05/10/2024
"Reglas Extrañas: La Zona Gris
Mi nombre es Alekséi, y soy soldado del ejército ruso, desplegado en Ucrania. Llegué al frente hace seis meses, pero parece que han pasado años.
Todo aquí es frío y gris, y no hablo solo del invierno ucraniano. Hablo de la realidad que me rodea, la que está oculta en las sombras de los informes oficiales. Hay cosas que nadie te cuenta antes de que te envíen a esta tierra destrozada por la guerra.
Desde el principio, no nos trataron como soldados, sino como herramientas. El mando nos decía que estábamos aquí para "liberar" territorios, pero todos sabíamos que no era tan simple. En realidad, estábamos aquí para imponer miedo, para garantizar que el poder ruso se mantuviera firme. Y no era solo el enemigo lo que nos preocupaba; lo que más aterrorizaba a la mayoría de nosotros era lo que sucedía entre nuestras propias filas y, peor aún, con los grupos de la mafia rusa que operaban al margen de la guerra. Lo primero que noté fue que algunos soldados recibían instrucciones diferentes de los superiores. Yo pensaba que todos seguíamos las mismas órdenes, pero cuando llegué, un veterano llamado Serguéi me dio una lista de reglas que me hizo sentir un escalofrío inmediato. Dijo que era necesario seguirlas si quería sobrevivir en este frente, y no se refería solo a la artillería enemiga.
"No preguntes por qué, solo síguelas. Todos los que han roto alguna de estas reglas… bueno, nunca volvemos a saber de ellos", dijo con una mirada sombría.
No podía creer lo que leía, pero la desesperación en su rostro me hizo guardarlas en mi bolsillo, y desde ese momento, no dejé de pensar en ellas. Aquí te dejo las reglas, tal como las recibí:
Reglas del Frente:
1. Si recibes la orden de patrullar solo después de la medianoche, di que estás enfermo. Nunca te asignarán ese turno si insistes lo suficiente. Los que salen solos por la noche, no regresan.
2. Si alguien de tu escuadrón se queda callado y evita el contacto visual después de la primera semana, no lo presiones para hablar. Esa persona está esperando algo, y si intentas intervenir, te llevará con él.
3. Si ves a una unidad de soldados rusos cruzando tu campamento en silencio y sin responder cuando les hablas, aléjate de inmediato. No los sigas, no preguntes quiénes son. No están destinados a estar aquí, y si los sigues, te perderás con ellos.
4. Nunca aceptes bebidas de los superiores si te ofrecen fuera de los barracones. No son gestos de camaradería. Algo está mal con esos brindis. Los que aceptan desaparecen y sus nombres no vuelven a ser mencionados.
5. Si te envían a un pueblo pequeño para "limpiar" y encuentras una casa con las ventanas cubiertas por tablones, no entres. No importa lo que te diga el comandante. Solo di que la casa está vacía. Los que han entrado nunca salen igual.
6. Si encuentras municiones o equipo nuevo que parece haber sido dejado para ti, no lo uses. No importa cuán agotado estés de recursos, esas cosas no son un regalo. Al día siguiente, siempre falta alguien de tu escuadrón, y no por causas de combate.
7. En las noches más frías, si escuchas a alguien llamando tu nombre desde las afueras del campamento, no contestes. No importa cuán familiar suene la voz, los que siguen esas voces nunca vuelven.
8. Si te asignan al equipo de logística y te envían a una operación en la que no te explican qué se está transportando, mantén la cabeza baja y no preguntes. A veces no es armamento lo que estamos moviendo. Esas misiones siempre tienen bajas, pero no por el enemigo.
9. Cuando una misión se cancela sin previo aviso, mantente alerta durante las próximas 24 horas. No hables del tema con nadie, ni preguntes por qué fue cancelada. Suele ser una señal de que algo ha salido mal, algo de lo que no debes saber.
10. Si alguna vez recibes órdenes de Smirnov y ves su nombre en el papel, asegúrate de que la firma esté en tinta negra, nunca roja. Si está en rojo, finge que no recibiste las órdenes. Los que siguen esas órdenes acaban desapareciendo, y no solo en combate.
11. Si alguien te dice que vio a otro soldado ser vendido a la mafia local y parece aterrorizado, no lo delates. Están diciéndote la verdad, y si te entrometes, serás el siguiente en esa lista.
Al principio, pensé que todo era una especie de broma macabra para asustar a los novatos. Pero pronto, las reglas empezaron a tener sentido. Empezaron a ocurrir cosas que no tenían explicación.
Una noche, me asignaron una patrulla nocturna. Recordé la primera regla y fingí estar enfermo, quejándome de dolores de estómago. El sargento me dejó quedarme en el barracón. Al día siguiente, supe que el soldado que tomó mi lugar no había regresado. El comandante dijo que probablemente había sido capturado por las fuerzas ucranianas, pero nadie encontró su cuerpo ni rastro alguno de lucha. Solo desapareció.
Otro incidente ocurrió cuando mi escuadrón fue enviado a "limpiar" un pueblo cerca de la frontera. Llegamos a una casa con las ventanas completamente cubiertas por tablones de madera. Recordé la cuarta regla. Mi instinto me decía que algo estaba mal. Le dije al comandante que la casa estaba vacía. Me gritó, pero después de insistir, ordenó seguir adelante. Más tarde, otros soldados que habían ignorado esta regla en misiones anteriores habían regresado… cambiados. No podían dormir, hablaban solos, algunos incluso se quitaron la vida.
Y luego estaba Smirnov. No confiaba en ese hombre desde el primer día, pero fue la regla nueve la que me salvó la vida. Recibí una orden directa de él para realizar una misión de reconocimiento. Al revisar el documento, vi que su firma estaba en tinta roja. Me congelé. Sabía lo que eso significaba. Fui al comandante y le dije que nunca recibí la orden. A la mañana siguiente, supe que la misión había sido una trampa. Dos soldados que la realizaron desaparecieron sin dejar rastro. No murieron en combate. No hubo intercambio de disparos. Simplemente se desvanecieron.
La mafia rusa, la corrupción en nuestras filas, los altos mandos… todo parecía seguir una lógica que no alcanzaba a comprender. Y esas reglas eran lo único que me mantenían con vida. Los superiores que trabajaban con Smirnov parecían saber más de lo que dejaban ver, pero seguían enviándonos como piezas desechables a un tablero que ninguno de nosotros entendía por completo.
Con el tiempo, me di cuenta de que estas reglas no son advertencias vagas; son las únicas cosas que te mantienen con vida en este frente donde lo inexplicable es una constante. No hablamos de ello, porque hablar de las reglas parece atraer aquello de lo que intentamos escapar. Pero todos los que hemos sobrevivido largo tiempo aquí sabemos lo que se esconde detrás de los bombardeos, de las órdenes vacías y de los enemigos visibles.
El frente no solo está lleno de soldados. Hay otras presencias y otros intereses. No siempre son humanas, pero a veces, por desgracia, sí lo son.
Si alguna vez te despliegan aquí, ten cuidado. No todos los enemigos son visibles, y no todas las batallas son con balas."