La Llorona Horror Show

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La Llorona Horror Show La Llorona Horror Show lleva el terror a la radio con los relatos más espeluznantes de lo sobrenatura

LA SOMBRA DE LA VENGANZASoy Alice, y conocí a mi primer amor en la universidad, todo era perfecto me trataba como a una ...
31/12/2024

LA SOMBRA DE LA VENGANZA

Soy Alice, y conocí a mi primer amor en la universidad, todo era perfecto me trataba como a una princesa me sorprendía con regalos, y salidas a restaurantes finos, Nick era un jugador famoso de fútbol americano, siempre estaba rodeado de cámaras, y mujeres pidiéndole autógrafos.
Cuando el se encontraba conmigo de la nada llegaban los reporteros y el me hacia aun lado, ellos preguntaban quien era yo, el solo respondia.

–Una simple amiga, nadie sin importancia.

Solo le importaba verse bien, cuando ellos se iban el descarado me decía.
Mi amor aún no es momento de que sepan de nuestra relación, te prometo que más adelante les comunicaré a todos sobre ti.
Pasaban los días y esos días, se convirtieron en meses y seguía siendo su sombra, lo que había vivido con el al principio todo se fue esfumando poco a poco, ya casi no hablabamos, solo en clases cuando me pedia que le hiciera los trabajos de la uni, absolutamente nadie sabía de nuestra relación.

Una tarde mientras terminaba de limpiar mi cuarto, encendí el televisor y vaya sorpresa que me llevé, lo vi a él en compañía de una mujer muy elegante y refinada era una actriz, el la abrazaba y se encontraba extremadamente feliz jamás lo había visto así, y dio la noticia de que era su novia, y que pronto se iban a casar.
Apague el televisor, ya no quería seguir viendo más, sentía tanto enojo solo fui su juguete, me ilusiono y me boto como una simple basura, tenía que buscar la forma de encontrarlo y que me dijera frente a frente porque me engaño de esa manera.

Lo fui a buscar mientras entrenaba, pensé que se iba a esconder de mi pero quedó en ir a mi casa, y efectivamente esa noche llegó y nos sentamos a la mesa.
Hablamos por un largo rato, el me pedía a gritos que lo perdonará, nunca fue su Intención engañarme, pero esto que me hizo jamás lo iba a olvidar, así que empecé a tirar toda su ropa que por cierto, el dejaba cuando se quedaba aquí conmigo.

Parte por parte fui sacando y dejando dentro de su maleta de víaje favorita, el no volvió a pronunciar palabra alguna, era mejor no quería escuchar mas de sus estupideces, así que procedí a terminar mi relación con el, después de un largo rato dejé todo lo que le pertenecia en su maleta, el se fue con una cara de dolor en su rostro.
Pero el se lo busco, los días transcurrieron como siempre y yo iba olvidando aquel mal hombre que me había hecho tanto daño.

Salía de casa rumbo a mi trabajo de medio tiempo, y a unas cuantas cuadras antes de llegar a mi destino, observé en el poste un cartel con la fotografía de el, llevaba varios días desaparecido no le tome importancia y seguí mi camino, al llegar a mi lugar de trabajo entre y saludé a mis compañeros los note algo preocupados, tenían el radio encendido y les pregunté que pasaba, y una de mis compañeras me contestó.

–"¿No has escuchado las noticias?"

Le dije, –no sali apurada, y no me dio tiempo de encender el radio.
Ella me empezó a contar poco a poco lo que sucedía, y la noticia era que habían encontrado a Nick el jugador de fútbol desaparecido, le respondi

–Me alegra que lo encontrarán, me imagino la preocupación de su novia al no saber nada de él.

¡¡Escúchame Alice!!
A el lo encontraron desmembrado en una maleta, y la principal sospechosa es su novia.
Los vecinos llamaron a las autoridades por el nauseabundo olor que emanaba el patio de aquella casa, y fue ella la última persona que lo vio con vida.

Estaba realmente conmocionada por la muerte de el, pero de algo que si estaba segura, es que esto que le ocurrió no se volvería a repetir en esta ciudad.

–¿Por qué lo dices Alice?.

–Ehh Amm, lo digo porque la persona que le hizo esto está pagando por el crimen, y ya basta de hablar, volvamos al trabajo o nuestro jefe se enojara, necesitamos entregar esto que para mañana es tarde.

Por cierto no les había platicado a lo que me dedicaba, soy carnicera.
Esa noche decidí terminar con todo, incluyéndolo a él, la ira y el dolor me consumieron por completo, me vengué de la manera más macabra posible,
los meses pasaron y la investigación se estanco, la novia de el fue absuelta del as*****to por falta de pruebas, y el arma homicida jamás aparecio, el caso fue archivado como un crimen sin resolver.

–"Mientras tanto, seguiré con mi vida como lo he hecho hasta ahora. ¿Quién sospecharía de mí? Ya que para él nunca fui nadie, siempre fui aquella insignificante sombra."

AUTORA Karen J.G.R

FIN

ULTIMA HORA!FALLECE LA CANTANTE DULCE, A LOS 69 AÑOS DE EDAD.DESCANSE EN PAZ.
25/12/2024

ULTIMA HORA!

FALLECE LA CANTANTE DULCE, A LOS 69 AÑOS DE EDAD.
DESCANSE EN PAZ.

21/12/2024

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ULTIMO DESEOEn una tierra lejana, un hombre tenía un pequeño perro al que descuidaba constantemente. Lo dejaba solo y si...
21/12/2024

ULTIMO DESEO

En una tierra lejana, un hombre tenía un pequeño perro al que descuidaba constantemente. Lo dejaba solo y sin comida mientras él se iba a trabajar, hasta que un día tomó la decisión de abandonarlo en un basurero en la calle. El perrito se quedó en ese lugar, mirando a su dueño con ojos tristes, hasta que dobló la esquina y desapareció. Sin embargo, en ese preciso momento pasaba por allí un mendigo que lo vio tirado en el suelo. Sin dudarlo, lo recogió en sus brazos y le dio muchas caricias. El perrito movía la cola emocionado y el mendigo quedó encantado con él.

Desde aquel momento, el mendigo asumió la responsabilidad de cuidar y resguardar al perrito, compartiendo con él la comida que encontraba en las calles. El perrito se había acostumbrado al mendigo y se había convertido en su leal compañero. El vivía en un rincón junto a su amado perrito. Así transcurrió el tiempo hasta que el perrito creció y se convirtió en un adulto, fortaleciendo aún más el vínculo inquebrantable que habían creado.

Caminaban por las calles en busca de comida desechada en la basura, ya era parte de su rutina diaria, siempre acompañado de su fiel perro. Un día, desafortunadamente, el mendigo comenzó a padecer una extraña enfermedad que le provocaba mareos. Las personas pasaban a su lado ignorándolo, sin embargo, su perro no dejaba de ladrar hasta que los mareos desaparecían. En sus ojos, el perro reflejaba una profunda tristeza.

Una tarde soleada se encontraba en medio de la calle y los rayos del sol ardían con intensidad, el mendigo no pudo soportarlo más y cayó al suelo, en ese momento el perro comenzó a ladrar y ladrar mientras las personas pasaban por allí y seguían su camino, después de un rato de ladrar notó que su amo no despertaba. En ese momento salió huyendo en sus cuatro patas y se dirigió a la parte central del pueblo donde había una comisaría, el perro ladraba y ladraba y los policías no entendían nada, pero después de sus repetitivos ladridos les dio curiosidad y decidieron seguir al perro.

Al llegar, descubrieron que el perro los había guiado hacia el mendigo. Inmediatamente contactaron a un hospital cercano y solicitaron una ambulancia para trasladar al mendigo.
Durante el trayecto, los médicos notaron que aún estaba con vida y quería decir algo.
Después de intentarlo varias veces, justo antes de exhalar su último aliento, expresó:

"Cuiden de mi perro y bríndenle el mejor amor del mundo, esos pequeños de cuatro patas son sin duda mejores que muchas personas". Con estas palabras, el mendigo exhaló su último aliento y falleció.

Autor: Emmanuel Emilio Montero

FIN

ADIOS MI AMOR (911)Me llamó Astrid soy OPERADORA del 911, voy a relatarles una llamada que recibí esta noche como a eso ...
18/12/2024

ADIOS MI AMOR (911)

Me llamó Astrid soy OPERADORA del 911, voy a relatarles una llamada que recibí esta noche como a eso de la una de la mañana recibí una llamada muy extraña que me a mantenido inquieta todo este tiempo.

RING, RING

Astrid. -hola, 911 en que te puedo, ayudar…

Alguien. -----hoollllaaaa. ¡Por favor ayúdame!!!!

Astrid. -que te pasa amigo tranquilo, dime donde estas enviaré ayuda!

alguien, --mmee llamo Raúl. Estoy lastimado por favor.

Astrid. -_dime dónde estás.

Raúl. --no sé......salía de divertirme de una fiesta...

Se acercaron unos hombres. Me empezaron a golpear, sentía como mi cuerpo por dentro se reventaba, vomité sangre, sentí una patada en la cara, después me quitaron mi ropa urgaron en mis bolsillos, llevándose mi poco dinero mi reloj, lo poco de valor que tenía, después con un puñal. Me hirieron, sentí una y otra vez las puñaladas, pero ya era incapaz de defenderme.

Por último, sentí como era arrastrado hacia un montón de basura, encima me aventaron unos fierros. Después puro silencio. Los minutos se hicieron horas, diassss ya no se cuanto tiempo. Sentí movimientos en mi interior y gusanos empezaron a salir, mis órganos empezaron a reventar líquidos espesos brotaban por doquier, por un pequeño agujero veía a lo lejos gente pasar, más nunca notaron que estaba ahí bajo esa pila de escombros, Mi cuerpo dejo de pudrirse. Ahora está seco, pero yo sigo aquí atrapado, no puedo salir y decirles lo que paso, ayúdame ella me está esperando.

Esa fiesta era mi despedida de soltero, necesito decirle que pasó y que no la abandone. Por favor ayúdame.

Me quedé helada no sabía si era verdad o mentira, alguien me hacía una broma. Respire hondo y conteste:

Astrid. - Raúl, si esto es una broma te pueden........

Raúl.-no,no ,no lo es. Por favor ayúdame…

Definitivamente colgué.

Eso es una broma. Pero he estado inquieta. Algo me perturba. Veo en mi escritorio la foto de mi amado. Nunca supe que le pasó, simplemente no llegó...

A terminado mi turno subo a mi auto. Empiezo a conducir, pérdida en un cúmulo de emociones y dudas. No supe como llegué a ese callejón que está tras del bar. Mis pasos me llevan a un montón de basura, poco a poco como en automático quite la basura, retire todo el escombro.

Un hedor a muerte inunda el ambiente. Pero aún así continuó mi búsqueda, al fin bajó unos trapos podridos se ve algo, ......una. Osamenta seca. Me inmovilizó por un momento, mi pecho empieza agitarse, hago una llamada, llega la Policía.

Lo que me sospechaba por eso nunca llegó a la boda mi amado Raúl.

Estoy en el departamento de Policía con la mamá de Raúl. Miguel mi esposo llega y me abraza.

Cuando sale un policía y habla con doña Ester. Le enseña algo. Su cara palidece y voltea a ver a Miguel con profundo odio.

Se lanza contra de el con suma furia, la Policía la sostiene y ella rompe en llanto. Sigo sin comprender, Miguel me toma del brazo e intenta que nos vayamos, pero es detenido. ¿En la mano de Raúl estaba un llavero con las iniciales de Miguel…que pasó esa noche???…

Miguel me confesó que siempre estuvo enamorado de mi. No soporto que me casaría con Raúl y esa noche lo mató. Después espero el tiempo para acercarse a mi y casarnos.

Sentí que me moría en esos momentos, nunca dejé de amar a Raúl, pero Miguel me había apoyado y pues decidí aceptar.

Todo se ha aclarado, Raúl fue enterrado, al fin descansara en paz. Me quedo dormida en medio de sollozos, en mis sueños lo veo, llenó de luz diciendo adios. Me dedica una bella sonrisa, y se va

FIN

EL BELÉN DEL NIÑO HUÉRFANOEl invierno había llegado con todo su frío y sus cielos grises. En la pequeña casa de techo de...
18/12/2024

EL BELÉN DEL NIÑO HUÉRFANO

El invierno había llegado con todo su frío y sus cielos grises. En la pequeña casa de techo de tejas, el viento silbaba como si quisiera entrar por las rendijas. En una de las habitaciones, Samuel, de solo 8 años, miraba las cajas de cartón apiladas en una esquina. Sabía bien lo que contenían: las figuras del belén que su madre siempre sacaba con alegría cuando la Navidad estaba cerca.

- Este año vamos a hacerlo juntos, hijo - dijo su padre desde la puerta, con la voz algo rasposa pero cargada de ternura. Tenía las manos en los bolsillos de su abrigo desgastado y una sonrisa que luchaba por no deshacerse.
- ¿Y lo pondremos igual que mamá? - preguntó Samuel, con los ojos grandes y brillantes de esperanza.
Su padre tragó saliva y asintió.
- Sí, hijo. Igual que a ella le gustaba - respondió, aunque en su corazón sabía que nada sería igual.

Desde que su madre había partido al cielo, hacía ya siete meses, Samuel había cambiado. No se quejaba, no hacía berrinches, pero había una tristeza callada en sus ojos. Su padre, a pesar de sus propios dolores, lo notaba. Desde entonces, había prometido que nunca dejaría que su hijo sintiera que estaba solo. "Seré su padre y su madre, cueste lo que cueste", se dijo una y otra vez.

Sin embargo, no era fácil. Desde que perdió el empleo, las cosas se habían complicado. Buscaba trabajo todos los días, pero volvía con las manos vacías. En las noches, a veces se le escapaba una copa de licor para calmar la ansiedad, pero nunca delante de Samuel. Su hijo no necesitaba ver más peso sobre sus hombros.

- Vamos a sacar el belén, papá - insistió Samuel, con una energía que parecía encenderse de pronto.
- Claro que sí, campeón. Vamos juntos.
El niño se acercó corriendo a las cajas, levantó la tapa y sus ojos se llenaron de luz. Allí estaban las figuras envueltas en papel de periódico. Sacó primero a la Virgen María, con su túnica azul clara y su mirada dulce.
- Mira, mamá siempre decía que María es la más importante, porque fue la que dijo que sí a Dios. - Samuel la sostuvo con cuidado, como si estuviera cargando a un bebé.
Su padre lo miró y sintió una punzada en el pecho. "Tiene razón", pensó. "María también fue madre. Y yo solo quiero hacerlo bien, como ella."

Después, sacaron a San José, con su manto marrón y su bastón en la mano. Samuel lo observó por un momento y se quedó pensativo.
- Papá... tú eres como San José - dijo con la seriedad de quien descubre un secreto.
- ¿Yo? ¿Por qué dices eso, hijo?
- Porque San José cuidó a Jesús, aunque no era fácil. Y tú me cuidas a mí. Y te esfuerzas, aunque a veces estés triste. - El niño levantó la figura y la colocó sobre la mesa con cuidado.
El padre se llevó la mano a la cara y la apretó contra sus ojos, pero no logró detener las lágrimas. "Ser como San José... ojalá pudiera ser tan fuerte como él", pensó.
- Gracias, hijo... - respondió con la voz entrecortada, sin añadir nada más.

Siguieron sacando las figuras. Los pastores, las ovejas, el ángel que siempre colgaban de un hilo invisible para que pareciera que volaba. Al final, llegó el turno del Niño Jesús.
- Mamá decía que Jesús no se pone hasta la noche de Navidad - recordó Samuel, mirándolo con cariño.
- Así es, hijo. Él llega el 24 por la noche. Como un regalo.
- Entonces... - Samuel dejó la figura a un lado con cuidado- , todavía tenemos que esperar.
El padre asintió y miró el belén que habían armado sobre una mesa de madera. No era perfecto, pero tenía algo que ningún otro belén podría tener: amor. Cada figura había sido colocada con la misma devoción con la que la madre de Samuel lo hacía cada año. La diferencia era que ahora había silencio, y ese silencio dolía.

Esa noche, después de la cena, Samuel se fue a la cama temprano. El padre recogió los platos, guardó las sobras en la nevera y se sentó junto a la mesa donde estaba el belén. La figura de San José lo miraba desde la esquina.
- No sé si lo estoy haciendo bien, Ezequiel - dijo en voz baja, hablando con la figura como si hablara con alguien de verdad- . No sé si soy tan fuerte como tú. A veces siento que me voy a romper.

Tomó la figura de San José entre sus manos, la miró de cerca y notó algo que nunca había notado antes. La expresión de San José no era de fuerza ni de valentía. Era una expresión de ternura y paciencia. Su mirada era la de un hombre cansado, pero dispuesto a seguir adelante.
- Eso es, ¿verdad? - dijo el padre, con una risa temblorosa- . No se trata de ser fuerte todo el tiempo. Se trata de no rendirse.
Esa noche durmió mejor que en mucho tiempo.

Día 23 de diciembre
El frío era más intenso. La casa tenía pocas mantas, pero padre e hijo se arropaban juntos en el sofá. Veían la televisión vieja que, con suerte, aún funcionaba. Cuando llegó la hora de dormir, Samuel subió corriendo a su habitación.
- Papá, mañana es 24. ¿Podemos poner a Jesús en el belén juntos? - preguntó desde la escalera.
- Sí, campeón. Lo haremos juntos, como siempre. - El padre sonrió y vio a su hijo subir, con los pasos torpes de un niño que aún sueña con magia.

Día 24 de diciembre, noche
La cena fue modesta: pan, sopa caliente y un poco de fruta. El padre pensó en los días en que la casa estaba llena de olores deliciosos que su esposa cocinaba con tanto esmero. Samuel parecía feliz, pero de vez en cuando su mirada se perdía en la silla vacía donde antes se sentaba su madre.

Después de cenar, se acercaron al belén. La casa estaba en penumbra, iluminada solo por una pequeña luz que venía de la ventana.
- Es la hora, papá. Vamos a poner a Jesús. - Samuel tenía la figura del Niño entre sus manos.
Su padre se arrodilló junto a él. Samuel se inclinó con todo el cuidado del mundo y puso al Niño en el pesebre. Al hacerlo, una estrella fugaz cruzó el cielo oscuro.
- ¡Papá, una estrella! ¡Mira! - gritó Samuel con los ojos llenos de asombro.
El padre levantó la mirada. La estrella cruzó el cielo por un instante antes de desaparecer.
- Es una señal, hijo - dijo con una sonrisa que ahora sí era verdadera- . Las estrellas también nos hablan.

- ¿Tú crees que mamá la vio desde el cielo? - preguntó Samuel, con los ojos llenos de esperanza.
El padre miró la estrella, miró a su hijo y luego miró al Niño en el pesebre.

- Estoy seguro de que sí, hijo. Estoy seguro de que ella la vio antes que nosotros.
Se abrazaron junto al belén, en esa casa pequeña y fría, pero con un calor que no venía de las mantas ni de la sopa caliente. Era el calor del amor que no se rinde.

La figura de San José seguía allí, con su mirada de ternura y paciencia. Y el Niño Jesús, tan pequeño y frágil, estaba ahora en el centro, iluminando todo con su presencia.

Al final, Samuel cerró los ojos y le susurró una oración al Niño.
- Jesús, dile a mamá que la quiero. Y dile a papá que yo sé que él es fuerte, aunque a veces llore.
El padre escuchó esas palabras y sintió que su alma, por primera vez en mucho tiempo, estaba un poco más cerca de Dios.

Esa noche, el belén de las estrellas quedó completo. No por las figuras de cerámica, sino por dos corazones que aún sabían amar, incluso en medio de la tristeza.

FIN

DILE A MIS PADRESUna chica se escapa de casa desobedeciendo a sus padres para ir a la fiesta de una amiga. Fuera de casa...
17/12/2024

DILE A MIS PADRES

Una chica se escapa de casa desobedeciendo a sus padres para ir a la fiesta de una amiga. Fuera de casa la espera su novio, quien ya está bastante borracho, él la llevará hasta la fiesta aunque conduciendo a toda velocidad…

Sandra siempre había sido una adolescente conflictiva, sus notas empeoraban cada vez más, discutía continuamente con sus padres y desobedecía sus instrucciones cada vez que se daban la vuelta. Sus progenitores estaban desesperados, no querían que la chica perdiera el curso y las habladurías sobre lo “fácil” que era con los chicos ya habían llegado a sus oídos. A sus ojos ella seguía siendo la misma niña a la que tenían que cambiar los pañales y vieron dar sus primeros pasos con un año de edad.

Pero lo cierto es que Sandra ya se consideraba a sí misma una mujer, con dieciséis años se creía lo suficientemente madura como para tomar sus propias decisiones y molestar a sus padres se había convertido en el más divertido de sus pasatiempos. Cuando salía de fiesta llegaba siempre un par de horas después del “toque de queda”, tenía cada vez peores compañías y el desfile de novios parecía no terminar nunca.

Pero el detonante definitivo fue cuando sus padres encontraron una prueba de embarazo en su cuarto de baño. Malo era que “la niña” se hubiese hecho mujer, pero más preocupante era que además lo hiciera sin protección. Los padres estaban destrozados, amaban tanto a su única hija que sin saberlo la habían consentido demasiado y se había convertido en una arpía, en una manipuladora a la que ni sus propias compañeras de instituto soportaban. Era la típica niña mimada que hacía siempre lo que quería y cuando quería. Por el contrario sus padres eran excelentes personas, queridos y respetados por todos sus conocidos, aunque se habían volcado en atenciones a una hija que nunca les devolvió el amor que la profesaban.

Pero todo había llegado demasiado lejos, debían escarmentarla y controlar su comportamiento. Castigarla sin salir hasta que acabara el curso les pareció la única opción, incluso estaban barajando la opción de enviarla a un nuevo centro el año que viene. Uno que era conocido por lo estricto de sus profesores y los excelentes resultados para “domar” a fierecillas como Sandra.

La adolescente por supuesto no estaba dispuesta a respetar el castigo y mucho menos esa noche, así que fingió un dolor de cabeza para irse temprano a dormir, algo realmente impensable en ella. Cerró la puerta, apagó la luz y escondió bajo las sábanas unos almohadones para dar el aspecto de que había alguien durmiendo. No era la primera vez que lo hacía y descender por el tejado que había junto a su ventana le resultó una tarea fácil.

El novio la esperaba un par de calles más allá con un potente todoterreno que seguramente pertenecía a sus padres. Nada más subir le plantó un beso con lengua y le ofreció un trago de tequila con una botella que ya estaba casi por la mitad. Entre risas y con la música a todo volumen salieron hacia la fiesta de Alicia, una chica que había repetido varios cursos e incluso había sido detenida por la Policía en dos ocasiones, probablemente la joven más peligrosa y temida del instituto.

Sandra llevaba semanas hablando de esa fiesta ya que Alicia había prometido que con su mayoría de edad compraría todo el alcohol que pudiera y montaría la fiesta más salvaje que jamás pudieran recordar.

Al llegar allí se encontraron exactamente con lo que Sandra se había imaginado, la gente bailaba junto a la piscina medio desnuda, pocos habían sido avisados para que llevaran un traje de baño por lo que la mayoría estaban en ropa interior. En la zona de la barra decenas de botellas coronaban unos juegos en los que se retaba a la gente a beber por un embudo, o se organizaban torneos de chupitos. Se veían grupos de jóvenes besándose y metiéndose mano en cada rincón, y luces que se apagaban en las habitaciones de arriba.

Sandra estaba feliz y no tardó en integrarse a la perfección en la fiesta, su novio por su parte se dirigió como un misil a la zona de las bebidas, agarró una botella en cada mano y se fue a la piscina donde se puso a flirtear con una rubia que parecía seguirle el juego.

A Sandra le cambió la cara cuando vio la escena, como una tigresa se acercó a su pareja y le dio un apasionado beso para disuadir a la otra chica. Pero el chico le dijo:

“Esta es mi vecina, la pobre no tiene como regresar a casa y con la ropa mojada no puede llamar a un taxi, voy a acercarla un momento a casa y regreso a la fiesta en unos minutos”

Sandra, que no era tonta, no estaba dispuesta a dejar que “su chico” se fuera con una cualquiera. A pesar de que quería continuar en la fiesta dijo que los acompañaría. La cara del novio era un poema, obviamente su intención era irse con la rubia a algún lugar apartado. Pero Sandra no le iba a dejar tranquilo. Así que a regañadientes montó con las dos chicas en el coche y, enfadado como iba, bebía trago tras trago de una de las botellas que se había llevado de la fiesta. Sandra, que conocía bien al chico, sabía que ya había bebido demasiado pero tenía una cara de furia que le indicaba que era mejor no recriminarle nada.

Diez minutos después y con el vehículo haciendo eses por la evidente borrachera del chico llegaron a su destino. La chica rubia se bajó del coche y guiñando un ojo le dijo:

“Gracias, vecino, otro día nos vemos por el barrio”.

Sandra sabía que el chico no vivía por la zona, por lo que no tardó ni un minuto en enfrentarse a su novio gritando y empujándole mientras conducía de vuelta a la fiesta. Él, realmente borracho y enfadado, conducía a toda velocidad mientras forcejeaba con ella.

De repente se encontraron con una fuerte luz de frente… El impacto fue brutal.

Sandra, que no llevaba el cinturón puesto, fue la única que no murió en el acto. Salió despedida del todoterreno y se golpeó fuertemente contra el techo del otro coche y después contra un árbol. Su cuerpo quedó tendido junto a la carretera mientras los dos vehículos se habían convertido en un amasijo de hierro y trozos de carne destrozada, carne que pertenecía a su novio y a una pareja que viajaba en el otro coche, una pareja que no había tenido culpa de nada y que se había encontrado con el vehículo de un borracho mientras avanzaba correctamente por su carril.

La Policía y un equipo de urgencias llegó al lugar a los pocos minutos, Sandra aún estaba con vida aunque el golpe había sido mortal. Con su último aliento y tosiendo sangre por la boca le dijo al médico que la atendió que le dijera a sus padres las siguientes palabras:

“Dígale a mis padres que todo ha sido culpa mía, que debí hacerles caso y que los quiero”

El doctor, que había atendido escasos segundos antes a los otros accidentados, corroborando su muerte, observó impotente cómo la chica se apagaba.

El golpe había sido tremendo y la cortina de humo que había levantado fue tal que la gente que había en la fiesta de Alicia se acercó a ver qué había pasado a dos calles del lugar. Una de las amigas de la infancia de Sandra la reconoció antes de que la cubrieran con una manta.

-¡Doctor, doctor, ella es mi amiga! ¿Qué ha pasado? ¿Qué le ha dicho? -Siento mucho comunicarle que su amiga ha fallecido por el accidente, trató de decirme algo pero no pude entenderla.

Un enfermero que acompañaba al médico se sintió intrigado al ver que no le había explicado las últimas palabras de la chica.

-¿Por qué no le dijo el mensaje que le ha dejado a sus padres?

El doctor apesadumbrado le contestó:

-No sabía qué decirle, la pareja que ha mu**to en el otro coche… Eran sus padres.

Al parecer los padres habían descubierto el engaño de su hija y habían ido a buscarla a la fiesta de la que llevaba hablando semanas. Al llegar allí y no encontrarla decidieron volver a casa para ver si había regresado. Con la mala fortuna de que en el camino se chocaron de frente contra el todoterreno en el que iba su hija.

FIN

16/12/2024

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10/12/2024

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UNETE A LOS ROJOS DE TICARSA!
10/12/2024

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07/12/2024

La llorona Horror Show

Estas son las leyendas y relatos de este viernes 6 de diciembre. El último programa del año de La Llorona Horror Show. T...
07/12/2024

Estas son las leyendas y relatos de este viernes 6 de diciembre. El último programa del año de La Llorona Horror Show. Tu y yo tenemos una CITA CON EL MIEDO en punto de las 7pm...

LA MUJER PÁLIDA —Mamá, ¿tú no tienes hambre? —preguntó Bruno.—No, cariño. Come tú, yo comeré luego —respondió Alara, vie...
04/12/2024

LA MUJER PÁLIDA

—Mamá, ¿tú no tienes hambre? —preguntó Bruno.

—No, cariño. Come tú, yo comeré luego —respondió Alara, viendo a su hijo comer el último trozo de pan que había en casa mientras sentía el vacío del estómago revolviéndose. No recordaba la última vez que había probado bocado; lo poco que conseguían era para Bruno. En la última semana, nadie en el pueblo les había tendido una mano. Era la maldición de ser una madre soltera en un pueblo pequeño.

La casa, construida de madera, ya no contaba con paredes interiores. Alara las había ido arrancando para calentarse cuando la leña se había agotado, y no ofrecía más que una débil protección contra el invierno. La noche se había vuelto su enemiga, trayendo consigo un frío implacable, en un hogar en el que ya no quedaba nada que vender o empeñar para sacar dinero.

—Ven, Bruno. Vamos a la cama —dijo Alara, envolviendo a su hijo con todas las mantas que les quedaban y metiéndose junto a él. Sus cuerpos se acurrucaban en busca de calor; su respiración entrecortada y el temblor de sus extremidades eran lo único que llenaba el silencio.

Bruno se apretó más a su madre y cerró los ojos.

—Mamá, ¿por qué hace tanto frío? —preguntó con un tono tembloroso.

—Es solo una noche más fría de lo normal, cariño. Ya verás, mañana el sol saldrá y todo se calentará —respondió Alara, apretándolo más contra su pecho.

—¿Crees que mañana comeremos algo mejor? —preguntó Bruno, con los ojos cerrándose lentamente.

—Claro que sí, Bruno. Mañana tendremos pan fresco y sopa caliente. Y tal vez hasta un poco de miel —dijo Alara, sintiendo un n**o en la garganta mientras las mentiras piadosas se deslizaban de sus labios.

—¿De verdad, mamá? —insistió él, esbozando una pequeña sonrisa.

—Sí, de verdad, amor. Y te prometo que pronto correrás por el campo sin este frío y sin preocupaciones —respondió Alara, acariciándole el cabello.

—Me gusta eso, mamá. Correr y jugar sin frío... —dijo Bruno, mientras su voz se apagaba y el sueño lo vencía.

—Sí, mi amor. Todo estará bien —susurró Alara, aunque en su corazón sabía la verdad.

El viento gélido soplaba con fuerza, amenazando con derribar la casa. La temperatura descendía por minutos y, poco a poco, primero Bruno y luego Alara se quedaron dormidos.

De repente, un golpe en la puerta los sobresaltó. Era fuerte, pero rítmico, como si alguien esperara a ser atendido.

—¿Mamá, quién es? —preguntó Bruno, abriendo los ojos y mirándola con miedo.

—No lo sé, hijo. No te muevas —respondió Alara, levantándose con dificultad. Se acercó a la puerta y, cuando la abrió, una figura alta, envuelta en un manto negro y de piel pálida, se encontraba en el umbral. Sus ojos, oscuros y profundos, la miraban sin prisa. Llevaba una cesta que desprendía el aroma de pan fresco y frutas.

—Buenas noches, Alara —dijo la mujer con una voz tranquila.

Alara la miró, sin saber qué hacer ni qué decir. Bruno, al ver la cesta, se levantó de la cama y se acercó.

—¿Quién es usted? —preguntó Alara, con un n**o en la garganta.

—Alguien que ha venido a ayudar —respondió la mujer, entrando en la casa y depositando la cesta en la mesa. Bruno miró la comida, sus ojos llenos de asombro, y tomó un trozo de pan, devorándolo sin pensarlo.

—¿Por qué hace esto? Nadie nos ayuda... —Alara sintió las lágrimas arder en sus ojos.

—He visto cómo han luchado. Quiero ofreceros un regalo, algo más que comida y calor. Quiero llevaros JUNTOS a un lugar donde no pasaréis más hambre ni frío —dijo la mujer.

Alara notó que el ambiente se había vuelto más cálido y, por primera vez en mucho tiempo, no sentía el peso del frío en sus huesos.

—¿A dónde? —preguntó.

—A un lugar en paz —respondió la pálida mujer.

—¿Quién es usted? —inquirió Alara, sabiendo ya la respuesta.

—Creo que ya lo sabes, Alara, pero si quieres saberlos he de decirte que algunos, los que no me tienen miedo, me llaman Catrina; otros me temen y me llaman Muerte.

No hubo que decir nada más

El silencio llenó la habitación. Bruno la miró, sin entender del todo, pero confiando en su madre. Alara lo miró y supo que no había más opciones. Tomó la mano de su hijo y asintió.

—Vamos con usted.

Cuando los vecinos se acercaron a la casa al amanecer, encontraron a Alara y Bruno abrazados en la cama, inmóviles, pero con una sonrisa que parecía burlarse del mundo que los había ignorado.

Autoría:
D. Writers y A. Alonso

FIN

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