprotectores con sus hijos en lugar de decirles la verdad? «No esperes ningún regalo, sólo tú mismo puedes generar felicidad para tí mismo» ¿Porque les cuesta tanto trabajo decir eso a una mamá?
La felicidad no se comparte, se fábrica para uno, claro, otra cosa es la estabilidad emocional, esa que construye buenas y sanas familias.
Lo sé , es difícil impedir que todas las inter-relaciones humanas acumulen cosas inútiles: tarjetas de San Valentín, velitas, pósters, llaveros, besos, gestos, palabras cariñosas algunas sumamente bobas y con todos esos recuerdos, atamos la periferia del corazón para que no explote de soledad, seamos látigo o la piel lacerada, nos da miedo estar solos. Y al final del día, debes entender que tú no eres un objeto de intercambio, el valor se da así mismo. Regálate más vida y de calidad a ti mismo(a). Sí, si eres un regalo de la vida, entonces vive y aprende a vivir fuera de la caja, sin moños, sin envolturas.
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