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John Prisión

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Aculco de Espinoza
John Prisión

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From an early age Arhsso was interested in music; This led him to collaborate with various rock bands, interacting as DJ and instrumental performer in bands of experimental and avant-garde music. His academic preparation took him to the classical music scene, where he soaked up new ideas about current art. At present, Arhsso, prepares his new album, inspired by the pure emotions. Desde temprana ed

ad, Arhsso, estuvo interesado en la música; ello le llevó a colaborar con diversas bandas de rock, interactuando a su paso como DJ e intérprete instrumental en bandas de música experimental y de vanguardia. Su preparación académica lo llevó a la escena musical clásica, donde se empapó de nuevas ideas sobre arte actual. En la actualidad, Arhsso, prepara su nuevo disco, inspirado en las emociones puras.

06/12/2024

Ahí está jajajajajajajaj

06/12/2024

Me parece que está demasiado sencillo... ¿Qué le falta? ¿Qué le sobra? Siento que le falta un toque 😊.

06/12/2024

Oraaa, como que Bad Bunny tiene pagado el wrapped y no lo discutiré (no escuché ni una canción de él y además lo restringí)

06/12/2024

Lo tomo!!

06/12/2024

Nodal se autoproclama experto en tratar a las damas y promete compartir sus conocimientos en videos. ¿El nuevo Temach?

06/12/2024

Así como aceleró sé frenar en seco (y no hablo de coches)

05/12/2024

A ver, preparo mi cafecito, mientras les leo con atención

05/12/2024

Ángela Aguilar es una de las mujeres más bellas de Latam, sin dudas 😍🔥

05/12/2024

Clara se levantó temprano como siempre. El despertador no había sonado aún, pero su cuerpo ya estaba acostumbrado a ese vacío matutino que llenaba con rituales silenciosos: preparar café aguado, estirar la pasta de dientes hasta la última gota, y, por supuesto, ponerle un poco de agua al shampoo para que durara unos días más. A esas alturas, lo hacía casi sin pensar.

Mientras dejaba la botella en la repisa del baño, una hoja doblada sobresalía del marco del espejo. Era una carta de sus hijos, escrita con una caligrafía apurada y decorada con dibujos torpes pero entrañables. La leyó detenidamente, sonriendo a ratos: “Querida mamá, este año queremos que Santa nos traiga un iPhone y una Play 5. Te queremos mucho. Prometemos portarnos bien.”

Clara se sentó en la orilla de la cama y sostuvo la carta entre sus manos. Sabía que esas palabras estaban cargadas de inocencia y deseo, no de exigencia. Sus hijos no conocían el peso de los billetes que no alcanzaban a fin de mes ni el esfuerzo detrás de cada compra pequeña. No era culpa de ellos; era el mundo en el que crecían, donde las ilusiones venían en cajas relucientes y pantallas táctiles.

Suspiró, pensando en las veces que ella misma había escrito cartas parecidas en su infancia. No pedía teléfonos ni consolas, pero soñaba con juguetes sencillos que a veces llegaban y a veces no. Recordó la emoción de encontrar una muñeca de trapo debajo del árbol un año en el que el dinero escaseaba. Su madre le había dicho con ojos cansados, pero llenos de amor: “No es lo que pediste, pero espero que te haga feliz.”

Y lo hizo.

Esa noche, mientras sus hijos dormían, Clara se sentó frente a la computadora y buscó alternativas. Sabía que no podía comprar lo que pedían, pero quería darles algo significativo. Encontró una consola usada, no la última, pero funcional. Decidió que haría todo lo posible para conseguirla.

El día de Navidad, cuando sus hijos abrieron los regalos, sus ojos se iluminaron. No era la Play 5, pero eso no importó. Pasaron horas jugando juntos, riendo, compartiendo.

Clara los observaba desde la cocina, sintiendo una mezcla de alivio y satisfacción. Tal vez nunca podría cumplir todas sus expectativas, pero les estaba enseñando algo más valioso: que el amor se expresa en formas simples y que la felicidad no siempre depende de lo que se pide, sino de lo que se comparte.

Esa noche, al acostarse, sus hijos dejaron una nota junto a su cama: “Gracias, mamá. Prometemos portarnos bien siempre.”

Clara sonrió y, antes de apagar la luz, pensó en cómo la vida, con todas sus dificultades, siempre encontraba maneras de regalar pequeños milagros.

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Sombras - John Prisión . En el jardín de la memoria,donde las sombras se despiden,yo he visto a la mu#rte,con sus ojos de estrella cadente.Pero yo siento su aliento,frio como la nieve en invierno,y veo cómo se desvanece,la vida, como un río que pierde.Y sin embargo, no me asusta,pues en su boca hay un beso,que esconde una verdad amarga,y un secreto que solo ella sabe.

Sombras - John Prisión En el jardín de la memoria, donde las sombras se despiden, yo he visto a la mu#rte, con sus ojos de estrella cadente. Pero yo siento su aliento, frio como la nieve en invierno, y veo cómo se desvanece, la vida, como un río que pierde. Y sin embargo, no me asusta, pues en su boca hay un beso, que esconde una verdad amarga, y un secreto que solo ella sabe.