14/01/2025
"Cuando la Nube Pesa Más que el Cielo"
(Por Fernando D'Sandi )
Te hablo a ti, que cargas con una nube pesada y oscura en tu mente, esa que nadie más parece ver pero que tú sientes como un océano contenido en tu pecho. A ti, que despiertas cada día preguntándote si vale la pena abrir los ojos, si el mundo realmente te necesita o si simplemente serías un susurro que se extingue sin eco.
No es que no ames la vida, es que a veces no logras encontrarle el color. No es que odies a los demás, es que estás atrapado en un diálogo interno que se alimenta de tus miedos, de tus dudas, de una versión de ti mismo que ni tú reconoces pero que has aprendido a aceptar como verdad. Y eso duele. Duele como una herida invisible que nadie pregunta cómo sanar.
Sé que has escuchado frases vacías como "ponle ganas" o "todo está en tu cabeza", como si tu batalla fuera una cuestión de voluntad o un capricho de tu mente. Pero tú sabes que no es tan simple. Tú sabes lo que significa caminar con ese peso que no puedes explicar, con esa sensación de estar desconectado, incluso de quienes más amas.
Déjame decirte algo que quizá no escuchas a menudo: no estás roto. No eres débil. No eres menos por sentir lo que sientes. La depresión no es un defecto ni una falta, es una herida que merece cuidado, comprensión y tiempo para sanar. No necesitas que te entiendan a la perfección, pero sí que te escuchen. No necesitas que te arreglen, porque no eres una máquina, sino un ser humano en medio de su propia tormenta.
Lo que necesitas es alguien que te mire de verdad, que no te juzgue por tus silencios ni por tus lágrimas. Necesitas recordar que pedir ayuda no es rendirse, es un acto de valentía, es reconocer que mereces algo mejor que este dolor constante.
Hoy, aunque no te conozco, pienso en ti. En quienes caminan por el mundo con el alma herida y el corazón agotado. Pienso en los días que has soportado, en las noches que te han parecido eternas, y en esa pequeña chispa dentro de ti que, aunque débil, aún brilla. Esa chispa eres tú.
No te prometo que será fácil, pero sí que será posible. Te invito a dar un paso, por pequeño que sea, hacia aquello que te haga bien: una llamada, una conversación, un respiro al sol. Hazlo por ti, porque tu historia no termina aquí, porque incluso la nube más espesa puede disolverse con el tiempo y el cuidado.
Yo estoy aquí, aunque en la distancia, aunque solo con palabras. Pero créeme: alguien te ve, alguien te piensa, alguien cree en ti. Y ese alguien también puedes ser tú.
Sigue adelante. Tienes en tus manos la capacidad de construir una vida que, aunque hoy parezca lejana, está esperando por ti. No estás solo. Nunca lo has estado.