24/12/2024
24 DE DICIEMBRE 2024
HABLA EL NIÑO JESÚS:
Hijo, es importante que el día de hoy aumente más que nunca tus sentimientos hacia mí, que crezca en tu corazón la llama de mi amor. La solemnidad de mi nacimiento está ya próxima y en este día la Iglesia ya ha comenzado a celebrar.
No mereces el nombre de devoto, si este día no lo vives sin acrecentar el fuego de la caridad, que debe ser la demostración más importante de la devoción al Misterio de mi Nacimiento: Misterio de omnipotente bondad, Misterio de amor total; hijo mío, el amor se paga con amor, y si a todos les pido amor, con mayor razón, se lo entrego a mis almas devotas.
No dejes que nada impida en este día, el crecimiento del amor, y mucho menos debes dejar que te venzan los pecados y los vicios. Querido, hijo querido, llora de corazón el tiempo que no me amaste; y haz el propósito de nunca disgustarme; decide de corazón amarme mucho más, y con este fuego de caridad, prepárate a recibir mi Corazón Infantil para contemplar, a quien nacerá en tu corazón por amor esta noche en un pesebre, en la hora más fría y todo tembloroso por el hielo.
ORACIÓN:
Adorable Niño Jesús, no hables así, porque me siento muy mal, al solo recordar la cruda estación en la que decidiste nacer, y me encuentro dispuesto para calentarte con el fuego de mi pobre amor, el cual sé que no es mucho; mas te pido que este pequeño fuego de caridad lo aumentes, y lo extiendas con el Santo servicio, para controlar el frío que sientes.
Oh querido Niño Jesús, quisiera abrazarte un rato ap***s nazcas para calentarte un poco con el fuego de mi devoción.
Amén
TESTIMONIO:
En la noche de Vigilia de Navidad, subió al Cielo, la venerable Magdalena de Portogallo, dominica, quien fuera muy devota del Nacimiento de Jesucristo, esta noche recordaba llena de ternura y amor al Niño Jesús tembloroso de frío sobre las pajas del pesebre de Belem, meditaba con especial fervor haciendo mucha oración ante el Santo Nacimiento. Dos días antes de morir vio a Jesucristo recién nacido, al meditar en Él, miró que en vez de pajas, se encontraba entre rosas y flores, en alusión a la fragancia de sus virtudes.
Un religioso encontrándose gravemente enfermo, en su agonía, se le veía lleno de júbilo y de alegría, al preguntarle la causa de tanto gozo, respondió; “que el día de mañana era el día más solemne, en el cual Dios se hizo ver como hombre, para librar a los miserables pecadores de la muerte eterna”.
Por la devoción hacia el Nacimiento del Señor, tuvo la gracia de conocer a su Ángel Custodio, que lo llevo a g***r de la gloria del Paraíso, habiendo sido perdonados todos sus pecados por los méritos de la Natividad del Señor.
Llegado el día de la Santa Navidad, con gran paz y quietud y alegría en el corazón, entregó su alma en brazos de Jesús.
LA VIRTUD especial, a practicar en este día será:
ENCENDER EL CORAZÓN DE SANTO AMOR, HACIA EL DIVINO INFANTE JESÚS.
PRÁCTICA: El día de hoy, procura ser una llama viva de amor hacia el Niño Jesús, Invítalo a nacer en tu corazón, y practica la abstinencia en los alimentos. Haz doce actos de Caridad.
JACULATORIA: “TE AMO NIÑO DIOS, TE AMO AMOR MÍO”.
Para hacer en honor al Niño Jesús, en la vigilia de la Natividad antes de besarle los pies, o en el momento de la Celebración Eucarística.
ORACIÓN:
Oh, Noche Santísima, bellísima noche, bendita y dulcísima noche más que otra noche.
Noche en la cual, Tú, mi querido Jesús, por amor a mí, como tierno Niño naciste en un la gruta de Belem, y escogiste nacer más que en un poco de paja.
¡Ah! Mi adorado Niño, que sufriste expuesto en un pesebre, el gran frío de esta estación, tan cruda. Amado bien mío, suspiro de mi corazón; no me niegues en esta noche, venir a albergarte en mi corazón, pues anhelo y te hago una ardiente invitación de estar conmigo.
¿Qué me respondes, oh, delicia inexplicable del alma mía?
Callas, lo comprendo bien, ¿qué quieres decirme con tu silencio?
¿Quieres decir, que mi corazón en esta noche se encuentra aún un poco duro, por tantas culpas?
¿Todavía es insuficiente mi heno?
Pobre Niño Mío, ¡Cuánto sufriste!
Es verdad que soy yo la causa de tus p***s, es verdad todo aquello que me dices, más con una sola lágrima de las que viertes, el día de hoy por amor a mí, es suficiente para romper la dureza de este tenaz corazón mío.
Una sola flama de caridad pequeñita, que llevas en tu corazón Divino, es suficiente para destruir la frialdad del mío y así lo encenderás de Santo Amor.
Ven Niño Jesús a consolar este corazón mío, ven que si no tuviera la felicidad, de asegurar que te amo: con esa dulce expresión que tienes esta Santa Noche.
Comienzo a sentir que ya creo amarte, y enamorado estoy, te quiero mucho Niño Santo.
Te quiero mucho porque eres bondad infinita, porque cualquier cosa que yo hiciera, Tú la perdonas.
Te quiero mucho porque con aquella mirada piadosa, que me das desde tu Santo Pesebre, me invitas a arrepentirme y a amarte.
Te quiero mucho porque me permites contemplarte como Niño.
¡Oh! Si pudiera llenar mi corazón del fuego de la caridad, más podría amarte.
Dame un porción de aquel Sagrado Fuego,
que quema tu Pequeño Corazón, que arde por mí.
Dame un corazón más grande para amarte más de lo que puede soportar la pequeñez de mi corazón.
Oh, Dios, si tu Corazón tan pequeñito me ama infinitamente, ¿porqué no puedo amarte sin límites?
Te respeto, te amo Niño mío, delicia mía, paraíso mío, alegría mía, adorable y divina belleza.
Niño Jesús, quiero estar siempre contigo, y amarte siempre, que nada me pueda alejar de ti.
Pequeñito hermoso, querido Niño, en ti, encuentro todo aquello que me hace feliz.
Contigo Niño mío todo lo puedo lograr, la paz de mi corazón, la alegría de mí alma, que no está quieta si no viene a ti, si no está contigo, si no te abraza.
Oh, Bendito Niño mío, por tu bondad infinita extiendes tus tiernas manitas, como si quisieras estar en mi pecho.
Oh queridísimo y amado bien, quisiera en esta noche, y con el gozo que siento, hacer fiestas en honor a tu Santo Amor, y de tu excesiva humildad, que nos demostraste al nacer físicamente en un pesebre, y para nacer espiritualmente escogiste mi alma.
Ven, te pido ven, ven Niño Adorado, lleno de todas las virtudes.
Ven Tesoro mío, que me arrepiento profundamente, y acepto el haberte ofendido tantas veces.
Y cómo quisiera mezclar las lágrimas de mi doloroso arrepentimiento con las lágrimas que tu vertiste esta noche en la cueva de Belem donde Tú naciste.
Ven querido Niño Jesús que yo te acojo y te aprieto entre mis brazos, Tú acércate más a mí y haz que jamás me separe de Ti.
Virgen Santísima yo me alegro contigo del gozo de ser la primera en abrazar y llenar de besos el rostro de Jesús, tu hijo, tu Niño, y así lo hicieron los pastores así me concedas ahora el honor de hacerlo también.
Ven dulce Niño ven, ven.
Amén.
Esta oración puede recitarse también antes de la Comunión.
Divino Niño Jesús, Chiapa de Corzo, Chiapas