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Bibliorante, Mexico City (2025)

13/09/2023

"QUE MI VIDA SEA UNA ORACIÓN"

En el mar de nuestra existencia, a través de alegrías y adversidades, la oración es la barca que nos mantiene siempre a flote en el camino de la fe.

A través de la oración logramos acercarnos a Dios y cobijarnos en Él. En la oración encontramos refugio, como niños pequeños que corren a resguardarse entre los brazos de sus padres cuando tienen miedo o sienten dolor. En la oración es posible protegernos del infinito mar de adversidades que lastiman nuestro navío. ¿Tristeza? ¿Miedo? ¿Ira? ¿Dolor? ¿Soledad? La oración es agua fresca que reconforta el espíritu, pues es el mismo Espíritu del Señor el que nos consuela y alivia cuando escucha nuestras súplicas.

La oración es una práctica fundamental para la vida de todo(a) discípulo(a). En ella, nuestro espíritu se regocija pues nos permite hablar y convivir con Dios, estar en su presencia y unirnos a Él.

Tal es la importancia de la oración que debemos evitar a toda costa considerarla como una repetición mecánica de palabras preconcebidas, improvisadas y descuidadas. Al contrario, es una experiencia viva, un espacio consagrado al Señor en el que nuestra mente, cuerpo y espíritu externan sus más intensas emociones y sentimientos.

El pueblo de Dios ha orado a lo largo de la historia por múltiples motivos: buscando consuelo y fuerzas para seguir adelante, o agradeciendo, bendiciendo y alabando a Dios por las maravillas de su creación. Esta es una invitación para todos ustedes, amadas y amados hijos de Dios, a que perseveren en la oración (Col 4:2) y oren sin cesar (1 Tes 5:17). Una invitación para que consagren su vida al Padre… para que conviertan su vida en una oración…

08/09/2023

“En ti descanso, Señor...” De rodillas me encuentro, Dios mío, abrumado(a) entre tantos desafíos, preocupaciones y dificultades. Fracaso, soledad, pobreza, violencia, enfermedad y falta de oportunidades: son pesadas cargas que me humillan y me dejan postrado; que transforman mi alma en un vasto desierto de desesperación.

Sin embargo, tu amor es infinito, y a pesar de mis numerosas caídas, siempre me alzas con la tierna mano de tu gracia. Cada una de tus promesas es un manantial de agua fresca que revitaliza mi espíritu, porque tú eres más grande y poderoso que cualquier obstáculo, y contigo a mi lado, nada me detendrá.

A pesar de haber llevado la cruz de nuestros pecados, deseas ser el bastón sobre el cual pueda depositar el peso de mis angustias. A pesar de todo lo que sufriste por mí, me dices: "Soy el buen pastor y caminaré a tu lado; si las dificultades te impiden avanzar, cargaré ese peso por ti, sobre mis hombros; y si tus rodillas se debilitan, también te levantaré, porque te amo, hijo(a) mío(a)".

Hoy encomiendo a ti todos mis problemas y desafíos, incondicionalmente, porque sé que, en mi debilidad, encontraré siempre tu mano amorosa; en mi tristeza, hallaré refugio entre los brazos de tu gracia; y en medio de la angustia, resplandecerá la dulce sonrisa de tu Salvación.

Amén.

26/07/2023

“Me llamaron pobre…” Tal vez es por mi ropa, Señor, o por el lugar en el que habito. Tal vez es por la comida que consumo, o por los modestos pasatiempos con los que me entretengo. Tal vez solo les incomoda lo que soy, o peor aún, quien no aparento ser. Pero aquí estoy Señor Jesús, sin apariencias ante ti, como tu humilde servidor(a).

He recibido injurias, menosprecios y altanerías, pero no puedo evitar sonreír delante de ellas al pensar en tu misericordia, pues tú me enseñaste cómo la modestia del sencillo es dolorosa para la vanidad del soberbio.
Porque tú, Rey de reyes, te hiciste pobre por amor a mí; porque tú, Juez de la Creación, te sometiste a las peores humillaciones por mi Salvación; porque tú, Dueño del mundo y del Universo, te desposeíste para amar y salvar a los sencillos, a los miserables y a los necesitados.

Sufriste por mí, por nosotros, sin dudarlo. Naciste pobre, viviste pobre, padeciste pobre. Fuiste despreciado, ofendido y humillado. Tenías todo el poder de tu divinidad para hacer cuanto quisieras, para gobernar en los palacios más opulentos, pero decidiste asociarte con los marginados y caminar directo a la cruz, aceptando el camino del sufrimiento, la pérdida y la muerte. Te despojaste de todo para cargar con nuestros pecados.

Te agradezco, amado Jesús, por hacerte pobre para hacerme rico, con los tesoros de tu misericordia, tu salvación y tu amor. Te agradezco, amado Jesús, porque me llamaron pobre, a mí, el(la) más afortunado(a) de todos(as).

12/07/2023

"Por tu gracia, Señor..." Altibajos. Pocas palabras pueden definir tan bien esta vida cotidiana y terrenal. Entre altibajos nos movemos y entre altibajos existimos. Miserias y alegrías; bendiciones y tristezas; pérdidas y ganancias. Pero hoy, Dios mío, te agradezco por todos los favores que me has dado. Ayer estuve de rodillas y hoy caminas a mi lado; ayer me cubría la oscuridad y hoy alumbras mi sendero. Por tu gracia me encuentro a salvo, aunque no paro de preguntarme: ¿Qué hice para que tus ojos se posaran sobre mí? ¿Qué hice para que tú mano me levantará? ¿Qué hice para merecer tanto amor? En el amor nos acogiste, Jesús, y por amor derramaste tu sangre en favor nuestro. Entregaste tu dolor por nuestro dolor e intercambiaste tu sufrimiento por nuestro descanso, pero ¿por qué? “Porque eres mi hijo(a) amado(a)”, me respondes, y con una sencilla frase me entregas la eternidad y el descanso. Gracias, Señor Jesucristo, por todos los favores y consideraciones hacia tu imperfecto(a) hijo(a). Pensaba que no tenía nada y me doy cuenta de que siempre lo he tenido todo. Ayer tenía sed, y hoy me entregas el Jordán de tu gracia, gratuitamente, libremente, a cambio de nada. Gracias Señor, y bendito seas, porque me diste todo, fuente inagotable de dulzura y de bondad.

30/06/2023

“En ti me fortalezco, Señor”. En ocasiones me siento débil y temeroso(a), amado Jesús, pero me aferro con una esperanza inquebrantable al borde de tu manto. En otras épocas ya he sentido el aplastante peso del temor, la angustia, la tristeza, el dolor y el llanto, pero tú eres mi consolación, mi seguridad eterna. Por ti vivo y en ti me renuevo, porque eres mi roca de salvación, mi refugio y mi fortaleza. Mi sediento corazón se refresca en la fuente de tu gracia; ahí, donde las amargas aguas del dolor y la miseria se abandonan, donde el llanto se vuelve risa, el dolor se transforma en alegría y la muerte no es más que una promesa de vida eterna. Tú, Señor, eres mi fuerza, en ti confío. Bendito seas, fortaleza mía.

23/06/2023

"¡Sonríe, porque el Señor te ama!" Bienaventurado(a) seas hijo(a) de Dios, nuestro Padre de misericordia, porque bendito(a) eres. Bendito(a) eres con esta bendición que no proviene de algún desconocido, de algún mortal, o de alguien sin poder. No, bendito(a) eres por el Señor, tu Padre en el cielo, que enriquece y gratifica cada parte de tu vida con esta bendición constante.

Bendito(a) eres por el Señor; bendito(a) eres en el Señor. Y aquellos que reciben esta bendición son los(as) amados(a) de Dios, los(as) protegidos(as) de Dios, los(as) siempre hijos(as) de Dios.

Sonríe, porque tú has sido bendecido(a) por tu Padre, y tus alegrías y tristezas, tus pérdidas y victorias, también han sido alcanzadas por Él.
Sonríe, porque recibiste su bendición, aquella que te fortalece, consuela, purifica, ilumina, refresca y siempre permanece. Dios se encuentra aquí, muy cerca de tus ojos, eternamente al alcance de tu corazón, y te ha bendecido con una felicidad sin límites. ¡Bendito(a) seas!

$"¿Sabes cuánto te amo, Dios mío?" En mis horas de angustia y alegría; en mis victorias y fracasos; en la soledad de la v...$

19/06/2023

"¿Sabes cuánto te amo, Dios mío?" En mis horas de angustia y alegría; en mis victorias y fracasos; en la soledad de la vida y en compañía de mis seres amados; el amor que siento por ti, Señor, no disminuye, no desaparece. He cometido múltiples errores a lo largo de mi vida, lo reconozco. En ocasiones me he centrado más en las cosas de este mundo, cosas que me duelen y preocupan, y me he apartado un poco de tu lado. Pero siempre te llevo en mí y jamás te abandonaré.
He sido crucificado contigo, Señor, y cada día te adoro y te proclamo con mi vida. He recibido burlas, se han alejado viejos conocidos, he sido incluso violentado en tu nombre, pero todo lo resistiré en honor a ti.

Por ello te pido, amado Señor, tus bendiciones para perseverar en la fe, para ser un discípulo verdadero. Que siempre quiera, busque y desee el camino que me conduzca a ti; aquello que te honre y que sea más agradable en tu presencia. Que tu voluntad se convierta en la mía y tu mandato, en mi deseo constante. Eres mi descanso, agua fresca de mi corazón, fuego de mi espíritu. He sido crucificado contigo, Señor. Me has dado tanto y yo tan poco; me das tu gracia y yo te entrego mi vida.

15/06/2023

"¿Dónde estoy? ¿A dónde me dirijo?” Los días se consumen lentamente en la suave rutina de las cosas comunes, entre altibajos y contradicciones: trabajo y descanso; salud y malestar; amor y conflicto; felicidad y tristeza. Haces una pausa y miras a tu alrededor preguntándote “¿cómo es que llegué hasta aquí?”. Es imposible que una ola de recuerdos no se abalance sobre ti.
Has viajado por mucho tiempo y atravesado por tantas cosas. Únicamente el Señor y tú saben las cicatrices que llevas en el alma. Únicamente el Señor y tú saben cuántas alegrías y tristezas resguardas en tu corazón. Únicamente el Señor y tú saben cuánta sangre, sudor y lágrimas has derramado por el camino para llegar hasta este punto.
Y hoy, tal vez, te preguntas con incertidumbre “¿hacia dónde voy?”. Esta pregunta no solo es más común sino también parece más difícil de contestar cuando la adversidad nos abruma y nos sentimos abandonados en el inmenso desierto de las desdichas, solos y con sed, con el espíritu aplastado y afligido.
Pero el Señor se ha inclinado frente a ti, y te ha dado de beber, recordándote las palabras que desde siempre ha dicho: "Yo estoy contigo, te protegeré sin importar a dónde vayas y, te prometo por todo el amor que siento por ti, que cuando llegue el momento te llevaré a mi lado, a la tierra de eternos manantiales y frutos frescos…"

12/06/2023

"¡Señor, ayúdame! ¡Señor, protégeme! ¡No tardes, por favor, Señor!"
Por todas las aflicciones que nos aquejan, Padre de misericordia, imploramos auxilio. Libera a todos(as) aquellos(as) que se hallan ante la desgracia: compadécete de los caídos; socorre a los necesitados; cura a los enfermos; reconforta a los oprimidos; alimenta a los hambrientos; consuela a los infortunados; libera a los cautivos; llena de fe a los desesperanzados y fortalece a los débiles.
Por favor, no nos abandones. Ayúdanos en esta hora de angustia, en que la adversidad se hace presente, y cambia nuestro llanto en dulce canto. Amén.

07/06/2023

“He llegado a mi límite, Señor… ¡No puedo más!” La ansiedad y el miedo no se han apartado de tu corazón en días. ¿Cuántos días exactamente hace que te encuentras así? No lo recuerdas. Parece que los problemas se multiplican infinitamente y una idea comienza a crecer dentro de ti: no hay quien pueda ayudarte, estás completamente solo(a) y tu situación empeorará sin importar qué es lo que hagas. La noche ha caído, el cielo se ha nublado y estás exhausto(a)…
Pero una luz irrumpe en la tempestad y un estruendo maravilloso te despierta del malévolo letargo en el que, lentamente, te habías sumergido. Ahí, entre el mar y la tormenta, se encuentra Jesús, tú Señor… nuestro Señor. “¿Quién está ahí?”, preguntas torpe e inocentemente. Sin embargo, sabes que se trata de Cristo. De quién más podría tratarse sino de Aquél que por amor se hizo hombre para comprender tu sufrimiento; Aquél que te mira siempre con infinita piedad extendiendo sus amorosos brazos.
Ahora comprendes lo que siempre has sabido. No significa que de un momento a otro apareció para rescatarte, sino que siempre estuvo ahí para ti. Sabes que cometiste un error común: pusiste tus ojos en la tormenta y en tu navío, y olvidaste tanto el faro luminoso de la esperanza como la bahía donde tu maltratado y agobiado ser encontrarán descanso incondicional y eterno… Olvidaste por un momento a Cristo Jesús.

05/06/2023

"¿Cómo te sientes? ¿Qué te preocupa?" En la soledad de la habitación, al amanecer o al caer la noche, la mente se llena de preocupaciones: el dinero que no alcanza; la salud que se debilita; los sueños que escapan... Después de dos o tres suspiros recuerdas que el Espíritu del Señor, con su amor y sabiduría, jamás te abandonará; que debes orar sin cesar y pedir para recibir... ¡Jamás olvides orar y pedir! Pide amor y fuerza, sabiduría y fe; pide permanecer firme en el Señor y así, con calma y alegría, volarás... Volarás cada día de tu vida en las bendiciones de Dios y, cuando esta vida simple y pasajera termine, volarás a la hermosa tierra del Señor.

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