06/09/2023
El serial homenajeado.
Goyo Cárdenas, El 3str@ngul@dor de Tacuba
Buscaba las caricias fáciles y al encontrar a María de los Ángeles González conocida como “La Bertha”, una jovencita dedicada a la vida galante, la llevó a su casa ubicada en la calle Mar del Norte número 20 del Barrio de Tacuba. Gregorio Cárdenas Hernández, “El estrangulador de Tacuba” pasó la noche con La Bertha el 15 de Agosto de 1942 y al finalizar el acto sexual, tomó un cordón y procedió a estrangular a su primera víctima. El cuerpo fue envuelto en un impermeable y aprovechando que sus vecinos dormían, cavó una fosa en el patio de su casa en donde sepultó a la mujer.
Así dio inicio a uno de los más famosos asesinos seriales de México, un joven con problemas psicológicos, apegado a su madre, pero eso no fue impedimento para convertirse en uno de los estudiantes más brillantes de la facultad de ciencias químicas de la UNAM.
En solo dos meses del año de 1942, cometió cuatro as*****tos, todos relacionados con actividades sexuales y fue su obsesión con una compañera universitaria lo que llevó a su captura, después de quitarle la vida.
Tras cometer el as*****to de La Bertha, Goyo Cárdenas encontró el placer sexual en mujeres dedicadas a la venta de su cuerpo y días después, según informes erróneos de la policía, contactó a Raquel González León, una jovencita de apenas 14 años a quien contrató para satisfacer sus más bajos instintos, llevándola también a su casa en donde presuntamente le arrancó la vida y también la sepultó en el patio. Este crimen quedó con algunas lagunas, pues presuntamente Raquel González fue encontrada con vida, por lo que se desconoció la identidad de su segunda víctima.
Tiempo después, Rosa Reyes Quiroz, tuvo la desgracia de toparse con Goyo Cárdenas, quien debido a sus arranques violentos, provocó que la mujer se negara a acostarse con él, firmando de esa manera, su sentencia de muerte.
Después de estrangularla, el homicida no perdió la oportunidad y practicó necrofilia para finalmente, llevar el cuerpo donde se encontraban las demás víctimas.
En ese tiempo, Graciela Arias Avalos de 21 años se encontraba estudiando en la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM y Gregorio se encontraba obsesionado con ella, pues constantemente le confesaba su amor, pero ella solo lo veía como un amigo.
En septiembre de ese mismo año, Graciela aceptó salir de paseo con Gregorio, quien aprovechando que se encontraban solos en un automóvil, intentó besarla por la fuerza, incomodando a la joven quien decidió darle una bofetada para alejarlo. En ese momento firmó su sentencia de muerte.
Lleno de ira, Goyo Cárdenas la golpeó sin piedad hasta arrancarle la vida, para después llevarla a su casa en donde pasó la noche con el cadáver y finalmente, abrir otra fosa en donde sepultó su cuerpo.
La desaparición de Graciela Arias movilizó a las autoridades pues su padre, un reconocido abogado exigió a la policía que se realizara una investigación.
Fueron los compañeros de Goyo quienes señalaron a la policía, que habían presenciado el momento cuando la joven abordó su automóvil y nunca más se le volvió a ver con vida.
El último as*****to causó remordimiento en Gregorio, pero lejos de confesar, decidió internarse en un centro psiquiátrico, en donde fue encontrado por las autoridades. Cada uno de los crímenes fueron confesados e inmediatamente la policía se trasladó a la casa de Tacuba, en donde al comenzar a realizar las excavaciones, un pestilente olor invadió la cuadra entera. Los cuerpos de las cuatro mujeres fueron exhumados.
Toda la ciudad de México sabía de los crímenes de a quien apodaron “El Estrangulador de Tacuba” y buscaban justicia social, brindando su apoyo a los familiares de las víctimas, mientras que el asesino serial, alegaba demencia ante una corte.
Un diario escrito con puño y letra del mismo Goyo fue presentado como prueba por parte del Ministerio Público, en donde relató cada uno de los as*****tos y lo que había hecho con las víctimas, lamentándose constantemente por la muerte de Graciela, de quien seguía enamorado.
El juez no dudó en dictar formal prisión y ordenó su encierro en el Palacio Negro de Lecumberri en el pabellón de enfermos mentales, pero al día siguiente, fue llevado a otro de los edificios más crueles en la historia de México, el manicomio de La Castañeda, en donde dos años después, fue declarado mentalmente competente.
Se preparó su traslado de nueva cuenta a Lecumberri, pero el trazó un plan y logró escapar del manicomio antes de que llegaran los celadores, haciéndose pasar como maestro rural en un poblado de Oaxaca, en donde lograron una vez más su captura.
34 años permaneció en prisión y en 1972, al cerrar sus puertas el palacio de Lecumberri, el Presidente Luis Echeverría Álvarez, quería demostrar que el sistema penitenciario era de calidad y que el cierre del penal no fue por fallas en dicho sistema, y utilizó al afamado Estrangulador de Tacuba como modelo de readaptación, al saberse que en su estadía en el lugar, inició estudios de derecho, además de realizar pinturas que el día de hoy son muy cotizadas por coleccionistas, y tras ignorar sus antecedentes y en contra de la opinión pública, le otorgó el indulto, alegando que no era mentalmente responsable de los crímenes cometidos debido a la condición psicológica que padecía y que gracias a su estadía en el reclusorio, fue casi milagrosamente curada.
No solo fue liberado de los horrores que se vivía en Lecumberri, horrores que tenía merecido tras las muertes cometidas, sino que fue homenajeado por la cámara de diputados, quienes tras ser presentado como modelo de readaptación social, fue ovacionado de pie.
Fueron pocas las entrevistas en torno a sus crímenes las que realizó Goyo Cárdenas tras ser liberado y al lograr titularse en la licenciatura en Derecho, pasó tiempo realizando demandas contra obras teatrales que se realizaban sobre su vida, de las cuales, varias logró ganar.
El resto de su vida se dedicó a escribir libros en donde relataba su estadía en prisión y al continuar siendo un modelo de readaptación, fue contratado para realizar exhibiciones de sus pinturas, hasta realizar murales como el que se encuentra en el reclusorio oriente.
Tras su muerte, su memoria se mantiene pero no por su rehabilitación, sino por ser el asesino serial conocido como “El estrangulador de Tacuba.