29/10/2024
Joaquín pregunta a su padre
¿Para dónde vamos cuando morimos?
Escrita por, César Martínez
--- Papá, papá, por qué la gente desaparece, se va. La gente reza, otros gritan anunciando que se han reencontrado con el Altísimo, yo no sé, explícamelo, no tiene sentido --
--Mmm… -- el papá asintió llevándose la mano al mentón, frunciendo el ceño como teniendo la respuesta.
-- Hijo, por qué quieres saber de la desaparición física de un ser humano, qué gusanito te pico para que me hicieras esas preguntas tan difíciles de explicar y tan complicado para entender a tu edad, no sé qué decirte, !ja¡disculpame si mi explicación no está a tu altura -- Dijo el padre compungido echando los hombros hacia atrás, en la existencia de la vida del niño de aproximadamente ocho años. Con la mirada fija, Joaquin veía a su padre perder la cordura, titubeaba creyendo que para su hijo todavía no era el tiempo de comprender la muerte.
--- Papá, aunque más de una ocasión lo has pensado que yo no debo ocuparme de esos temas por lo nuevo de mi cerebro, mi corta edad, apenas estoy dando mis pasos en la escuela, quiero saber para dónde se fue mi abuelo ---, El padre acorralado por las interrogantes de su jóven vástago, poco a poco se convencía que la ignorancia no está en preguntar, sino en dar una buena respuesta y así tranquilizar su verdugo en ese momento.
--- Hijo, yo fui niño también y tuve un papá, cuando pasan los años nos vamos volviendo más fuertes, más altos, guapos. Te aseguro que tu seras muy bonito, en algún momento me vas a presentar tu novia, jeje --- Dijo.
El niño muy atento quiere entender el hilo de la conversación y no entiende a qué se refiere el padre cuando compara su niñez.
--- Papá, me confundes, quisiera entender a qué viene esa comparación, yo quiero saber ¿por qué morimos? y para ¿dónde vamos?, refutó Joaquín.
Retornando al diálogo, el padre comprendió que no podía confundir al niño, cayó a una sencilla razón, algo que sucede en todos los seres humanos, durante la vida es más que urgente vivir al máximo como si fuera el último que vamos a vivir, un día a la vez. Pero claro, hay razón, ¿Por qué pensar en la muerte si hay vida?, ¿Por qué me tengo que preparar para morir?, si vivo como yo quiero. Pero si un día llega, ¿Cómo me va encontrar?, ¿Le voy a tener miedo, me va a doler? --- Por Dios Santo, este niño me va a matar con estas preguntas que no sé cómo responder --- Dijo el padre contrariado. El papá quiere conocer la cosmovisión del niño sobre la muerte, en su yo interno dijo --- No se debe preguntar con otra pregunta, pero violentaré la regla y veré hacia dónde me lleva --- se dijo el padre. Por fin rompe el hielo y saca las garras ante tan embrollo, sin cruzar la frontera.
--- Hijo, para darte mi razón, quiero saber qué entiendes de la muerte para continuar en la respuesta --- dijo el padre sintiendo una ridícula sensación al no saber qué responder ante la inocencia de un párvulo y su vida.
--- Papá, las personas se van hacia otro lugar al que los vivos no podemos ir. Me dijo mi abuelo que si es bueno irán al paraíso, pero si es malo se irán con el malo. Mi abuelo me dijo que ese lugar es horrible, feo --- dijo el niño. El padre se fue acomodando en una silla de respaldo de madera, entendiendo la imaginación y el acierto del niño volvió a preguntarle.
--- Hijo, ¿Dónde crees que está tu abuelo? --- preguntó. El niño exaltado le dijo, --- Papá, ya te dije, la buenas personas se van al paraíso, mi abuelo creo que esta allá, aunque no conocí el resto de su vida porque soy muy joven para ir al pasado de mi abuelo, yo pienso que él está en un mejor lugar, Papá, escuche a la vecina decir que “unos primero y otros después”, le entendí que esto es como la escuela, los que están en primer grado le siguen al segundo y luego al tercero hasta que llegan al sexto.
Ayudemos al papá de Joaquín a salir de este apuro.