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Así fue mi encuentro con él...
Repentino, fugaz y escueto... Su risa maquiavélica aún me retumba en los oídos... De pronto, se paró de la mesa... Ofrecía una conferencia de prensa y al concluir, traspasó la barrera de seguridad. Caminó y saludó a dos mujeres antes de pararse frente a mí. Me veía desde que estaba frente a todos y pensé yo. -¿Me estará viendo a mí?-
Cuando llegó hasta mi lugar me extendió la mano... Comenzó a reír.. era una risa muy ronca.. muy grave. Yo sonreí. extendí mi mano y él comenzó a acariciar mi barbilla... “ ja ja ja... Tu eres igual a uno de mis monjes tibetanos”, me dijo en inglés, echó a reír más fuerte y no me soltaba la mano... Sus guardias, también tibetanos, igual sonrieron. Sabían tal vez a quién se refería el líder religioso del Tibet.
El Dalai Lama había llegado a Monterrey en septiembre del 2011 para ofrecer una serie de conferencias en el Tercer Encuentro Mundial de Valores. Yo, realizaba esa cobertura para CNN en mi segundo año cubriendo para la cadena internacional.
Su emoción me contagió pero además, me paralizó. No pude responderle nada.. no salía una sola palabra de mi boca. No sabía ni que decirle a ese personaje que llegó a México, como jefe de estado y recibiendo de Nuevo León un trato de Presidente de un país.. La seguridad en su entorno también era intimidante pero nada como aquella caricia en la mejilla...
