08/08/2022
EXISTE EL S**O SANADOR.
Nos advirtieron que el S**O puede dañar y enfermar, nadie nos dijo que el s**o puede sanarnos.
Al acariciar un cuerpo desnudo, estamos acariciando heridas que no vemos. Heridas por situaciones de violencia o desamor, complejos con el propio cuerpo, inseguridades, tristezas, silencios, miedos.
Podemos creer que somos la generación a la que el amor dejó de doler, o que hemos superado las estructuras de lo que llamamos amor romántico. Podemos fundirnos en una gran orgía para demostrar que hemos dominado al deseo y a la sexualidad. Pero mientras no podamos poner todo lo que somos con sinceridad y entrega, estaremos experimentando las superficies del placer.
En los encuentros sexuales casuales debemos mostrarnos viriles, sabedores y despreocupados. El que muestra amor pierde, el que es cariñoso y sensible está traicionando una idea de la sexualidad que debe ser frívola, para que la otra persona no interprete que sentimos afecto.
¿El que muestra amor traiciona algo implícito? ¿Esta es la sexualidad libre que estamos construyendo?
Cuando acariciamos con presencia, compasión y respeto, podemos estar ayudando a que esa otra persona empiece a sanar. También podemos encontrarnos con una persona que nos trate así y nos queme todos los libros sobre la sexualidad aprendida.
Acaricia a esa persona como si estuvieras acariciando a todas las personas a las que pudiste lastimar en el pasado. De nada sirve darse con el látigo de la culpa sino hacemos nada hoy para mejorar este mundo mezquino. Es el cuerpo de tu actual vínculo el territorio para ser mejor de lo que fuiste. Es el campo de acción para poner tu mejor intento, sanar con tus manos una porción de humanidad herida, dejarte sanar.
En vez de preguntar cómo estuviste, si le gustó o si tuvo un orgasmo, preguntemos:
¿Cómo te sentiste?, contemos cómo nos sentimos. Demos espacio para no llevarnos heridas silenciosas, para pedir perdón, para recibirlo, para aprender, para abrazar al despedirse.
No se puede separar la sexualidad del ser humano íntegro que somos. Podemos jugar a hacerlo, podemos jugar a ser cuerpos que simplemente se frotan, genitales que se encastran para llegar a un breve orgasmo, pero no podemos tirar nuestras sensibilidades junto con nuestras ropas.
Que lo moderno no se trasforme en frívolo, la sexualidad puede sanarnos como personas y como SOCIEDAD.
Existe el s**o sanador, medicinal, procreativo, sagrado y lúdico. Aún nos falta aprender sobre nuestra sexualidad.