21/03/2024
*Santo del Dia - 21 de Marzo - San Benito , Abad y Fundador.* (+547 dC)*
Hubo un varón de vida vulnerable, Benito, por gracia y por nombre, "bendecido", que renunció a su casa y a su herencia, para solamente agradar a Dios, llevando una vida santa.
*Que nada se oponga a la acción de Dios.*
*(San Benito).*
San Benito nació en Nursia (Italia, cerca de Roma) en el año 480. De padres acomodados, fue enviado a Roma a estudiar filosofía y letras, y se nota que se hizo experto en latín porque sus escritos están redactados en muy buen estilo en ese idioma.
En aquellos siglos V y VI, la ciudad de Roma estaba habitada por una mezcla de cristianos fervorosos, cristianos relajados, paganos, ateos, bárbaros y toda clase de gentes de diversos países y de variadas creencias, y el ambiente, especialmente el de la juventud, era espantosamente relajado.
Así que el joven Benito sintió que si permanecía allá en medio de esa sociedad tan dañada, iba a llegar a ser un tremendo corrompido. Y sabía muy bien que en la lucha contra el pecado y la corrupción resultan vencedores los que en apariencia son "cobardes", o sea, los que huyen de las ocasiones y se alejan de las personas malvadas. Por eso huyó de la ciudad y se fue a un pueblecito alejado, a rezar, meditar y hacer penitencia.
Pero sucedió que en el pueblo a donde llegó, obtuvo un milagro sin quererlo. Vio a una pobre mujer llorando porque se le había partido un precioso jarrón que era ajeno. Benito rezó y le dio la bendición, y el jarrón volvió a quedar como si nada le hubiera pasado. Esto conmovió mucho a la gente del pueblo y empezaron a venerarlo como un santo. Entonces tuvo que salir huyendo hacia más lejos.
Se fue hacia una región totalmente deshabitada y en un sitio llamado Subiaco, que significa: debajo del lago, porque había allí cuevas debajo del agua. Se retiró a vivir en una roca, rodeada de malezas y de espinos, y a donde era dificilísimo subir. Un monje que vivía por los alrededores lo instruyó acerca de cómo ser un buen religioso y le llevaba un pan cada día, el cual amarraba a un cable, que Benito tiraba desde arriba.
Su barba y su cabellera crecieron de tal manera y su piel se volvió tan morena en aquella roca, que un día unos pastores que buscaban unas cabras, al encontrarlo, creyeron que era una fiera. Más luego al oírle hablar, se quedaron maravillados de los buenos consejos que sabía dar. Contaron la noticia y mucha gente empezó a visitarlo para pedirle que les aconsejara y enseñara.
Y sucedió que otros hombres, cansados de la corrupción de la ciudad, se fueron a estos sitios deshabitados a rezar y a hacer penitencia, y al darse cuenta de la gran santidad de Benito, aunque él era más joven que los otros, le rogaron que se hiciera superior de todos ellos. El santo no quería porque sabía que varios de ellos eran gente difícil de gobernar y porque personalmente era muy exigente con los que querían llegar a la santidad y sospechaba que no le iban a hacer caso. Pero tanto le rogaron que al fin aceptó el cargo de superior. Con todos ellos fundó allí 12 pequeños conventos de religiosos, cada uno con un superior o abad. El tenía la dirección general de todo.
Pero cuando algunos de aquellos hombres se dieron cuenta de que Benito como superior era exigente y no permitía "vivir prendiéndole un vela a Dios y otra al diablo", que no permitía vivir en esa vida de retiro tan viciosamente como si se viviera en el mundo, dispusieron deshacerse de él y matarlo. Y echaron un fuerte veneno en la copa de vino que él se iba a tomar. Pero el santo dio una bendición a la copa, y esta saltó por los aires hecha mil pedazos. Entonces se dio cuenta de que su vida corría peligro entre aquellos hombres, y renunciando a su cargo se alejó de allí.
Al joven Benito le llegaron espantosas tentaciones impuras. A su imaginación se le presentaban escenas más corruptas y le llegaba el recuerdo de cierta mujer que él había visto hacía tiempo y sentía toda la fuerza de la pasión. Rezaba y pedía ayudas al cielo, y al fin cuando sintió que ya iba a consentir, se lanzó contra un matorral lleno de punzantes espinas y se revolcó allí hasta que todo su cuerpo quedó herido y lastimado. Así, mediante esas heridas corporales logró curar las heridas de su alma, y la tentación impura se alejó de él.
Con unos discípulos que le habían sido siempre fieles (San Mauro, San Plácido y otros) se dirigió hacia un monte escarpado, llamado Monte Casino. Allá iba a fundar su famosísima Comunidad de Benedictinos. Su monasterio de Monte Casino ha sido famoso durante muchos siglos.
En el año 530, después de ayunar y rezar por 40 días, empezó la construcción del convento, en la cima del Monte. En ese sitio había un templo pagano, dedicado a Apolo; lo hizo derribar y en su lugar construyó una capilla católica. Luego con sus discípulos fue evangelizando a todos los paganos que vivían en los alrededores, y enseguida empezó a levantar el edificio, del cual por tantos siglos han salido santos misioneros a llevar la santidad a pueblos y naciones.
*UN DÍA EN LA VIDA DE SAN BENITO.*
Se levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas y horas rezando y meditando. Jamás comía carne. Dedicaba bastantes horas al trabajo manual, y logró que sus seguidores se convencieran de que el trabajo no es un rebajarse, sino un ser útil para la sociedad y un modo de imitar a Jesucristo que fue un gran trabajador, y hasta un método muy bueno para alejar tentaciones.
Ayunaba cada día, y su desayuno lo tomaba en las horas de la tarde. La mañana la pasaba sin comer ni beber. Atendía a todos los que le iban a hacer consultas espirituales, que eran muchos, y de vez en cuando se iba por los pueblos de los alrededores, con sus monjes a predicar y a tratar de convertir a los pecadores.
*SU FAMOSO REGLAMENTO: LA SANTA REGLA.*
Inspirado por Dios, escribió nuestro santo un Reglamento para sus monjes que llamó "Santa Regla". Es un documento que se ha hecho famoso en todo el mundo, y en el cual se han basado los Reglamentos de todas las demás Comunidades religiosas en la Iglesia Católica. Allí recomienda ciertos detalles como estos:
- La primera virtud que necesita un religioso (después de la caridad) es la humildad.
- La casa de Dios es para rezar y no para charlar.
- Todo superior debe esforzarse por ser amable como un padre bondadoso.
- El ecónomo o el que administra el dinero no debe humillar a nadie.
- Nuestro lema debe ser: Trabajar y rezar.
- Cada uno debe esforzarse por ser exquisito y agradable en su trato.
- Cada comunidad debe ser como una buena familia donde todos se aman.
- Evite cada individuo todo lo que sea rústico y vulgar. Recuerde lo que decía San Ambrosio: "Portarse con nobleza es una gran virtud".
Y los que vivieron con él afirmaban que todo lo bueno que recomienda en su Santa Regla, lo practicaba él en su vida diaria. Con estos principios, su Comunidad de Benedictinos ha hecho inmenso bien en todo el mundo por ya 1,500 años.
El 21 de marzo del año 543, estaba el santo en la Ceremonia del Jueves Santo, cuando se sintió morir. Se apoyó en los brazos de dos de sus discípulos, y elevando sus ojos hacia el cielo cumplió una vez más lo que tanto recomendaba a los que lo escuchaban: "Hay que tener un deseo inmenso de ir al cielo", y lanzando un suspiro como de quien obtiene aquello que tanto había anhelado, quedó mu**to, de pié, como los robles.
Dos de sus monjes estaban lejos de allí rezando, y de pronto vieron una luz esplendorosa que subía hacia los cielos y exclamaron: "Seguramente es nuestro Padre Benito, que ha volado a la eternidad". Era el momento preciso en el que moría el santo.
San Benito Abad Ruega por nosotros y por el mundo entero.
*ORACIÓN:*
¡Oh glorioso Patriarca de los Monjes, San Benito!, amado del Señor, poderoso en milagros, padre bondadoso para con todos los que te invocan, yo te pido intercedas por mí ante el trono del señor. En todo tiempo extiende tu protección sobre mí; líbrame de todos los males de cuerpo y alma; defiéndeme a mí y a todos los míos del poder de los enemigos infernales. Ruega por mí a fin de que viviendo según la ley del Señor, merezca ser hallado digno de recibir la eterna recompensa. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
lectura o escucha del santoral de cada día es una valiosa práctica de piedad que ayuda a crecer en la fe. Recordar y celebrar a lo...