27/03/2021
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En una clasificación de los juegos del siglo XIX se lee: “Las canicas, para chicos; las muñecas, para chicas; el ajedrez, para hombres sesudos y nobles; los dados, para golfos, pícaros y soldados” …
Los charros contrabandistas … entre 1890 y 1913, este juego, diseñado por José Guadalupe Posada, fue comercializado por el editor e impresor Antonio Vanegas Arroyo en la Ciudad de México. El tablero de juego de dados muestra a “vaqueros mexicanos” con trajes de charro a caballo, atando los 64 espacios del tablero. El texto que lo acompaña, arriba a la derecha, proporciona las reglas del juego.
Bueno, hablaremos un poco sobre los dados, palabra de procedencia árabe, de dadd= juego, a su vez del persa dadon: Rara es la excavación arqueológica donde no salen a relucir … se trata de uno de los juegos más antiguos del mundo. En su origen, eran instrumentos al servicio de la magia. Más tarde formaron parte de los juegos de mesa o tablero. El dramaturgo griego Sófocles, del siglo V a. C., atribuye la invención de los dados a un tal Palamedes, el mismo que inventó el disco, el dedal y un sinfín de cosas útiles. Por su parte, el historiador griego Herodoto dejó escrito en el 416 a. C. que fueron los lidios (actual Turquía) los que crearon los dados. Su función era entretener los largos tiempos de espera a que les obligaba el asedio de su ciudad en tiempos del rey Athis. Finalmente, el historiador grecoromano Plutarco, asegura en el siglo I que es un invento de los Antiguos egipcios. De hecho, se han encontrado dados en tumbas egipcias del segundo milenio antes de nuestra era.
Antes de la civilización griega, las mujeres asiáticas jugaban dados muy toscos, hechos de bronce y de piedra. Estos antiguos dados sólo tenían dos lados planos, con sendas divisiones, y se les solía dar forma redondeada. Se señalaba con puntos el número 1, 6, 3 y 4, mientras las caras 2 y 5 se dejaban sin señalar.
El primer dado cúbico con sus seis caras señaladas de la historia fue la tessera de marfil, hueso o madera. Fuera como fuere, los griegos se aficionaron a este juego; también los romanos, que llamaron tesserae a los dados de forma cúbica y tali a los dados rectangulares. Una de las pinturas mejor conservadas de Pompeya, del siglo I, muestra a un grupo de mujeres jugando: ya en aquel tiempo, en una sola jugada los ricos podían apostarse toda su fortuna, y los pobres su propia libertad. Se jugaba metiendo las piezas en un cubilete y arrojándolas sobre la mesa o tablero. Las jugadas tenían nombre: la mejor posible o jugada reina estribaba en que cada uno de los tres dados señalara valores distintos, este lance se llamaba “jugada o punto de Venus”. En cambio, la peor jugada recibía el nombre de “punto del perro” y consistía en que cada dado señalaba el mismo valor, al contrario de lo que hoy sucede. Existía también el “punto del buitre”, que era malo, y el “senio” ganador, que eran tres seises; única jugada que no podía llamarse “del perro” aunque cada lado indicaba el mismo valor.
El dado moderno apareció en Oriente. En la India predecir el futuro mediante los dados es una vieja creencia llamada ramala, para lo cual se emplea dados cúbicos con puntos en forma de ojo de pájaro. En la epopeya del Mahabharata, escrita en sánscrito en el siglo I se alude a este tipo de dados. Y, en el sagrado Libro de los Vedasse dedica un capítulo o mandala a describir y enumerar sus malos efectos. También los judíos conocieron los dados, y existía el dado-peonza para un juego llamado “pon y toma”, que hace honor a su nombre. La mala reputación de este juego se remonta casi a sus orígenes. Las trampas más frecuentes estribaban en plomear los puntos 6 y 1 para lograr el antiquísimo juego del 7; también solía afeitarse alguno de los dados.
Desde el primer milenio a. C. hasta nuestro tiempo ha habido lugares dónde se podía jugar a los dados. En la Edad Media, los dados eran como el bingo de nuestro tiempo: allí acudían los ludópatas del momento. Se jugaba todo: viñas, vestidos, hijos e incluso a la mujer. Las escenas de los perdedores eran terribles: rompían los tableros en la cabeza de quienes habían ganado e incluso se recurría a puñales, palos y mobiliario circundante. Además del dado cúbico de seis caras los hubo de cuatro, cinco y siete caras. Los moriscos españoles empleaban dados alargados. Hubo escuelas de dados, e incluso hermandades relacionadas con este juego.
En Inglaterra, donde se sabe que ya se jugaba en el siglo XI, sacerdotes e incluso obispos estaban enganchados a los dados según escribe Ordericus Vitalis en el primer cuarto del siglo XII. El juego de los dados, en los que los jugadores apostaban de todo, comportaba muchos problemas. Tanto es así que, por ejemplo, en la Castilla del siglo XVI tuvo que ser prohibido jugar a los dados, fabricarlos y venderlos. Durante el siglo XVII y XVIII los dados eran un entretenimiento de soldados y gente de escaso entendimiento. Y aparecieron multitud de modalidades diferentes para jugar con ellos: los ases, el azar, el 36, el martinetti, el barbudi, los ases en el bote, la muerte súbita, el 15, la corona y el ancla, los dados indios ...
Durante todo el siglo XIX y principios del siglo XX, los dados nunca han gozado de buena reputación. Ya que era una forma de apostar que estaba al alcance de cualquiera, y los problemas derivados del juego …
25.03.2021 Museo del Tiempo Tlalpan, A.C.
Markus Frehner
Fuentes:
- Impresiones y Fotografías de la Biblioteca del Congreso Washington, DC, EE. UU.
- Curiosfera