10/04/2024
𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗽𝗲𝗴𝗮𝗯𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗽𝗼𝗱í𝗮 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗿𝗺𝗲 𝗲 𝗶𝗴𝗻𝗼𝗿𝗮𝗿𝗺𝗲 𝗱𝘂𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲 𝗱í𝗮𝘀, 𝗶𝗻𝗰𝗹𝘂𝘀𝗼 𝗺𝗲𝘀𝗲𝘀 (𝗟𝗲𝘆 𝗱𝗲 𝗵𝗶𝗲𝗹𝗼).
𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗽𝗲𝗴𝗮𝗯𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗯𝗮 𝗲𝗻 𝗰𝗮𝘀𝗮 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 𝗽𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗲𝗰í𝗮 𝗲𝗻 𝗼𝘁𝗿𝗮 𝗵𝗮𝗯𝗶𝘁𝗮𝗰𝗶ó𝗻, 𝗺𝗲𝘁𝗶𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝘂𝘁𝗮𝗱𝗼𝗿𝗮 𝗼 𝘃𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗮 𝘁𝗲𝗹𝗲𝘃𝗶𝘀𝗶ó𝗻 (𝗛𝗼𝗺𝗯𝗿𝗼 𝗳𝗿í𝗼).
𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗽𝗲𝗴𝗮𝗯𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝘂𝗻 𝗱í𝗮 𝗽𝗼𝗱í𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗮𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼, 𝗰𝗮𝗿𝗶ñ𝗼𝘀𝗼 𝘆 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗲𝗻𝘁𝗲 𝘆 𝗮𝗹 𝗼𝘁𝗿𝗼 𝗱𝗶𝘀𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲, 𝗳𝗿í𝗼 𝘆 𝗮𝗴𝗿𝗲𝘀𝗶𝘃𝗼 (𝗥𝗲𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗼 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝘁𝗲𝗻𝘁𝗲).
𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗽𝗲𝗴𝗮𝗯𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗲𝗿𝗮 𝗳𝗿í𝗼 𝘆 𝗱𝗶𝘀𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲 𝗳í𝘀𝗶𝗰𝗮 𝘆 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲. 𝗟𝗹𝗲𝗴ó 𝗮 𝗻𝗼 𝘁𝗼𝗰𝗮𝗿𝗺𝗲 𝗱𝘂𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲 𝗺𝗲𝘀𝗲𝘀 (𝗛𝗼𝗺𝗯𝗿𝗼 𝗳𝗿í𝗼, 𝗱𝗲𝘃𝗮𝗹𝘂𝗮𝗰𝗶ó𝗻, 𝘂𝘀𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝘀𝗲𝘅𝗼 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗰𝗮𝘀𝘁𝗶𝗴𝗼).
𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗽𝗲𝗴𝗮𝗯𝗮, 𝗽𝗲𝗿𝗼 me ilusionaba con promesas que nunca cumplía (Falsificación de futuro).
No me pegaba, pero invalidaba mis emociones y mi percepción de las cosas. Decía que exageraba o imaginaba cosas (Gaslighting).
No me pegaba, pero le hablaba mal de mí a la gente y a nuestros hijos. Les decía que estaba loca, que vivía en las nubes, que no lo atendía, que era egoísta y fría (Campaña de difamación y victimización).
No me pegaba, pero se enojaba cada vez que me enfermaba. Me hacía sentir que yo daba problemas. Un día me operaron, no quiso acompañarme al hospital. Una amiga tuvo que hacerlo (Devaluación, ausencia de empatía, hombro frío, omisión de cuidados).
No me pegaba, pero me responsabilizaba por cosas que estaban fuera de mi control. Un día se rompió una tubería, se enojó muchísimo y me culpó. Me hizo ir de madrugada, sola, a buscar un fontanero (Control coercitivo, control por ira, utilitarismo).
No me pegaba, pero era mezquino con el dinero. Siempre decía que no tenía y yo terminaba haciéndome cargo de la mayoría de los gastos de la casa (Parasitismo).
No me pegaba, pero me dejaba sola en momentos complicados y difíciles como duelos y enfermedades (Ausencia de empatía, devaluación, hombro frío).
No me pegaba, pero nunca me concedió un día especial. Fue omiso en aniversarios y fechas relevantes. Hubo un cumpleaños en el que me ignoró deliberadamente todo el día (Boicot de fechas especiales y devaluación).
No me pegaba, pero dañaba mis objetos personales o maltrataba a mis mascotas y a mis seres queridos (Violencia coercitiva por interpósita persona, por extensión o violencia vicaria).
No me pegaba, pero nunca admitía responsabilidad alguna en lo que hacía y siempre terminaba haciéndome sentir culpable y hasta pidiéndole perdón (Transferencia de culpa, ausencia de remordimiento).
No me pegaba, pero me dejaba todas las responsabilidades de la casa y la familia porque él siempre “estaba muy ocupado trabajando” (Parasitismo, utilitarismo).
No me pegaba, pero todo el tiempo estaba de mal humor (Control coercitivo).
No me pegaba, pero se enfadaba y me regañaba constantemente cuando yo conducía el auto. Y cuando él lo hacía, para llevarme a algún lugar, iba enojado por el tráfico, peleando y haciéndome sentir que causaba problemas. A veces conducía a toda velocidad haciéndome sentir miedo (Devaluación, control coercitivo, ira).
No me pegaba, pero nunca me decía un halago. En cambio, se la pasaba hablando de lo bonitas, capaces o inteligentes que eran otras mujeres (Triangulación).
No me pegaba, pero podía lastimarme con sus actitudes, dejándome llorar toda la noche mientras me ignoraba y dormía plácidamente (Falta de empatía, crueldad).
No me pegaba, pero cuando íbamos a algún lugar, aceleraba el paso para dejarme atrás muchos metros o incluso perderse, para luego enojarse conmigo “por ser lenta” (Hombro frío, devaluación).
No me pegaba, pero me amenazaba con irse cada vez que no hacía algo que él quería, y me decía que nadie más iba a quererme y terminaría sola (Control coercitivo).
No me pegaba, pero me hacía sentir tonta, torpe e insuficiente y me comparaba con otras mujeres (Devaluación por comparación).
No me pegaba, pero controlaba mi tiempo, mis actividades, mis amistades, mi dinero (Control).
No me pegaba, pero me hacía esperar horas o días para hablar de algo importante para mí o para hacer algo que necesitaba, llenándome de ansiedad (Retardo táctico).
No me pegaba, pero en sus redes sociales se manejaba como un hombre sin compromiso. Nunca subía una foto conmigo, pero sí con otras mujeres (Devaluación, triangulación).
No me pegaba, pero me me era infiel (Triangulación).
No me pegaba, pero me llevaba al límite con sus actitudes o indiferencia para hacerme explotar y luego acusarme de loca e inestable y quedar mal ante los demás (Abuso reactivo).
No me pegaba, pero tengo trauma, complejo, disociación, ansiedad, depresión, anhedonia, fobia social, ideación suicida, híper reactividad, híper sensibilidad, trastornos del sueño, desórdenes alimenticios, autolesiones, híper vigilancia, fibromialgia, exceso de cortisol, presión alta, migrañas...
No me pegaba, pero me dejó aislada, sin red de apoyo, dependiente económicamente, totalmente desempoderada, con litigios legales, y estigmatizada socialmente.
No me pegaba, pero me quitó a mis hijos y los puso en mi contra.
Hoy, que logré alejarme, tampoco me pega, pero me acosa en redes sociales, me difama públicamente, ejerce control económico y patrimonial, me amenaza y me tiene judicializada. Y como no me pegó, nadie puede ver mis heridas que son tan profundas que atraviesan mi pecho hasta el alma.
Nadie me cree y dicen que exagero o invento. Y como no me pegó, para los jueces no hay delito y no puedo obtener justicia.
𝗡𝗢 𝗠𝗘 𝗣𝗘𝗚𝗔𝗕𝗔, 𝗣𝗘𝗥𝗢...
Nota: Relato extraído de testimonios de víctimas de abuso psicopático narcisista. ⚠️
La violencia psicológica es tanto o más dañina que el abuso físico. Deja secuelas graves en las víctimas y puede conducirlas a la muerte o a desarrollar síndromes y enfermedades graves.
La violencia psicológica también es violencia.
Las víctimas de violencia psicológica también merecen justicia.
Natalia González