
24/03/2025
23 de Marzo de 1994, la programación nocturna del Canal 2 era interrumpida por una noticia que llegaba desde Tijuana: el candidato del PRI a la presidencia Luis Donaldo Colosio había sido víctima de un atentado.
Colosio de 44 años había empezado una gira el día anterior por el Noroeste de la República. Esta comenzó en Mazatlán, Sinaloa, el 23 llegó a Tijuana,Baja California, el 24 arribaría a Mexicali y para el 25 estaría en su estado natal Sonora con visitas a Nogales, Hermosillo, Guaymas y su natal Magdalena de Kino.
Colosio arribó la mañana del 23 a Tijuana pero allí fue recibido de manera hostil en el aeropuerto internacional de la ciudad. Pues esta era su primera visita a la plaza desde las elecciones estatales del 2 de Julio del ‘89, cuando reconoció la victoria del panista Ernesto Ruffo para la gubernatura del estado; a duras p***s pudo llegar hasta su camioneta Blazer y registrarse en un hotel.
Tras tomar un descanso, bañarse y cambiarse de ropa se dirigió al lugar donde tendría sitio el mitin, la colonia Lomas Taurinas. Como acostumbraba dejó su camioneta a unos 200 metros del templete, se abrió paso entre la multitud y llegó caminando dando su discurso.
A las 17:00 tiempo local (19:00 tiempo de la Ciudad de México) terminó el mitin, Colosio bajó del templete y comenzó a caminar hacia el vehículo como siempre lo hacía. En el trayecto recibía saludos de los asistentes y él mismo correspondía, consideraba que la mejor forma de acercarse a la gente era permitir que estos tuviesen contacto con el candidato, entre las personas que se le acercaron estaba un joven zamorano de nombre Mario Aburto Martínez; quien al verse de frente sacó una pi***la y disparó contra él en la cabeza.
Mientras el caos reinaba se oyó un segundo disparo, instantes después un escolta de Colosio el Mayor Víctor Hugo Monterrubio Cantú se lanzó contra el joven y logró desarmarlo al tiempo que el general Domiro García Reyes jefe de escoltas del candidato le ayudaba a someterlo. Pero inmediatamente la gente lo ubicó y comenzaron a darle tal paliza pretendiendo lincharlo allí mismo.
Mientras eso sucedía Colosio cayó sobre la acera, su médico particular el doctor Guillermo Castorena llegó de inmediato dándole los primeros auxilios. El resto de escoltas lo levantó y lo trasladó hasta la camioneta, para ese momento el sonorense iba con los ojos cerrados, inconsciente y la faz roja como consecuencia de la hemorragia provocada por el vital líquido; la camioneta demoró unos treinta minutos en llegar hasta el Hospital General de Tijuana.
Agentes de la PGR encañonaron al General García Reyes y al Mayor Monterrubio Cantú, quienes se identificaron y entregaron a Aburto, el cual fue trasladado a la delegación del organismo en la ciudad. Mientras eso sucedía el doctor Álvaro García Tlaxiaco con el auxilio de su colega Castorena luchaban por salvar la vida del candidato, la noticia del atentado recorría todo el país y la condena era unánime.
La sala de espera del Hospital General pronto se vio repleta por personas de todo tipo, prensa y gente común quienes querían enterarse de la salud del abanderado priísta. Al mismo tiempo un grupo de reporteros estuvieron a punto de enfrentarse contra la policía, luego que se supiera camarógrafos de la cadena Televisa habían recibido el permiso para ingresar al área de quirófanos de terapia intensiva; donde los doctores García Tlaxiaco y Castorena hacían su trabajo.
A las 22:40 Liébano Sáenz miembro del equipo de comunicación de Colosio llegó al vestíbulo del Hospital, subió a un mueble y con gesto consternado indicó “Con profunda peña les informo a todos ustedes que el licenciado Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato a la Presidencia ha fallecido”.
Las versiones sobre lo que ocurrió en Tijuana han corrido desde entonces, se dice que el segundo disparo no fue ejecutado por Aburto sino que este formaba parte de un grupo que planeaba atentar contra el candidato. Grupo que estaría integrado por Tranquilino Sánchez Venegas, el mecánico Rodolfo Mayoral Valenzuela y su hijo Rodolfo Mayoral Esquer, y Othón Cortés Vázquez quien fue detenido acusado de ser el segundo tirador siendo liberado el 9 de Agosto del ‘96 tras casi dos años y medio en prisión.
El vulgo popular ha señalado como autores intelectuales del crimen al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari y su secretario de Gobernación José María Córdoba Montoya, quienes a su vez apuntaron hacia el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Cuyo líder el subcomandante Marcos respondió enérgicamente “Rechazamos las versiones en contra nuestra, si hubiésemos sido nosotros habríamos ido contra Carlos Salinas y José Córdoba Montoya”.