08/03/2022
BIOGRAFIA: FAUSTO ARTURO CEBEIRA SAMAYOA
El viernes 6 de junio de 1930, en la ciudad de Guatemala, llego un lindo bebé a alegrar el hogar del coronel Fausto Cebeira Guerra y su esposa, Luz Samayoa de Cebeira. Este sería su único hijo, y muy querido también por abuelos, tías y primas. Se le puso el nombre de Fausto Arturo, y se le conoció cariñosamente como “Tito”.
Tito creció en el seno de la familia Samayoa, en una casona de la zona 1 capitalina, con largas estadías en la finca de los abuelos cerca de La Reforma, San Marcos. Se graduó de 6º Primaria en el Colegio Guatemala.
La familia era de fe católica, pero en 1944 sus padres comenzaron a asistir a la Iglesia Central Presbiteriana. Allí, a los 14 años de edad, Tito dio sus primeros pasos de fe, aceptando a Jesucristo como su Salvador. En 1949 se graduó como Maestro de Educación Primaria de la Escuela Normal Central para Varones. Sirvió un año como maestro y director de la escuela nacional en El Tejar, Chimaltenango.
Poco después, con un préstamo de su abuela y el respaldo de su mamá, compró un camión y comenzó su primera empresa, dedicada a la venta y distribución de teja; apropiadamente, la llamó “El Tejar, L. de Cebeira”. El Señor bendijo grandemente a ésta y sucesivas empresas a través de los años para el sustento de la familia y para apoyo de los ministerios que le serían encomendados a Fausto.
En abril de 1951, la muerte del joven pastor Max Vásquez, mártir de la fe en Alotenango, impactó de gran manera la vida de Fausto. Él mucho nos ha contado que se había apartado de la fe, pero que el testimonio de Max conmovió su corazón y en esa ocasión Fausto renovó sus votos con Dios, dejó sus estudios universitarios y comenzó a colaborar decididamente en la obra de Dios con la Iglesia Emmanuel de la zona 8, ciudad de Guatemala. Allí, en 1954, abrió sus puertas el Colegio Emmanuel, fundado por Fausto y el misionero Eugenio Trotzke.
El 17 de diciembre de 1960 fue una fecha memorable, pues en ella Fausto unió su vida en matrimonio con la señorita Miriam Elizabeth Trotzke, el gran amor de su vida. Juntos invertirían los siguientes 61 años en ardua labor misionera.
Ese mismo año fundaron el Colegio Evangélico “El Aposento Alto”, en colonia La Florida, zona 19 de la capital. Años mas tarde, el nombre del colegio cambió a “Alfa y Omega”. Lo que no cambió fue la pasión por la educación cristiana de la niñez de Guatemala. Cientos de niños y jóvenes guatemaltecos guardan lindos recuerdos de sus años escolares y valoran las enseñanzas que se les inculcaron allí.
Las décadas de los años 60 y 70 fueron de mucho trabajo y mucho fruto. Fausto y Miriam abrieron campos y establecieron 8 iglesias en las inmediaciones de la ciudad capital. En 1965 se incorporó legalmente la Fundación Emmanuel como entidad administrativa. Se estableció el Instituto Teológico Emmanuel para la preparación de pastores, obreros y maestros en las iglesias. Y el Señor bendijo su hogar con siete hijos: Carolina, Fausto Pablo, Margarita, Grace, Sara, Priscila y su primogénito, Pepito, quien se adelantó a la patria celestial poco después de nacer.
En la década de los 80, la obra de Fundación Emmanuel llegó a Guazacapán, en la costa sur, y a la hermana nación de Honduras, donde se estableció una congregación en Ocotepeque y la primera radiodifusora, “Radio Emmanuel”. En 1982, Fausto y Miriam fundaron y pastorearon por varios años una iglesia en la zona 9, ciudad de Guatemala.
En el año 1988 surgió una nueva visión misionera. A raíz de la sangrienta guerra que afectó por muchos años al pueblo del triángulo Ixil, en el departamento del Quiché, Dios puso en el corazón de Fausto la Misión de Amor al Pueblo Ixil. Se establecieron iglesias, centros misioneros, la Radio Ixil y otros proyectos de desarrollo. En forma similar, se iniciaron la Misión de Amor al Pueblo Cakchiquel en la zona de Chimaltenango, y la Misión de Amor al Pueblo Chortí en el área, Chiquimula. Los siguientes años vieron el ministerio de Fundación Emmanuel en el departamento de Peten, en el país de España, y finalmente en Sudán del Sur, en el continente africano.
Para mientras, la familia crecía. Llegaron los nietos, 20 en total, y le cambiaron el nombre a Papabuelito y Pilo. Ellos gozaron de sus trucos por robarles la comida, de su afición al chocolate y de sus abrazos cariñosos. Y crecieron aventureando en Choacorral. Ahora, los bisnietos que lo conocieron, les tendrán que contar a los demás las historias de Papabuelito.
El jueves, 3 de marzo 2022, Fausto Arturo Cebeira Samayoa – Tito, Papa, Papabuelito, Pilo – dejó a un lado su cuerpo terrenal y voló a encontrarse con Jesús. No por virtud de todo lo que Fausto hizo y trabajó es que tuvo ese derecho… por más buenas que sean, nuestras obras nunca son lo suficiente para ganarnos entrada al cielo. Mas bien, es por Jesús, quien redimió su vida y le dio propósito eterno, porque “a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:12)
~ Miriam Carolina Cebeira de Miller