19/12/2024
...*.*... 🖤💀EL REENCUENTRO 💀🖤
Caminando por esta desolada calle, a mi mente llegan tantos recuerdos que son imposibles de olvidar. Al girar, observo con asombro aquella casa antigua grafitada, poco a poco se ha estado cayendo a pedazos como puede ser posible. Cuando me fui, no estaba en esta condición tan deplorable, la delincuencia ha hecho de las suyas llevándose las puertas y lo que queda de las ventanas. Miro nostálgicamente mi casa.
–Bueno, lo que queda de ella...
La casa de mis sueños se ha convertido en escombros. Aún no asimilo por qué se deterioró en tan poco tiempo.
En aquella ventana del segundo piso visualizo una silueta. Es imposible que pueda vivir alguien en estas condiciones. Creo que mi vista está jugando conmigo. Me quedo estática por un momento, cierro mis ojos y a mi mente llega el recuerdo más hermoso. Donde estoy con mi madre, preparando unos ricos postres o nos sentábamos en la sala a ver películas. En los días fríos, me preparaba un chocolate caliente, mientras recordaba todo esto.
Desde la lejanía, una voz cansada dice mi nombre. Abrí mis ojos y desde la lobreguez de la casa divisé aquella silueta que minutos antes había visto. Se fue acercando poco a poco y pude ver a una anciana, en sus ojos reflejaba tanta tristeza. Su cuerpo muy delgado, su ropa desgastada y rota, su caminar ya un poco lento. Me toma de las manos, las siento muy frías. Ella empieza a sollozar, la miro por unos instantes y la reconozco de inmediato. Es mi madre. La abracé tan fuerte pero no entendía por qué había cambiado tanto, si cuando me fui aún estaba joven.
–Aún no lo comprendía.
"Me pidió entrar a la casa. Al poner un pie en ella, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, acompañado de un olor nauseabundo que impregnaba el lugar. Camino por la casa y veo que todo está en malas condiciones. ¿Cómo puede vivir mi madre así, sin agua, sin comida? Le pido irse conmigo a un lugar mejor."
"Y su respuesta fue que por mucho tiempo esperaba que se lo dijera. Me puse a pensar por qué me dijo esto."
Subí a mi cuarto porque la última vez que estuve allí tuve una pequeña discusión con mi madre. En ese entonces, tenía una relación a escondidas y le llegaron rumores sobre él. Ella presentía que no era bueno para mí. Cada día era la misma retahíla: que lo dejara, que había escuchado que era un mal hombre que no me convenía y bla bla bla.
Siguiendo con la historia, al entrar veo que todo está como lo había dejado. Ella se acerca y me pregunta dónde había estado en todo este tiempo, no había dejado de pensar en mí. Le contesté que él me propuso que me fuera de aquí y como lo amaba, decidí hacerle caso a mi corazón.
Al principio todo fue perfecto, me trataba como una princesa, me demostraba su cariño. Nunca faltaban los regalos o las salidas. Pero con el pasar del tiempo fue cambiando. Ya no fue color de rosas. Sufrí mucho maltrato verbal y físico por parte de él. Sentía tanto miedo que solo quería escapar de él y volver junto a ti, mamá.
– Ahí mi niña, siempre te lo dije. Él no era bueno, pero tú no quisiste escuchar lo que por tu bien te decía.
Mamá perdóname, te abandoné por estos 5 largos años ahora que he regresado quiero recuperar el tiempo perdido.
Mientras le decía esto, ella me interrumpió.
–Espera hija, no sabes.
Han pasado 20 años desde que te fuiste. Yo te busqué, fui con tus amigas, con los vecinos y a la estación de policía. Estaba desesperada, pegué tu foto en postes, a ver si alguien me daba alguna razón sobre ti, pero fue en vano.
Quede en shock, ahora entendía todo porqué mi casa se encontraba así, y mi madre había envejecido tanto. Lo último que recuerdo es que él había salido del departamento que compartíamos, y yo estaba decidida a irme de aquí como fuera posible. Alcancé a empacar algunas cosas, mi ropa, y un poco de dinero. Tenía que hacerlo rápido, no estaría ni un segundo más en este lugar. Fui hasta el balcón a ver si él ya estaba lejos para poder salir.
"Y mi sorpresa fue al escuchar el portazo detrás mío, al voltear veo como se abalanza sobre mí como una bestia, y con sus manos intenta arrebatarme mis cosas. Cansada y con mis últimas fuerzas consigo quitárselas. Ya exhausta trato de salir de este in****no que aún no terminaba. Siento cómo me toma del cabello y me empuja al vacío mientras iba cayendo, aquel hombre esbozó una gran sonrisa de satisfacción. Recuerdo caer en este duro pavimento y sentir un fuerte dolor en mi cabeza que me hizo cerrar mis ojos y quedar inconsciente.
—O eso es lo que pensaba"
Al despertar, miro mi entorno. La oscuridad había llegado y, por fortuna, el se había ido. Me levanto y el dolor ya se había desvanecido. Mi hogar me esperaba. Hice señas a varios carros para que se detuvieran, pero estos solo seguían su camino. Mientras caminaba más adelante, cerca de una tienda, encontré a una pequeña con su padre. Le pregunté al señor si podía ayudarme, pero él también me ignoró. Por más que le hablaba, no me contestaba.
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Pero la pequeña con cara de asombro me dijo: "Señorita, ¿qué le pasó en la cabeza? Tiene una gran herida". Yo no sentía dolor alguno, así que le dije que me había caído y que no era nada. Entre plática y plática, su padre llegó alterado, se la llevó y hizo un comentario raro. La niña se despidió, yo hice lo mismo, así que decidí seguir mi camino.
El sudor corria por mi rostro, y el viento soplaba con gran fuerza, las horas se me hicieron eternas, como si de muchos días se trataran. Cada paso que daba, mis piernas las sentía pesadas y el cansancio era notorio. No me rendí, ya faltaba poco para llegar a mi destino.
Al cruzar la calle, observó con extrañeza el vecindario totalmente cambiado, desolado por completo. Antes de irme, este lugar tenía vida y siempre había música alrededor. Los vecinos reían y bailaban. Ahora solo queda guardar en mi mente los recuerdos de lo que un día fue
"Me sentía agobiada. Mi madre me toma de las manos y con una voz suave y calmada empieza a decirme estas palabras".
–"Hijita, desde que te fuiste no hubo un día en que no pensara en ti. Te imaginaba viajando y que algún día estarías en mis brazos nuevamente. Anhelaba darte todos los abrazos y besos que hoy extrañas, y que yo también necesitaba."
Mis lágrimas caían por mis mejillas, y con gran delicadeza mi madre limpiaba mi rostro. Antes de poder decirle algo, me nota desconcertada.
Me dice: "Aún no lo sabes, mi niña".
Le respondo: "¿Saber qué?"
"Ella me hace señas para que la siga hasta el piso de abajo, aún entre tanta suciedad y escombros. Me enseña un gran espejo y me dice 'mírate'. Quedé horrorizada al ver mi rostro casi calavérico y mi piel completamente pálida, y la gran herida en mi cabeza tan profunda. Habían cientos y cientos de gusanos sobresaliendo de ahí, y las moscas revoloteando alrededor. Solo pude decir:
–'''Estoy mu**ta'".
"Ahora comprendo el comentario de aquel señor cuando se llevó a su hija. Pude escuchar cómo él le preguntaba con quién hablaba que no había nadie. Ella le habló sobre mí y él, aterrado, se la llevó."
Por eso me costó mucho regresar. Yo había mu**to esa mañana, aquel salvaje había terminado con mi vida. Tenía que aceptarlo, pero seguía aún un poco confundida.
- ¿Por qué, mi niña? - pregunto. mi madre
Madre, ¿cómo puedes verme si he mu**to? Ella, con gran tristeza, bajó la mirada y un gran silencio se apoderó de todo el lugar. Y entre los rincones aún persistía ese nauseoso aroma golpeando mi rostro. No podía divisar de dónde provenía.
Después de unos minutos, mi madre se levanta y me toma de las manos y me guía por un gran pasillo oscuro. Con recelo, camino despacio, sin saber con qué me iba a encontrar.
Al mirar a mi madre, observo cómo las lágrimas surcan su rostro y con la voz quebrantada me dice: "Mi niña, entra y mira".
Y en ese último cuarto de la casa, el olor era mucho más fuerte y al inclinar mi mirada hacia abajo, yacía en el suelo un cuerpo putrefacto. De no ser por su vestimenta y la foto que traía consigo, jamás la hubiera reconocido. Era mi madre, llevaba semanas descomponiéndose en este solitario lugar, y aún en su mano llevaba una fotografía mía."
–Me Dijo Hijita, Pasó mucho tiempo y descuidé mi salud. Cada día sufría en silencio, hasta que llegó aquel día donde sentí un fuerte dolor en mi pecho y poco a poco mi corazón dejaba de latir y me fui apagando lentamente.
Pero por alguna razón me quedé estancada aquí, no encontraba respuestas, hasta que te vi desde aquella ventana...
Aún no me podía ir sin ti, mi niña.
Yo la abracé tan fuerte, ya era tiempo de estar juntas.
Y al decir esto, desde un costado vimos una incandescencia que iluminó todo el cuarto. Al mirar más de cerca, se trataba de un portal que con gran fuerza nos llamaba. Era hora de irnos.
las dos nos miramos fijamente y agarradas de la mano caminamos directamente hacia esa luz, al acercarnos sentimos una tranquilidad. Ya era hora de entrar.
"Nuestro tiempo aquí había terminado, pero quizás en aquel lugar nuestra historia apenas se escribía, y por alguna extraña razón yo sabía que la muerte no era nuestro final, al contrario, era nuestro comienzo."
AUTORA Karen J.G.R