08/02/2025
CRÓNICAS DE YAUHQUEMEHCAN
Bustamante, N. L., el último bastión tlaxcalteca en el noreste mexicano
David Chamorro Zarco
Cronista Municipal
Un día escuché una anécdota acerca de que el insigne poeta mexicano Carlos Cea y Díaz, al iniciar diariamente su jornada de trabajo, lo hacía con un pequeño ritual de oración y se impuso la meta de que cada día escribiría sólo un verso del Himno a Tlaxcala. De tan extraordinario poema, confieso que mi verso favorito es el que dice «fuiste tú la raíz de la nación», porque verdaderamente, a partir de la tierra de Tlaxcala se inició la proyección y la creación de lo que sería la Nueva España y poco más adelante, México, como le conocemos actualmente.
Es apasionante ponerse a pensar en la inmensidad del territorio que, poco a poco, fue ganando la nueva nación; pero, al propio tiempo, no deja de admirar la valentía que se debió necesitar para abandonar la comunidad y la seguridad de la propia tierra y del propio hogar, para embarcarse en la aventura de ir a fundar otros pueblos en donde, naturalmente, las dificultades y la hostilidad serían los factores preponderantes.
Si bien tenemos la idea de que la diáspora tlaxcalteca se efectuó, en mayor medida, a finales del siglo XVI, la realidad es que el ejercicio comenzó desde décadas antes y continuó por al menos un par de siglos. Sabemos bien que prácticamente por los cuatro puntos cardinales la cultura tlaxcalteca se distribuyó llevando la semilla de una nueva cultura a diversas partes de la naciente nación, llegando incluso a las antípodas, como en el caso de las Islas Filipinas en el lejano oriente.
A unos cuatro siglos de distancia, es interesante, trascendente y muy emocionante darnos cuenta de que en diversas regiones de México subsisten y perviven diferentes manifestaciones que hablan de la presencia de los tlaxcaltecas como fundadores y colonizadores de diversos pueblos que con el tiempo se han convertido en importantes centros de población, y muchas familias aún tienen presente que sus orígenes culturales están en Tlaxcala.
Acaso uno de los ejemplos clásicos sea la ciudad de Saltillo, capital del actual estado de Coahuila, pero, tal como lo compartió con extraordinaria maestría el licenciado Marco Antonio Flores Jasso, Cronista del Municipio de Bustamante, Nuevo León, hubo fragmentos de población que determinaron ir a ocupar otros sitios, décadas después de los poblamientos originales.
En una emotiva conferencia que se tituló «El último bastión tlaxcalteca en el noreste de México», realizada en las instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Tlaxcala y auspiciada por la Sociedad de Geografía, Historia y Literatura del Estado de Tlaxcala, se expuso que uno de tales lugares era el Municipio de Bustamante, localizado dentro del territorio del Estado de Nuevo León. Un grupo de tlaxcaltecas decidió dejar las tierras coahuilenses y moverse un poco más hacía el poniente, en donde encontraron una tierra que creyeron ser propicia para poder vivir. Allí, con mucha dedicación y trabajo y poniendo en práctica sus conocimientos y tecnología, lograron hacer prosperar un núcleo de población que el día de hoy es un Municipio de gran renombre y empuje.
Lo interesante es la fundación de este pueblo de tlaxcaltecas se dio hacía 1686, es decir en la última parte del siglo XVII, ya cuando la Nueva España estaba en proceso de consolidación y expansión. Los colonos solicitaron, desde luego, a las autoridades correspondientes del virreinato la dotación de tierras y títulos de explotación, a través de la expedición de la figura conocida en la época como «merced de tierras», y muy pronto comenzaron a percibir el producto de su trabajo.
El Cronista de Bustamante, Nuevo León, indicó que es fácilmente perceptible diversas pruebas tangibles que hablan acerca de que en el pensamiento colectivo perviven diferentes manifestaciones que hablan de lo tlaxcalteca en su vida cotidiana. Explicó, por ejemplo, que a pesar de que el sentido de la religiosidad, en tanto práctica colectiva de manifestación de culto y devoción, no se encuentran muy arraigada entre la mayor parte de los pueblos del norte del país, en Bustamante se efectúan diversas celebraciones religiosas, notándose la entusiasta y generalizada participación de la comunidad, la presencia de música, cohetes, procesiones y comida en abundancia, tal como sucede de cotidiano en la tierra tlaxcalteca. Apuntó que la principal festividad es la que se realiza el día 6 de agosto de cada año, previo su correspondiente novenario, en honor de un Cristo crucificado al que la gente ha llamado desde hace siglos «El Señor de Tlaxcala», y que habría sido donado por una mujer viuda a cambio de pedir que la población se hiciera cargo de su sustento diario.
El Maestro Flores Jasso, además de presentar diversos atractivos turísticos que tiene su región —Grutas de Bustamante, Ojo de Agua San Lorenzo, El Cañón de Bustamante, Bioparque Boca de Leones (Los toboganes), Parque El molino y la Parroquia San Miguel de Arcángel, entre otros—, manifestó que hay diversos elementos de probanza que demuestran que la tlaxcaltequidad aún vive entre los habitantes de Bustamante. Dijo que han sido especialmente cuidadosos en la investigación y en la preservación de los documentos históricos que poseen acerca de la fundación y evolución de su comunidad, los cuales han quedado debidamente custodiados en un acervo de archivo histórico municipal, al que han denominado «Archivo Desiderio Hernández Xochitiotzin», en honor y memoria del historiador y muralista tlaxcalteca. En tal acervo, además de otros muchos documentos, se puede tener acceso a las listas de los fundadores y vecinos de Bustamante desde la época de su inicio.
Entre la gastronomía prevaleciente en Bustamante, considerando que la comida es producto natural de los recursos que hay a disposición, destaca la elaboración del pan, único en toda esa región norteña y que, de acuerdo a sus consideraciones, denuncia una presencia innegable de la herencia tlaxcalteca. El ponente incluso dijo que, al comparar algunos rasgos fisionómicos de las personas de su Municipio con los tlaxcaltecas actuales, se pueden identificar algunas líneas que testifican, desde la óptica de la genética, que hay gran parecido.
Existe en Bustamante un monumento a la identidad que posee en su parte más alta una garza, lo que significa que se evoca a la región de Tizatlán. Del mismo modo existen con el nombre de Tlaxcala, un río, una calle, una colonia y muy diversos negocios que hacen que entre la población de este Municipio de Nuevo León, se mantengan viva la memoria de cuáles fueron sus orígenes.
El Maestro Flores Jasso explicó que, tal como sucedía en otras regiones de la Nueva España, la población de naturales estaba separada de los núcleos urbanos de los españoles. En el caso de Nuevo León, realmente fue Bustamante el pueblo que albergó a los naturales, pues pudieron mezclarse con cierto éxito los tlaxcaltecas con pueblos que originalmente poblaban la región. Afirmó el ponente que hay evidencia en los archivos de diversas instituciones de la Nueva España de que los naturales de Bustamante sostuvieron diversos litigios en contra de los pobladores de otros núcleos, especialmente españoles, luchando siempre por sus tierras y sus recursos, siendo favorecidos siempre por la corona española o en su caso por las autoridades del virreinato.
A últimas fechas, como producto de este rescate sistemático de la identidad tlaxcalteca, los habitantes de Bustamante están en busca de lograr el fortalecimiento de manifestaciones artísticas y culturales como su carnaval, ejecutado con cierta similitud a lo hecho en tierras de Tlaxcala.
Lo más importante de todo esto es que a poco más de trescientos años de la fundación de Bustamante, Nuevo León, todavía se sigue conservando la certeza de sus orígenes, el orgullo por la pertenencia a la raíz tlaxcalteca y, a pesar del embate de la globalización y de su entorno muy cercano a los Estados Unidos, se mantiene su sentido de unicidad, como una comunidad única, con una cultura muy particular.
Por dondequiera que fueron, los tlaxcaltecas dejaron huella imborrable de su presencia. Su actuación no sólo fue en el combate, dando acompañamiento a los españoles para la conquista de otros pueblos, sino como verdaderos pioneros y colonizadores, como agentes transmisores de cultura y arte, como factores para la adopción de un nuevo régimen de vida que contribuyó a la consolidación de la Nueva España y luego de México, sin contar los muchos, muchos pueblos fundados fuera de la demarcación de los territorios descritos.
Desde luego que tendría mucho sentido hacer en Tlaxcala esfuerzos sistemáticos y sostenidos para difundir entre toda la población, especialmente entre las comunidades escolares de todos los niveles, lo importante que tuvieron nuestros antepasados tlaxcaltecas en la construcción de esta nación, para que podamos borrar todo vestigio de vergüenza que aún quieren imponer quienes, desde las tinieblas de la ignorancia histórica, ofenden la memoria de nuestros antepasados. Bueno es entender que los tlaxcaltecas y la tlaxcaltequidad tiene muchos sinónimos, todos ellos relacionados con la difusión de la cultura de la nación de la que, a quererlo o no, todas y todos somos parte. Por eso, en las palabras de Don Carlos Cea y Díaz, decir Tlaxcala es decir la raíz de la nación.
En las conferencia estuvieron presentes diversas autoridades universitarias, entre ellas, los Doctores Hugo Pérez Olivares, Ricardo Olivares Talavera y Juan Uvaldo Estrada Ramos, en sus caracteres de Director y Secretario General de la Facultad de Filosofía y Letras, y Coordinar de la licenciatura en Historia, respectivamente; por parte de la Sociedad de Geografía, Historia y Literatura del Estado d e Tlaxcala, estuvieron presentes el Doctor Omar Zacatelco Sánchez e Irma Carolina Romero, siendo el primero el Presidente de tal agrupación; también se contó con la participación del Maestro Mario Ríos, Cronista emérito, en representación del Consejo de Cronistas del Estado de Tlaxcala.
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