04/12/2024
Poco puede decirse de una escritura obstinada en fracasar —que no procura la dignidad de los elogios. De Julio Ramón Ribeyro, quizá por su necio afán, tautológico al grado de la plegaria religiosa, se ha explorado hasta la minucia la poética de la frustración: guiones, novelas, cuentos y, sobre todo, su diario. Enrique Vila-Matas ha sido puntual en eso: Ribeyro es un fracasista: “El escritor que anda dando vueltas a la idea de que está fracasando, y sigue siempre escribiendo”. Fracasista en el sentido espiritual de imaginar esa literatura imposible a la que uno aspira y que causa zozobra e insatisfacción personal frente a lo escrito. La imposibilidad, al fin y al cabo, de expresarse con el código cercado de la lengua, pero fracasista también en otro sentido: el del ser humano que sabe de la universalidad de ese fracaso y lo comunica de maneras tales que todos pueden amistarse con sus palabras.
Hoy conmemoramos el aniversario de la muerte del escritor peruano.