
08/01/2025
NO ES EL LUGAR LO QUE IMPORTA...
Ese viejo sacerdote estudió en Roma, obtuvo su doctorado, fue párroco de la catedral, trabajó en la Cúria y fue el brazo derecho del obispo.
Cuando el obispo preguntó quién quería ir a esa pequeña y olvidada ciudad del interior en la Reunión del Clero, nadie se aventuró a levantar la mano. De repente, una mano surge entre los clérigos. Ese hombre quería ir. Todos se asombraron de que un hombre de su estatura quisiera ir a ese lugar distante de todo. Y así fue... se quedó allí durante 30 años.
Un nuevo obispo llegó y visitó al viejo sacerdote. El lugar era lejano, de difícil acceso y con temperaturas altas.
Al ver al sacerdote, cómo vivía y cómo era: casa sencilla, forma sencilla, vestiduras sencillas y una sonrisa muy evidente. Una iglesia hermosa, cuidado por lo sagrado y profundo amor al pueblo.
El obispo no pudo contenerse y tuvo que preguntarle al sacerdote:
- ¿Cómo puede un hombre con su currículum, años estudiando en Roma, párroco de la catedral durante tanto tiempo, hombre de la Cúria y con tantos títulos, haber vivido tantos años en este lugar?
El sacerdote, con una amplia sonrisa y delicadeza, respondió:
- Excelencia, aprendí dos cosas en la vida:
Donde estaba Jesús allá, aquí también está.
Allá vivía pobre, aquí también vivo pobre.
No es el lugar, no son las personas, somos nosotros y nuestro corazón. Si lo damos a Dios y confiamos nuestra vida en Él, Él hará todo. Y en cuanto al resto, no importa dónde estemos, no importan nuestras posesiones o títulos, lo que realmente importa es el amor que ofrecemos a los demás.
El obispo en silencio meditó y simplemente abrazó al sacerdote.
(Oremos por la perseverancia de nuestros sacerdotes.)