25/06/2024
‼ AMOR DE BRUJA ‼
Al haber fallecido su esposa y sus tres hijos luego de que una avalancha los aplastara mientras dormían, Darío, en su inmensa tristeza, decidió irse al pueblo de su infancia.
Estando en el pueblo, entró a una cantina y pidió una botella de aguardiente; quería ahogar las p***s con alcohol. Imágenes de su familia hacían que ni el licor le diera consuelo. Una mujer que estaba en la mesa de al lado lo miró fijamente...
- ¿Darío, eres tú? -
Él, sorprendido, le respondió:
- ¿Qué tal? ¿Te conozco? -
- Claro, soy Martha, vivía enfrente de tu casa cuando éramos niños... -
- ¡Ah! Sí, ya te recuerdo... ha pasado mucho tiempo. -
Darío y Martha hablaron durante muchas horas mientras las botellas de aguardiente se iban vaciando.
- ¿Dónde te estás quedando? - dijo Martha.
- La verdad, hoy acabo de llegar al pueblo, aún no sé qué haré. -
- Si quieres, te puedo ofrecer alojamiento donde vivo.
En ese momento, el cantinero les avisó que tendría que cerrar, así que Darío aceptó ir a la casa de Martha. Al llegar, notó que era la misma casa en la que ella vivió de niña y se sorprendió...
- Disculpa mi imprudencia, pero ¿nunca te has ido de esta casa? -
- ¡No! Jamás cambiaría mi hogar... - dijo un poco molesta - ya está lista la cama, descansa y charlamos mañana. Feliz noche.
Darío se recostó en la antigua cama y se quedó profundamente dormido. A la mañana siguiente se despertó, no soportaba el dolor de cabeza. - Fue demasiado aguardiente - se dijo a sí mismo, y se dirigió a beber un poco de agua. Se topó con Martha en la cocina y ella le dijo:
- Buenos días, ¿dormiste bien? -
- Sí, muy bien, pero los tragos me cayeron mal, jeje. Iré a dar una vuelta para recordar el pueblo. -
- Está bien, vuelve temprano para almorzar.
Darío salió a la calle y los vecinos de la cuadra lo observaban muy extrañamente, pero él ni se dio cuenta y siguió calle abajo. Mientras caminaba, le llegaban recuerdos de su infancia y de esas calles empedradas que hacía mucho no caminaba. Se sentó en una banca para descansar... en sus pensamientos también le llegó la imagen de Martha y recordó lo intensa que era de niña, pues decía que lo quería... se le salió una pequeña risa y en ese momento sintió una brisa helada. En ese momento, pasó delante de él un perro negro mostrando sus dientes, pero no lo atacó.
Darío siguió caminando y en una zona boscosa se encontró con una anciana que lo saludó:
- Joven, siento mucho lo ocurrido con tu familia, pero te garantizo que eso no fue un accidente... -
- ¿De qué habla, señora? ¿Y cómo sabe lo de mi familia? -
- Solo te aconsejo que te cuides, pues no llegaste de nuevo a este pueblo por coincidencia...
La anciana siguió su camino, pero Darío quedó muy intrigado y quería una explicación, así que quiso seguir a la anciana, pero aunque esta caminaba lento, él no pudo alcanzarla hasta que la figura de la mujer se fue perdiendo en la niebla. Al llegar al parque principal del pueblo decidió sentarse allí, esperando volver a encontrarse con aquella anciana. Pasaron varias horas y cayó la noche; ya las calles estaban solitarias y el frío era muy intenso.
La niebla era muy espesa, aun así logró ver nuevamente al perro negro. Temió ser atacado, así que se quedó sentado muy quieto. Este perro merodeó un rato en el lugar y luego desapareció. Ya era tarde, así que decidió volver a casa de Martha.
Cuando levantó la mano para tocar la puerta, Martha abrió... Estaba vestida de una manera provocadora y le dijo:
- Entra rápido, que te vas a congelar...
Él entró rápido y Martha lo invitó a sentarse en su sofá y le sirvió una copa de vino para que se calentara. Luego de terminar con la botella de vino, Martha intentó seducirlo, a lo que Darío no accedió...
- ¡Martha, por favor!... yo aún estoy de duelo, no me siento con ganas de estar con nadie... -
Martha, con un par de lágrimas, le dijo:
- No otra vez, por favor... ya me despreciaste antes y no quiero que lo vuelvas a hacer... no me lastimes...
Darío, enojado, se levantó de la mesa y se dirigió a su cama. Ya estaba dormido cuando, en un sueño, vio a la misma anciana del parque; esta le mostraba un cajón en una habitación al final del pasillo de la antigua casa...
En ese momento despertó, a pesar de que la noche era helada, Darío estaba sudando... recordó el sueño y a la anciana, le ganó la curiosidad y se dirigió al final del pasillo, entró a la habitación que allí había y, en efecto, ahí estaba el mismo cajón del sueño.
Darío abrió la gaveta y había dos cajas de madera. Abrió la primera, en ella había muchas fotografías muy viejas de Darío y en las últimas se encontraba una foto actual...
- ¡¡¡Qué mi**da!!!... - exclamó Darío al ver que era una fotografía de su esposa e hijos. En la parte de atrás tenía una bolsa de tierra adherida con cinta...
- ¡No puede ser! Se supone que ella no los conocía...
Abrió la otra caja y había trozos de tela, un escapulario negro y una foto con una inscripción que decía: 'vuelve a casa'...
Ahora todo tenía sentido...
En lo único que pensó fue en huir de ahí lo antes posible...
Cuando abrió la puerta de la habitación para escapar...
Martha estaba ahí parada y junto a ella el gran perro negro...
- Jamás volverás a ser de otra, te prefiero mu**to... - dijo Martha.
En ese instante, el perro se lanzó a él, devorándolo casi por completo.
Martha volvió a su habitación, allí se encontraba la anciana amarrada... Martha le dijo:
- Mira, madre, logré ser mejor bruja que tú.
Fin.