05/09/2024
EXHORTACIONES QUE LOS PADRES AZTECAS PRODIGABAN A SUS HIJOS
“Hijo mío, has salido de tu
madre, como el pollo del huevo, y
creciendo como el, te preparas a
volar por el mundo, sin que nos sea
dado saber por cuanto tiempo nos
concederá el cielo el goce de la
piedra preciosa que en ti poseemos;
pero sea lo que fuere, procura tú
vivir rectamente. Reverencia y
saluda a tus mayores y nunca les
des señales de desprecio. No estés
mudo para con los pobres y
atribulados; antes bien date prisa a
consolarlos, con buenas palabras.
Honra a todos, especialmente a tus
padres, a quienes debes obediencia,
temor y servicio. Guárdate de
imitar el ejemplo de aquellos malos
hijos, que a guisa de brutos,
privados de razón, no reverencian
a los que han dado el ser, ni
quieren someterse a sus
correcciones: porque quien sigue
sus huellas tendrá fin desgraciado y
morirá lleno de despecho, o
lanzado en un precipicio, o entre
las garras de la fieras.”
“No te burles, hijo mío, de las
acciones y de los que tienen
alguna imperfección en su cuerpo.
No te mofes del que veas cometer
alguna culpa o flaqueza, ni se
la eches en cara; confúndete, al
contrario, y teme que te suceda lo
mismo que te ofende en los otros.
No vayas a donde no te llaman, ni
te ingieras en lo que no te importa.
En todas tus palabras y acciones
procura demostrar tu buena
crianza. Cuando converses con alguno,
no molestes con tus
manos, ni hables demasiado, ni
interrumpas o perturbes a los
otros con tus discursos. Si oyes
hablar a alguno desacertadamente,
y no te toca corregirlo, calla; si te
toca, considera antes de lo que vas a
decirle, y no le hables con
arrogancia a fin de que sea más
agradecida tu corrección.”
“Cuando alguno hable
contigo, óyelo atentamente y en
actitud comedida, no jugando con
los pies, ni mordiendo la capa, ni
escupiendo demasiado, ni
alzándote a cada instante si estás
sentado; pues estas acciones son
indicios de ligereza y de mala crianza.”
“Cuando te pongas a la mesa,
no comas a prisa, ni des señal de
disgusto si algo no te agrada. Si a
la hora de comer viene alguno,
parte con él lo que tienes, y
cuando alguna coma contigo, ni
fijes en el tus miradas.”
“Cuando andes, mira por
dónde vas para que no te tropieces
con los que pasan. Si ves venir
alguno por el mismo camino,
desvíate un poco para hacerle
lugar. No pases nunca por delante
de tus mayores, sino cuando sea
absolutamente necesario o cuando
te lo ordenen. Cuando comas
en su compañía, no bebas antes
que ellos, y sírveles lo que
necesiten para granjearte su favor.”
“Cuando te den alguna cosa,
acéptala con demostraciones de
gratitud. Si es grande, no te
envanezcas; si es pequeña, no la
desprecies; no te indignes, ni
ocasiones disgustos a quien te
favorece. Si te enriqueces no te
insolentes con los pobres ni con
los humildes; pues los dioses que
negaron a otro las riquezas para
dártelas a ti, disgustados de tu
orgullo, pueden quitártelas para
darlas a otros. Vive del fruto de tu
trabajo porque así te será más
agradable el sustento. Yo hijo,
mío te he sustentado hasta ahora
con mis sudores y en nada he
faltado contigo a las obligaciones
de padre; te he dado lo necesario
sin quitárselo a otros: has tú lo mismo.”
“No mientas jamás. Cuando
refieras alguno lo que otro te ha
contado , di la verdad pura sin
añadir nada. No hables mal de nadie.
Calla lo malo que observes
en otro si te toca corregirlo. No
seas noticiero, ni amigo de
sembrar discordias. Cuando lleves
algún recado, si el sujeto a quien
lo llevas se enfada y habla mal de
quien lo envía no vuelvas a él con
esta respuesta; si no procura
suavizarla y disimula cuando
puedas lo que hayas oído, a fin de
que no se susciten disgustos y
escándalos de que tengas que arrepentirte.”
“No te entretengas en el
mercado más del tiempo
necesario; pues en estos sitios
abundan las ocasiones de cometer excesos.”
“Cuando te ofrezcan algún
empleo , haz cuenta que lo hacen
para probarte; así que no lo
aceptes de pronto, aunque te
reconozcas más apto que otro
para ejercerlo; sino excúsate hasta
que te obliguen a aceptarlo, pues
así serás más estimado. No seas
disoluto porque se indignarán
contra ti los dioses y te cubrirán
de infamia. Reprime tus apetitos,
hijo mío, pues aun eres joven y
aguarda que llegue a edad
oportuna la doncella que los
dioses te han destinado para
mujer. Déjalo a su cuidado, pues
ellos sabrán disponer lo que más
te convenga. Cuando llegue el
tiempo de casarte no te atrevas a
hacerlo sin el consentimiento de
tus padres, porque tendrás un éxito infeliz.”
“No hurtes, ni te des al robo;
pues serás el oprobio de tus
padres, debiendo más bien
servirles de honra en galardón de
la educación que te han dado. Si
eres bueno, tu ejemplo confundirá
a los malos. No más hijo mío:
esto basta para cumplir las
obligaciones de hijo. Con estos
consejos quiero fortificar tu
corazón. No los desprecies ni los
olvides, pues de ellos depende tu
vida y toda tu felicidad.”
"Nunca más seamos descalificados, ni permitamos que nos hagan creer que nos somos capaces"